¡Hola señoras! Para quien no lo sepa (o sea, la mayoría), soy gran aficionada a revolver toda la internet en busca de cortometrajes. ¿Por qué? No, no es porque sea una enferma (que eso también es una alternativa de respuesta), sino porque a veces es en estos formatos donde se encuentra mayor variedad de contenidos, historias, etcétera.

Por supuesto, así como hay cortos muy bonitos, los hay regulares y pésimos. Hoy les traigo una selección de tres cortos y la calificación se la pueden poner ustedes.

El primero, Crafty, protagonizado por Jenny Hagel y dirigido por la misma y Erik Gernand, mezcla un poco de humor político con insinuaciones sexuales. Pero no, no hay sexo. Tampoco es de política. ¿Pero de qué se trata? Bueno, es una activista política capaz de lo que sea para conseguir firmas en apoyo al matrimonio gay. La idea es original, está muy bien filmado, las actuaciones están muy bien…creo que merece la pena echarle un vistazo. Y para la que diga…”Ay, pero esa cara la tengo vista, ¿de dónde será?”, la protagonista ya tuvo lugar en el blog con otro corto Tech Support.

El segundo corto se llama La Señal, escrito y dirigido por Estibaliz Valiño y Eva Mateos. La historia trata sobre una perdedora, bueno, algo asi…la protagonista perdió novia, trabajo, todo. Va por la vida buscando una señal, un cambio o algo, y lo que menos se imagina es que la señal va a venir de manera tan disparatada. No puedo contarles más porque sino directamente les termino contando toda la historia, dura menos de 4 minutos, así que no tienen excusas para no verlo.

Y el último corto es quizá el más bizarro de todos. El nombre del mismo es Luz y está dirigido por Pablo Aragüés. La historia se centra en Luz, una chica que está perdida en la vida, con una madre con la que tiene una mala relación y a la que la salud no le sonríe. Este corto me resulta un poco inclasificable, yo lo pondría en categoría WTF, hay un poco de drama, de sexo loco, vampiros….creo que lo mejor es que saquen sus propias conclusiones.

Ya saben, críticas o alabanzas a sus creadores, no maten a la mensajera. Que los disfruten… o no los padezcan demasiado, según sea el caso. ¡Hasta la próxima! 🙂