cdmx-parade

Han pasado cuatro días desde la última (ojalá) de las Marchas «por la familia» organizadas por el Frente Nacional por la Familia, organización que se jacta de no ser discriminatoria ni incitar al odio.

En esta ocasión CDMX se vistió de colores rosa y azul, no por la bandera trans, sino por miles de personas quienes defienden la «familia natural», rosa y azul por niñas y niños. Ellos están en contra de las iniciativas incluyentes de la Presidencia de México. Con un número real de aproximadamente 20 mil asistentes (presumían 400 mil) hablaban sobre el matrimonio entre hombre y mujer, ya saben, estos conservadores que se rigen por la Biblia creen que solo pueden vulnerar los derechos del otro solo porque eso dice un libro viejísimo.

Pero no todo estaba perdido, un conjunto de 500 personas pertenecientes y simpatizantes del Frente del Orgullo Nacional encabezado por la legendaria activista mexicana Patria Jiménez se manifestaron a favor del estado laico el cual rige a México desde 1859. También se pide por el reconocimiento de TODAS las familias, que dentro de la diversidad, no solo sexual, merecen ser incluidas y amparadas por la ley.

Ya estamos cansados y cansadas, no físicamente ni como colectivo LGBTI, sino como población. Estamos llegando a un punto donde las marchas crean una confrontación histórica, responsiva y los ánimos están que arden por parte de los dos grupos, sin embargo la mala noticia es que esto no tendrá un fin. Vale la pena asistir, igual, ambos grupos están defendiendo sus ideas, y lo digo yo como lesbiana, una lenchísima mexicana que participaría en cada evento si pudiera y no se cansa de leer las noticias sobre el tema. Lo que ya es verdaderamente cansado es que esta denominada «mayoría» quiera vulnerar mis derechos y los de todas y todos sexualmente diversos.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación desde hace un año declaró tanto el matrimonio como la adopción como un derecho donde la preferencia sexual no es un impedimento, y que mientras se cumpla con los requisitos necesarios para ejercer cualquiera de esos derechos.

Por la parte de la adopción no existen elementos jurídicos que lo impidan. Caso por caso es estudiado con el fin de salvaguardar al menor y garantizarle una vida plena, sin importar si es una persona soltera, matrimonio heterosexual, homosexual o incluso concubinatos.

El matrimonio por su parte fue la la jurisprudencia 43/2015 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, enviada para todo el país con el fin de modificar los Códigos Civiles, orden que los estados del país no han aplicado pues contradice cada código civil y reglamento estatal. Aún se necesita meter un amparo en cada entidad federativa para que sea posible la unión civil.

De cierta forma están violentando la Constitución, también han dejando de lado recomendaciones como la #23 emitida por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la cual menciona que “la reducción del matrimonio a la procreación, refuerza el discurso dominante del binomio sexualidad-reproducción, así como la consideración de que la heterosexualidad es la única orientación válida”. A excepción de Coahuila, CDMX y Quintana Roo, quienes han realizado estos cambios de diversas formas, los demás han dado carpetazo a los derechos para nuestra comunidad.

Es necesario recordarle a nuestros gobernadores que sus acciones hacia los LGBTI no son caridad, no son regalos ni privilegios, son una orden de la nación y estamos en nuestro derecho de exigir con o sin marchas a que se hagan reformas incluyentes. El Poder Ejecutivo nos ha dado un empujón, tanto en movilizar a la Cámara de Diputados para aceptar sus iniciativas y a nosotros como sociedad civil organizada para luchar por ello.

El dictamen hacia las iniciativas se tenía previsto para este septiembre, sin embargo se ha pospuesto, contamos con la premisa de una resolución favorable por el presidente de la Cámara de Diputados aunque puede cambiar de un momento a otro o ser rechazado diputado por diputado durante la votación.

Mientras el tiempo corre, la sociedad seguirá preparando su mejor argumento para seguir el ajetreado ritmo del debate, perfilándose para ser o no partícipes dentro de esta guerra, o tal vez, solo quejándose de una CDMX con vialidades cerradas de tanta manifestación.