Este capítulo de El Ministerio del Tiempo empieza intenso, ya que en una excavación arqueológica se encuentran con un móvil (un smartphone, cosa cara) y a los muchachos casi se les caen los ojos de las cuencas porque, ¿cómo va a haber móviles en el siglo XVI? Según nos informa nuestra querida Irene, era una cueva que utilizaban ladrones para esconder obras de arte y todo data de la misma fecha. Han localizado al dueño del móvil, que es un empresario corrupto del siglo XXI.

"¿Veis? No me coge la muy capulla"

«¿Veis? No me coge la muy capulla»

Han encontrado un número de teléfono desconocido, pero cuando llaman a él, nunca hay respuesta. Sobra decir que al otro lado de la línea aparece Lola con cara de mala uva (pero ellos no saben que pertenece a ella, qué giro loco) y tira el móvil a la basura. Tienen que viajar a ver si lo pillan, lo de siempre. Salvador designa a Ernesto como supervisor de la operación e Irene se cruza de brazos muy ofendida, porque “¿y yo qué?” Pero tranquilas, que también le guardan una misión: Interrogar a Walcott. ¿Os acordáis? Al que metieron en una mazmorra del siglo XI. Irene tiene un poco cara de poema en este momento, se nota que no le hace mucha gracia.

Salvador: ¿Algún problema?

Irene: No.

Salvador: Sí, sí lo hay.

Irene: Leiva está encerrado allí, nada más.

Salvador: Sé lo que Leiva ha significado para usted y para este Ministerio, pero hay que pasar página. Mire Irene… Por primera vez desde que existe el Ministerio hemos localizado a un viajero del tiempo que viaja de una forma que nosotros no controlamos. Y ese es un tema grave, muy grave.

Irene: Lo sé. Iré a interrogar a Walcott ahora mismo.

"Miro para abajo para que no se note que esta misión me pone nerviosa"

Miro para abajo para que no se note que esta misión me pone nerviosa

¿Que quién es Leiva? Ahhh, más misterios. Porque otra cosa no, pero el Ministerio está plagado de ellos, parece Hogwarts. Espero que no sea su antiguo marido, porque más dramas no, ¿eh? Total, que Amelia, Alonso y Julián viajan al pasado y ella y Julián no paran con el flirteo, pero sin que ninguno de los dos sea todavía muy consciente de ello. Él le dice que está muy guapa y a mí me parece mal, porque está obsesionado con su mujer muerta y con estas cosas sólo consigue que la niña se enamorisque más. ¡Vade retro, Julián!

Irene ya ha viajado a interrogar a Walcott, que está en una celda con unas pintas deprimentísimas. Le da una hamburguesa, porque él está que se le salen las tripas por la boca del hambre y ella se ve que antes de visitarlo ha pasado por el McDonalds. Para eso siempre hay tiempo. El tío no suelta ni prenda e Irene está en plan mala malísima, que le falta la risa malévola y es la bruja de Blancanieves. Tal cual, además, porque le revela que la hamburguesa que le acaba de dar estaba envenenada y ella tiene el único antídoto. Muajajajaja.

"¿Quieres el antítodo, eh? ¡Pues te jodes!"

«¿Quieres el antítodo, eh? ¡Pues te jodes!»

El dolor de estómago es el primer síntoma, luego no podrás tenerte en pie y en un par de horas estarás muerto.

O_O No sé vosotras, lesbicanarias, pero yo no me imaginaba que Irene pudiese tener un lado tan oscuro, empleando métodos de tortura directamente. Vale que la mujer parece un poco fría (aunque yo prefiero verla como una persona muy racional), pero de ahí a envenenar a un preso, pues qué queréis que os diga… Mal rollito. Ya como está subidísima en la parra, saca una bolsa de dinero y soborna al guardia para que le deje ver a Leiva. Está de diva total en este capítulo, es algo fantástico.

Irene en plan "en tu hora más aciaga, vengo a ti"

Irene en plan «en tu hora más aciaga, vengo a ti»

Mientras la patrulla en su misión se encuentra con el Lazarillo de Tormes, Irene cumple su deseo y va a visitar a Leiva. Entre la luz de la antorcha y las ropas que lleva, parece una aparición de la virgen. Están ahí emocionados perdidos porque Irene utilizó el truco del veneno y se ve que “aprendió del mejor”, en sus propias palabras. A ver, relaja la raja, tía, que aprender métodos de tortura no sé yo si es algo de lo que presumir.

Nos llega un flashback de Irene con un vestidito muy casto y con cara de ser la persona más inocente del mundo en su primer día de Ministerio. Lo que nos queda claro (a parte de que gracias al Ministerio dejó de reprimirse y empezó a vivir su vida como realmente quería) es que Leiva fue el reclutador de Irene y ahora entendemos que su relación debe ser algo tipo mentor-alumna.

Irene entrando en su futura vida de lesbiana orgullosa

Irene entrando en su futura vida de lesbiana orgullosa

De vuelta en el presente, Leiva está malito perdido, tiene una tos que no augura nada bueno porque en una mazmorra del siglo XI, imaginaos. Vivirá rodeado de roña, humedad y condiciones de salud lamentables. La cara de Irene es la viva imagen del cariño y la preocupación, así que le cuenta la versión oficial que han dado a su familia: que murió en una misión. Leiva le tiene mucho rencor a Salvador, porque fue quien lo metió ahí tras haber intentando salvar a su hijo de leucemia saltándose las normas del Ministerio. Fue un rebelde de la vida. Yo creo que Irene es una persona que está muy dividida internamente y no sabe qué hacer con todo ello.

Irene: ¿Recuerdas lo que nos repetías a los que empezábamos? Ningún agente se queda atrás. Dime qué puedo hacer por ti.

Leiva: Decirme el nombre de quién me traicionó. Algún día tendrá que pagar por lo que me hizo, a mí y a mis compañeros.

"¡No acerques tanto la antorcha, que me achicharras las cejas!"

«¡No acerques tanto la antorcha, que me achicharras las cejas!»

Irene pone carita rara y uy, qué sospecha más tonta me ha entrado. Pero bueno, ahora ya sabemos más de su pasado y algo que nos llevamos. Porque los otros tres lo único que están haciendo es pasearse por Salamanca con un retrato del hombre del móvil, que resulta ser el corregidor real y es malo malísimo. Pero de verdad, no como Irene, que sólo da el pego porque es molona y, gracias a ello, obtiene la información de Walcott: Los americanos viajan por un túnel del tiempo que funciona con energía nuclear. Al principio querían que fuese para viajes turísticos pero una cosa llevó a la otra y ya veis. Uno empieza yendo a ver la Biblioteca de Alejandría y termina queriendo cambiar la historia para robar el Guernica. Pasa mucho. Quiero hacer un inciso porque en esta escena con Salvador, Irene está un poco en modo Sharon Stone en Instinto Básico.

Sexy se nace

Sexy se nace

Como Walcott estaba muy débil, Irene promete que volverá a visitarlo para sonsacarle más información. Salvador y ella se intercambian miradas del palo “no te creo nada, qué tramas, trago saliva, por dios qué tensión”. A mí Irene me da pena porque se nota que tiene un cacao mental importante. Menos mal que ahí está Angustias, que capta al vuelo que ha hablado con Leiva, aunque Irene está muy dolida.

Angustias: Cometió un error.

Irene: ¡Todos los cometemos! ¿Pero sabes lo que más me jode? Estar aquí tranquilamente contigo bebiéndome una cerveza cuando sé que él sólo puede beber agua infecta. Porque por muy mal que me sienta yo hoy, mañana me encargo de otra misión y me olvido de él. Como todos.

Angustias: En el mundo hay mucha gente que sufre, pero hasta que no los tenemos cerca, no nos damos cuenta de que existen. Es injusto.

Irene: No, no te estoy hablando del mundo, Angustias. Te estoy hablando de este sitio, de este Ministerio, que se trata de cruzar la puerta 36… Porque serán criminales muy peligrosos, pero te aseguro que las condiciones infrahumanas de ese penal también son criminales. Es una vergüenza, hombre.

Angustias: Díselo a Salvador.

Irene: Aquí las reivindicaciones no sirven de nada, ya lo sabes. Pobre Leiva… Te pueden encargar el trabajo sucio de este Ministerio durante más de media vida y si se tuercen las cosas, si te he visto no me acuerdo.

"¡Este Ministerio es una mierda, Angustias!"

«¡Este Ministerio es una mierda, Angustias!»

¡Muy bien dicho! Irene cada vez suena más como Leiva o como Lola, gente muy desencantada con el Ministerio y la hipocresía de sus jefes. A mí me da que va para revolucionaria. ¡Amémosla! Tras haberse desahogado a gusto, Angustias promete guardarle el secreto y menos mal. Confiamos en ti, Angustias.

En cuando a la trama episódica, os interesará saber que Lola está liadilla con el corregidor. ¡Sorpresa! Está metida en todos los fregaos. Él la engaña porque quiere cambiar la historia en su beneficio, pero Lola no es mujer de poca acción precisamente y enseguida le echa en cara que han encontrado el móvil y que ella piensa entregarlo al Ministerio. Ojito con Lola, que ella tiene muy claro qué líneas se pueden o no cruzar. Os tiene que caer bien esta mujer, es muy badass y tiene principios firmes.

"Conmigo no te pases ni un pelín"

«Conmigo no te pases ni un pelín»

Al final, cumple con su intención de encontrarse con la patrulla, pero ellos le echan en cara un montón de cosas con el típico discurso del Ministerio. Lola es dignísima y, como siempre, les hace ver las cosas de otra manera, especialmente a Amelia, que parece que cada vez está más convencida de la versión que da Lola. Di que sí, Amelia, júntate con Irene, escapad del Ministerio y viajad con Lola por el tiempo a salvar personas. Sería planazo.

Volvemos a Irene, que está robando el capítulo con su trama (y a nosotras que nos alegra). Resulta que lleva unas medicinas a Leiva en secreto haciendo cumplir el lema de “ningún agente se queda atrás”. Y mientras ella sigue su trama paralela, en el Ministerio aparece otra mujerona: Mar Saura. Salvador dice “la que faltaba”. Pues sí, la que faltaba para nuestro deleite. ¡Ya te digo!

"Holii, lesbicanarias"

«Holii, lesbicanarias»

Interpreta a una especie de enlace entre la presidencia del Gobierno y el Ministerio, así que ya debe ser una vieja conocida del lugar. Con su cara de “soy sexy y un poco mala”, exige que suelten a Walcott por influencia de la embajada estadounidense.

Obviamente al final del capitulo confluyen las cosas, salvan al Lazarillo de una ejecución y todo termina chachi piruli. Cazan al corregidor gracias a Lola Mendieta, así que incluso a ella le dan una cierta ventaja para escapar. Y tras todo lo que ha tenido que hacer Irene, sueltan a Walcott, así que todo para nada. Salvador le dice que “no se torture por ello”. Ja, tortura, qué cachondo.

"Mírame mientras te hablo, Salvador"

«Mírame mientras te hablo, Salvador»

Irene: Míralo, ahí está. Lo empujaría por el pozo escaleras abajo. ¡Joder, es injusto!

Salvador: Son órdenes de arriba.

Irene: No entiendo cómo ese hombre está libre y Leiva sigue encerrado en esa infamia de castillo medieval. No digo que no se le castigue, pero merece un trato digno.

Salvador: Mañana mismo me encargaré de que lo trasladen a un lugar más saludable, se lo juro. Después de esto, creo que ha llegado el momento de saltarse las reglas alguna vez.

¡Iba siendo hora, hombre! Pero no todo puede salir bien, está claro. Así que cuando abren la puerta de la celda de Leiva para darle la comida, se lo encuentran inconsciente en el suelo. ¿Estará muerto? Verás cuando se entere Irene, con lo revolucionaria que se está volviendo. Parece que el reencuentro con Leiva ha despertado cosillas en su interior y, conociendo lo mucho que se ha pasado las normas por el forro durante esta temporada, es algo que le pega mucho. Que me gusta esta nueva Irene Larra, vaya. ¿Y a vosotras?