El caso de la web que ofrecía curar la homosexualidad y porqué hay que frenarlas

Soy lo suficientemente mayor para recordar una época sin internet. Remotamente, pero lo suficiente para decir con propiedad que, por más defectos que tenga la nueva era tecnológica, globalizada, que vivimos, no la cambio por una situación off-line.

Sin embargo, con todo lo positivo y maravilloso que tiene para ofrecer la sociedad web, no podemos, ni debemos, ignorar esas tendencias maliciosas. Posiblemente todos nos decantamos por pensar en hackers, pero me voy a referir a personajes más patéticos, si me lo permiten.

Vamos a hablar de la gente que se cree que tiene licencia para ofrecer su odio en forma de opinión, como si eso le diera mayor validez o prestigio. Hay quienes no pierden el tiempo en escupir datos completamente falsos, fundados en mentalidades retrógradas basadas en ignorancia y miedos.

Va de fraudes

Esta misma semana vi una nota a través de Twitter en la que se mencionaba el escándalo que armó un chef australiano. Pete Evans es famoso, no por ser chef, sino por una dieta llamada Paleo Diet, que básicamente consiste en regresar a una dieta más simple y básica, como la que ingerían los primeros humanos. Comer como en el paleolítico, vamos.

Cuándo tu ensalada te cuenta un chiste.

Recientemente Evans, que recordamos es simplemente chef, y que tiene tendencia a interactuar mucho con sus seguidores en las redes sociales y darles consejos, así como si fuera él nutricionista, le respondió a una mujer que estaba preocupada por su osteoporosis y el consumo de medicamentos como único método para tratarla.

«-He sido diagnosticada con esteoporosis. Mi médico insiste en que la medicación es la única opción. ¿Puede ayudar la dieta Paleo? -PE: Recomiendo eliminar los lácteos y seguir la dieta Paleo, porque el calcio de los lácteos remueve el calcio de los huesos -¿En serio? Voy a tener que leer más sobre esto. -PE: Lée uno de mis comentarios sobre clacio. La mayoría de los médicos no conocen esta información»

El Paleo Bro, como le dicen algunos, decidió que con tanta fama, y seguro de tanto ver Grey’s Anatomy o Scrubs, tenía suficiente licencia para decirle que la mejor solución es eliminar los lácteos, porque según él el calcio natural de estos productos anula el calcio natural de los huesos en un fantasioso cero mata cero que se inventó en un golpe de inspiración ficticia.

Lo siento haters, no se cura

No mucho después vengo y me encuentro con este titular de El País:

Denunciada una web por ofrecer “curar la homosexualidad” https://t.co/KYgSYd0JTl

— EL PAÍS (@el_pais) August 29, 2016

Si se toman el tiempo de leerlo, que vale la pena, bien. Si no, les cuento. Se trata de una mujer llamada Elena Lorenzo Rego, (si la quieren pasar a saludar en Twitter, pero no escribe desde 2014) que asegura ser «coach profesional y terapeuta especializada en orientación sexual dirigida a personas con Atracción al Mismo Sexo (AMS) y sus familiares«. En otras palabras, que dice curar eso de ser queer.

Elijo ignorar este veredicto.

El Atracción al Mismo Sexo, está en mayúsculas y tiene sus siglas, porque este ser lo trata como una enfermedad. Como si fuera TEPT, TOC, u otra. Ahora ya no existe esta web (aunque como vemos arriba, si hacen click en su nombre,  hay otra o es la misma que volvió), porque el colectivo Arcópoli, que es una asociación que protege y lucha por los derechos de la comunidad LGBT+, se encargó de abrirle un expediente, bajo la nueva ley contra la LGBTIfobia que entró en vigor a penas el 11 de agosto de este 2016.

Porque los titulares sensacionalistas venden

Cuándo hay un drama que no te incumbe.

Entre otras dudosas y hasta ridículas cosas, la web presentaba supuestos testimonios de «pacientes curados», como el de un hombre inglés que «Pasé de ser una persona arrogante, tratando desesperadamente de ocultar mi profunda inseguridad en situaciones de grupo, a ser un tipo fuerte, asertivo que amaba los deportes y las películas de guerra«, que después de «más de 200 relaciones homosexuales con hombres» ahora está «felizmente casado y con una hija«.

Obviando el espantoso estereotipo de que no se es hombre si no eres guarro, con afición al deporte y a la violencia. No dejemos de notar que la bisexualidad, al parecer, es completamente insignificante, al punto de que ni se considera una posibilidad. O que las personas gay son infelices hasta que se vuelven hetero. O cualquier cantidad de burradas más.

Mis sentidos satánicos titilan.

No es, o era, el único testimonio, claro. Había otros títulos como «Me di cuenta de que no era gay«, o «Leonora, dejando atrás el lesbianismo«.

En internet todos somos expertos

Esta supuesta coach y terapeuta también tuvo la cara de anunciarse en Grindr, que si no lo sabían les cuento, es una red social de contactos para hombres gay. Vamos como si viniera a anunciarse aquí mismo.

Nunca me sentí tan queer.

Desde Arcópoli advierten que todas las bobadas que se aseguraban en esta web, más allá de ridículas, son completamente infundadas. Hay personas que son diestras, hay personas que son zurdas y hay personas que son ambidiestras, es así y punto. Hay personas que son heterosexuales, hay gays y lesbianas y bisexuales también. Y asexuales y pansexuales. ¿Por qué te es tan importante la sexualidad de otros?

Y no me vengan con que no es natural, porque ya está más que comprobado que sí, en toda la naturaleza y en los humanos. Existimos desde hace mucho y no nos vamos a ir a ninguna parte.

«Yo soy súper gay. Como, la más gay de las gays»

La amenaza de esta web, que por cierto más allá de cometer fraude publicando datos falsos, lo que hacía era sembrar una semilla podrida en la opinión pública, está eliminada gracias a la acción metódica de Arcópoli.

Irresponsabilidad impune

Es el mismo efecto de Donald Trump, que se para ante un micrófono a vomitar odio y respaldarlo con datos falsos y tonterías que se le ocurren a vuelo, para que después se crea que puede decir que no es odio sino hechos, y no. Eso no vale. Tratar de disfrazar tu odio de moral sólo te hace todavía más terrible.

Verán, estamos en un punto en que la gente cree que le tienen que ofrecer todo listo para consumir, sin más esfuerzo que recibir la información de parte de otros. Y está bien, el objetivo de los medios de comunicación es ese, después de todo, recolectar datos, hechos, y transmitirlos de la manera lo más objetiva y veraz posible, por más que estén inclinadas a ciertos cortes editoriales.

El problema es que eso ya no es tan así como debería. Los medios están siendo consumidos a un paso voraz e insaciable. La presión por llegar primero y vender más crea barbaridades. Los medios a veces se olvidan del objetivo fundamental, en la carrera por no desaparecer. El sensacionalismo también juega un papel grande, porque, además, la gente quiere impactarse, quiere indignarse, quiere demostrar que es más justo y moral que nadie más.

Abusos y antecedentes

Ahí aparecen también aprovechadores, gente que se cree que puede engañar a otros con fines ya sean de lucro o de entretenimiento. ¿Se acuerdan del The Dark Knight? Hay una escena en la que el Joker explica por qué hace las cosas malas que hace, mientras muchos esperan una historia triste, un pasado traumático, él nos da algo que pocos consideramos: Lo hago porque soy un agente del caos.

Hay personas que son así, especialmente cuando se sienten protegidos por el manto del anonimato, por una pantalla, un teclado y un click. O personas que quieren expresar su ignorancia como si fuera conocimiento. O que no encuentran otra forma de expresar sus frustraciones. Porque eso de escuchar, entender y abrir la mente es demasiado pedir.

Otro caso

Cuando recién acababa el mundial de fútbol que se celebró en Brasil, en 2014, Lionel Messi se vio en el ojo del huracán mediático. Porque entonces lo que vendía era la desolación argentina de otro título que se escurría de entre las manos del mejor jugador del mundo (o uno de los dos mejores, al menos).

Las personas se volvieron implacables y los medios no perdieron tiempo en alimentarles, todo con tal de generar clicks. Claro que también estaban quienes le defendían, porque es un tanto exagerado crucificar a un jugador por un partido de fútbol, (lo siento, ya sé que es una pasión, a mí también me gusta, pero por favor. Y tienen las agallas de criticar a las chicas adolescentes por sus dramas)

En fin que tuvo sus defensores también. Pero me quedo con un post que vi en Facebook repetido por mil. Porque todo el mundo lo compartió como si fuera una pieza irrefutable de verdad. Se trataba de un post en el que un periodista aseguraba que Messi padece del síndrome de Asperger, un tipo de autismo.

Por supuesto esto es falso. El autor se aferraba a la personalidad tímida, calmada y serena del jugador para encender una vena de vergüenza y protección hacia su ídolo en un momento en el que se veía acosado por furias irracionales.

Consumamos contenido con sentido común

El punto es que este autor se acreditó una experiencia médica que no posee para diagnosticar a una persona a la que no conoce. Y todo el mundo se lo creyó. Como periodista mi instinto automático fue buscar otras fuentes que hablaran del tema, principalmente porque la fuente que estaba viendo no me era familiar. Un par de minutos en Google fueron suficientes para darme cuenta del engaño.

Pero eso no es lo que hace la gente. La gente consume la información porque asume que nadie publica algo sin fundamentos. Porque así es como debería ser. El problema es que no siempre lo es. Los medios de prestigio suelen ser la mejor opción, pero aun así también caen en aguas turbias.

Por ejemplo AP recientemente publicó una pieza sobre Hillary Clinton que tiene verdades a medias, porque consiguieron informaciones a medias. El problema es que la frustración por los obstáculos conseguidos a la hora de buscar los datos, se convirtió en una noticia de poca credibilidad.

Es peligroso, sí

Entonces imagínense el daño que hacen este tipo de cosas. La seguidora del chef, que se queda con una respuesta irresponsable que posiblemente le haga abandonar las fuentes naturales de calcio sufriendo de osteoporosis. Los padres de un joven queer, que creen que su pobre retoño está enfermo y que debe ser internado para «curarse».

Las personas de la comunidad LGBT+ no tienen una vida más dura por ser queer, vamos a entendernos, tienen una vida más dura por la homofobia y la ignorancia que impulsan este tipo de contenidos. Como esas «iglesias» que ofrecen curas milagrosas por un precio acorde al milagro, o esos adivinadores de fortuna que también te venden remedios para males esotéricos que ellos mismos te plantan en la mente.

Pero peor, porque seguro más de un padre estará buscando lugares que ofrezcan tratamientos para curar a sus hijos L, o G, o B, o T, o +. O habrá casos más extremos que simplemente se queden con el concepto de que ser queer es «curable» y decidan que ellos pueden tener el remedio. Hay lugares en que se violan mujeres lesbianas para curarlas también. Ya me dirán si eso tiene algún sentido moral.

Mi consejo es, antes de creerse una historia, mejor intenten conseguirla, al menos, en dos fuentes confiables adicionales. Si ven cosas como estas, denúncienlas, señálenlas. Esta coach/terapeuta ahora no se consigue por ningún lado. Se la tragó misteriosamente la tierra. Y espero que se quede ahí.