Bitácoras-de-Hostel-libro-lésbico

Si estás leyendo esto, es porque estoy muerta.

Así comienza esta novela o, mejor dicho, este diario de viaje: lo que se ha llamado un “cuaderno de bitácora”. Isis, la productora de frase tan definitiva y fatal, es una chica uruguaya, recepcionista de hostel. Un día decide viajar y el diario lo recibe finalmente una amiga y compañera de trabajo. Estas son las dos voces narrativas que encontraremos en la novela, que siempre se articulan en primera persona, tanto si habla Isis como si reflexiona su amiga. Eso sí, lo hacen en capítulos separados y las historias que cuentan son lo nos permite identificar cuál es la narradora en cada momento.

Los viajes son siempre una aventura. Pero, para Isis lo son aún más: ella hace woofing. Woofing es una forma de viajar que consiste en que el/la mochilero/a se paga con su trabajo la estancia y manutención en los lugares que va visitando. Ello implica que el errante debe permanecer una cierta temporada en cada lugar, y por tanto profundiza más en los sitios que quiere conocer. El sistema ofrece aún otra ventaja: una implicación con los indígenas mucho más estrecha que la que establece el viajero convencional (no ya el turista, que simplemente transita fugazmente sacándole fotos a todo). Y además se pueden establecer relaciones más intensas con los otros compañeros de woofing y visitantes en general.

Isis llega Nueva Zelanda. La tierra kiwi, desconocida para la mayoría de nosotras (supongo), a juzgar por lo que describe el libro es simplemente espectacular y magnífica. Lástima que quede tan lejos: aunque eso le daría al viaje más aventurerismo, ¿no? Cierto es que, como también señala la novela, se han rodado tantas películas allí que podemos hacernos alguna idea aproximada: El Señor de los Anillos, por ejemplo. Pero se me ocurre algo que nos hace más emoción: Xena, la Princesa Guerrera. Emoción es poco decir para las verdaderas Xena….: a este subtipo de fans se les podría organizar viajes temáticos…y sería un más que probable éxito.

Además de describir lo maravilloso de la tierra neozelandesa, Isis conoce gente. Mucha gente. Unos más especiales que otros. Pero si hay alguien que le deja una huella indeleble, que más que huella es herida, esa es Francia. No se llama Francia. Su nombre alemán suena como decir “Francia” y tiene una hermana con nombre homófono a “Eslovenia”. Pero lo que nos interesa es la chica “francesa”. Isis se enamora de ella. Es la primera vez que se enamora de una mujer, y los efectos son devastadores. Al principio todo va bien, pero pronto Francia se descubre como alguien no dado a cubrir expectativas. Isis, al igual que la diosa egipcia de la que toma su nombre, intentará encontrar sus pedazos (o los pedazos de su corazón, mejor dicho) para volverlos a ensamblar. Y esto lo hará viajando.

En su trasiego seguirá encontrando a más personas. Las relaciones personales serán a veces tan hondas que durante un instante, o incluso una temporada, pensará que su herida está sanada y que el amor puede florecer con otra persona.

Isis es absoluta y convencidamente bisexual. Puede enamorarse de verdad de un hombre, desearlo sexualmente, llegar a lo más profundo del amor con él. También puede hacer eso mismo con una mujer. Pero todo depende de lo que mande su corazón. ¿Podrá Isis rehacer su vida con otra persona o el fantasma de Francia seguirá acosando sus sentimientos? ¿Llegará a deshacerse de su doloroso recuerdo?

Me gustaría que Claudio fuese mi ave pero no lo es, y no quiero que ella ni otra ave se ponga entre nosotros, él se merece nido en un corazón, y por ello debo dejarlo ir. (Pág. 148)

El mayor punto a favor que tiene la novela es precisamente lo que anuncia en su título: es un libro de viajes. Nos lleva, nos transporta, nos muestra y abre nuestras ventanas sensoriales a parajes no conocidos, con todo lo fascinante que eso puede ser.

Los lugares que visita, por ende, resultan bastante exóticos (al menos para mi mentalidad europea, casi paraísos terrenales inalcanzables) y esto resulta muy atractivo. Aunque no sea lo mismo que hacerlo de verdad, la posibilidad de viajar desde un libro siempre ha sido una de los mayores atractivos de la lectura.

Hay que señalar además que el concepto “viaje” tiene una dimensión añadida: como en muchas otras obras, no tiene un único significado de desplazamiento espacial. Quizá lo más interesante siempre es que quien “viaja” lo hace desde su interior y entonces el movimiento se realiza en un sentido de autoconocimiento, de superación, de aprendizaje emocional y de crecimiento personal. Esta perspectiva está muy marcada en el libro, que se explaya bastante en reflexiones personales sobre el propio yo o, incluso, sobre cuestiones trascendentes acerca de la vida y la existencia humanas.

Lo que deba ser, será. Así que no debemos desesperarnos, no debo sentir miedo, tú también debes tranquilizar este corazón enorme que tienes. Eso es lo que la naturaleza intenta explicarnos en sus fenómenos cíclicos, en cada árbol que te hipnotiza, cada burbuja, cada tormenta… (Pág. 159).

Si tuviera que señalar algún aspecto mejorable, probablemente sería que el desfile de personajes a veces resulta un tanto confuso y no facilita que nos familiaricemos con ellos: pasan fugazmente y muchos parecen no importar. Pero tal vez sea esa la idea: a lo largo de tu vida conoces a una gran cantidad de gente: sin embargo muy pocos tienen un papel importante o simplemente digno de recordarse en tu vida. No olvidemos que esta es una novela de viajeros errantes, de gente que viene y que va, que se encuentran por casualidad y vuelven a irse…y conocen a otras personas, y no vuelven a ver nunca a las anteriores. Por lo tanto, siguiendo esta lógica, tal vez el pequeño “defecto” no lo sea, sino que más bien resulte una congruente constatación de lo que es la vida real: espiritualmente, según muchas religiones, un viaje hacia alguna parte. Aunque en la novela queda patente una cierta preferencia por el budismo, dado el hincapié que se hace en el tema de la reencarnación.

Desde luego, es una novela diferente, algo a lo que no estamos acostumbradas. Si queréis viajar con la mente y el corazón, este es vuestro libro. Que lo disfrutéis, si os apetece.

Edición citada: DELGADO, L. Bitácoras de Hostel. Editorial Falsaria. Madrid, 2015.