Después de unas cuantas semanas de luto profundo, he conseguido sacar el tiempo (y las ganas) necesarias para rellenar el último capítulo de la octava temporada de Los Hombres de Paco. Esta semana, la profesora Pepa Miranda nos enseñara como convertirse en doctora en tan solo tres pasos. ¿Preparadas? Yo que ustedes prestaría mucha atención a la lección porque a como está la cosa en este mundo lesbicanario nunca se puede saber cuando va a necesitar una saber primeros auxilios.

En fin que nuestro episodio comienza con nuestras chicas felices como lombrices porque una solo se casa una vez (o al menos eso dicen los cuentos de hadas, luego la realidad puede resultar diferente pero bueno…) el caso es que Pepa y Silvia están rodeadas de la gente que las quiere y les aplaude mientras se besan. Y nosotras no podemos evitar suspirar de verlas tan contentas.

Don Lorenzo da un pequeño discurso en el que dice que como él fue el primero que las vio besarse (recordemos que fue él quien las descubrió en pleno morreo en la comunión de Sarita) tiene derecho a decir ¡Vivan las Novias! y todos levantamos nuestras copas al unísono para festejar.

Pepa y Silvia en su boda

Luego le toca el turno a Paco que en eso de brindar no está muy puesto pero lo de dar ordenes se le dá que ni pintado, así que decide ordenarles que sean felices y disfruten el día y nosotras deseando tener un jefe como ese, ¿a que sí?

Entonces llega el marido desaparecido, osease Lucas y grita:

¡Pelirroja!, cada vez tienes mejor gusto para elegir pareja.

Y nunca he estado más de acuerdo con él en esta vida. Porque de él pasó a Montoya que más guapo y decente es, y de Montoya a Pepa que ni se diga. En fin que Lucas llega cual Santa, es decir, cargadito de regalos que si esto fuera una boda decente serían cosas como un porta retratos digital y una batidora.

Pepa feliz

Pero esto es Los Hombres de Paco chicas, aquí la realidad es diferente, así que a Pepa le toca una arma de alto calibre (menudo escopetón) y a Silvia una pulsera. Luego y en vista de que el ambiente empieza a espesarse por el triángulo de las bermudas que se traen Aitor, Sara y Lucas, Silvia decide que es tiempo de movilizar a la people al banquete que comida llena corazón contento.

Pero los problemas comienzan a la hora de sentarse porque Aitor de inmediato ocupa el lugar a un lado de Sara y Lucas se les queda bien con cara de WTF! Paco soluciona momentáneamente el asunto cambiándose él de sitio, pero la boda ya esta perdida porque el trío dinámico no hace más que tirarse puntas.

Y que conste que si hubiese sido mi boda los hubiera corrido a los tres por molestosos. Pero el caso es que no les dio tiempo a nada porque de aperitivos sirvieron queso y me da a mi que a la mafia le gusta el gruyere, porque les vació ahí medio arsenal que dejo todo agujereado.

Todo el mundo se tira al piso al instante intentando evitar la balacera, las copas rotas, la casa hecha un desastre, espero que no hayan rentado los trajes y hayan contratado seguro o ya las veo con una deuda peor que la de la hipoteca, que ya es decir.

Pepa ayudando a Silvia herida

Como en toda buena película que se precie, la mafia hace una pausa (sería para recargar o vaya usted a saber) y entonces podemos hacer el recuento de los daños. De la comida mejor ni hablamos, vamos que las gambas están ahumadas, pero lo que realmente nos deja descolocados a todos es que Silvia ha recibido un disparo que está manchando de rojo su bonito vestido blanco.

Pepa y Don Lorenzo de inmediato la trasladan hasta otro cuarto para intentarla proteger de los disparos y tratar de curarla y ya de paso se llevan a un mesero al que también le toco premio en el hombro.

Nuestra pelirroja siempre ha sido un poco multitasking pero para dejarnos anonadadas decide explicarle a Rita como curarle el hombro al mesero mientras se desangra, si es que la mujer es médico en las buenas y en las malas. En fin que una vez terminado el paciente, le toca ponerse a ver que puede hacer por ella misma, así que le ordena a Pepa que traiga algo para cortar y a don Lorenzo que le corte el vestido para observar la herida.

Silvia intentando mirarse la herida

Digamos tan solo que cuando Pepa dijo que quería conocer a Silvia por fuera y por dentro no era en esto en lo que estaba pensando. Silvia pide un espejo para verse la herida y pide: «Agua hirviendo, un botiquín, limones, cuchillas de afeitar y Ron» y yo solo cruzo los dedos para que la tiendita de la esquina este abierta porque no se de donde va a sacar todo eso Rita.

Yo en mi poca sabiduría médica pensaba que el Ron era para desinfectar, pero Pepa se lo da de anestesia a la pelirroja. Silvia le indica a su padre como preparar una anestesia local (la mujer es un poco MacGyver) y le dice que tiene que operarla.

La bala está alojada en el epigastrio, ha tocado el hígado y afectado a la aorta descendente.

¿Qué significa eso? Ni idea pero me ha sonado muy chungui, y Silvia me lo confirma diciendo que le tienen que sacar la bala o nos comemos el pastel sin ella.

La pelirroja le dice a Don Lorenzo donde tiene que cortar, pero el pobre tiene pulso de maraquero y Silvia no puede sino bromearlo diciendo que seguro que le va a salir genial porque «es el que mejor trinchaba el pavo en navidad» antes de desmayarse.

Pepa en shock

Don Lorenzo le pide a Pepa que le pase el amoniaco para despertar a la novia, pero Pepa la pobre está en estado de shock y no reacciona. Él intenta hacerla reaccionar pero ella solo responde:

No puedo…no puedo verla Don Lorenzo se va a…es que no puedo. Llevo desde los quince años huyendo de todo lo que me había daño, y era muy fácil, simplemente cogía mi coche y me iba a otra ciudad. Pero esta vez no, no puedo salir corriendo. Lo que más quiero en este mundo está ahí desangrándose y tengo miedo. No puedo levantarme y acercarme a ella sin caerme, no puedo, no puedo…tengo miedo…

Don Lorenzo le dice que él también comparte su miedo pero que ambos la van a sacar adelante, que entre los dos la van a salvar y entonces ambos se abrazan para darse ánimos. Ambos vuelven al lado de Silvia y como el pulso del comisario no ha mejorado en los últimos minutos Pepa decide que ella va a hacer la incisión.

Mientras tanto en el otro cuarto a Paco le entra un trabe mental y empieza a gritar: «Que se besen, que se besen» y todo el mundo le sigue la bola porque están en medio de una masacre en una boda y es lo único que se puede hacer. El ruido les llega hasta el cuarto donde están cuidando a Silvia y ambas deciden que al público lo que pida así que sellan su amor con un beso un tanto ensangrentado pero lleno de cariño.

Pepa y Silvia besándose

Pepa se pone manos a la obra y con una cuchara empieza a buscar la bala, la verdad es que la escena es un tanto gore, pero la aguantamos como las verdaderas machas porque nosotras con las PepSi como en los matrimonios, en las buenas y en las malas, en la salud y en las balaceras.

Pepa operando a Silvia

Silvia empieza a perder el sentido, así que Don Lorenzo le pide que le hable de la luna de miel que van a tener y ella le cuenta que van a irse a Santiago de Chile a una isla donde se van a quedar solas Pepa y ella, snifs.

Pepa encuentra la bala y entonces Silvia grita ¡no la cojas! y a todas se nos encoje el corazón porque sabemos lo que significan esas palabras. La pelirroja les agradece a los dos lo bien lo que lo han hecho.

¿Te acuerdas cuando tenía 5 años? Que nos cantabas a Lola y a mi aquella canción de Juan Gabriel. Pepa mi padre siempre se enfadaba con nosotras porque no queríamos ir a la cama. Pero luego venía y nos cantaba y yo no me podía dormir si no la oía…y no me daba un beso. ¿Cómo era?

Don Lorenzo empieza a cantar: Probablemente ya, de mi te has olvidado, y mientras tanto yo, te seguiré esperando, no me he querido ir, para ver si algún día, que tu quieras volver, me encuentras todavía.

Y mientras tanto nosotras vemos a la pelirroja perder poco a poco la energía que nos hizo enamorarnos de ella. Y nuestro corazón se desangra un poquitito junto a ella a medida que los versos de la canción van pasando y nos damos cuenta de que esta es la última vez que vemos a nuestras PepSi juntas.

Pepa abrazando a silvia

Y así ha terminado la historia de amor de nuestras Pepa y Silvia, casi que no había hecho el resumen porque sabía que al escribir estas palabras le estaba poniendo fin a la historia de las chicas en este blog. Porque este es el último resumen en el que contaré la historia de las chicas y eso es muy triste.

Pero en fin, todo en esta vida se termina y esta vez nos ha tocado bailar con la más fea. Aun así me quedo con la bonita frase del final que puede consolar nuestras penas.

Me gustaría que supiesen que mereció la pena, que la muerte nos encontró rodeados de amigos y de la gente que nos quiere. Y que si pudiese elegir un final, sería algo parecido a este. Porque ahora sé que seguir viviendo no es pasar las hojas de un calendario sino entender, que cada hoja de ese calendario es único e irrepetible.

La historia de las chicas fue única e irrepetible, ¿verdad? así que lo dicho, vamos a quedarnos con los bonitos momentos y a tratar de olvidar el final.

Pepa y Silvia