Un Pavo Rosa libro lésbico

Verónica Harrington y Alejandra Blanco son dos adolescentes que, allá por el año 1998, cursan sus estudios en un instituto de Alcalá de Henares. En realidad, diríase que es todo lo que tienen en común. Tal es lo que parece, lo que jurarían todos y cada uno de sus respectivos amigos, conocidos, compañeros, familiares… Vamos, que resulta la opinión unánime del mundo entero.

Porque Verónica –a quien llaman Nick- no es ninguna intelectual, como estudiante resulta más bien un desastre, le va el botellón, ponerse hasta arriba de todo, llevar la contraria por sistema, tirarse a quien le apetezca en cada momento dado… Lo que viene a ser una completa macarra.

Alejandra –llamémosla Álex, que le gusta más – es su polo opuesto. Presume de pensamiento profundo (incluso filosófico-trascendental), estudia, no se emborracha cada fin de semana, ni se droga, ni nada. Un muermo total, desde el punto de vista de Nick. En realidad, bajo la óptica de Nick sería lo que su grupo de amistades denominaría una completa Friki.

Un buen día, el profesor de Literatura, “El Moretón”, tuvo una idea. Con el fin de motivar al alumnado y tal, ideó realizar una representación teatral. Habida cuenta del poco entusiasmo que suscitaría poner en escena una obra clásica (imaginemos, por ejemplo, lo que Nick puede opinar de tener que aprender algún verso), pensó en algo diferente. Y al ver que en esos momentos se representaba en Madrid, con gran éxito, el musical “El hombre de la Mancha”, se le encendió la bombilla.

¡Eso era! Aprovecharía el musical para que los alumnos hicieran teatro con una obra que los familiarizase con El Quijote, pero que les resultara más amena que un clásico de la literatura.

El entusiasmo que se suscitó ante el proyecto no fue para tirar cohetes. La única que echaba el resto era la protagonista, Don Quijote. Sí, “la” protagonista, porque el señor Moretón no tuvo empacho en encargar la interpretación del ingenioso hidalgo a una chica. Y esa muchacha fue… nuestra Álex.

La elección era lógica: Álex se tomaría en serio el papel, lo prepararía y llevaría adelante la función.

El resto del plantel ya fue algo más difícil de seleccionar. Principalmente por el personaje de Dulcinea, que todo el mundo pensaba que se lo llevaría la Armentera. Nuria Armentera había sido muy amiga de Nick, hasta que un día algo muy gordo pasó: la Armentera le tiró el estuche al suelo en mitad de la clase a Nick. Ésta (la víctima del estuchicidio) enfurecióse y le dijo a la Armentera de pegarse a la salida. Todos los compañeros, exultaron de alegría ante la posibilidad de visualizar en el patio un auténtico y gratuito combate a mamporros.

Por descontado, la causa remota de la ira de la muy ofendida Nick no radicaba en la rotura de su estuche. Había pasado algo más, algo que la tenía en cierto estado de confusión y bastante desazonada.

Pero volvamos a la obra. La Armentera al final no fue seleccionada para hacer de Dulcinea. La escogida fue… Nick. Efectivamente, resultó una completa sorpresa para todo el mundo mundial, pero como el que mandaba era el profe, pues a callar (aunque criticando por la espalda).

Nadie pensó que en realidad Nick tenía mucho de Dulcinea, aunque en su lado más prosaico: el de Aldonza. Y, en efecto, la vida sexual de Nick se parece bastante a la de la muchacha de la venta, siempre rodeada de arrieros gañanes, dispuestos siempre al fácil revolcón. Nick disfruta seduciendo, porque se siente atractiva y poderosa.

Yo estoy dispuesta a experimentar con mi sexualidad. Bollera, lo que se dice bollera, no soy; pero mira cómo tengo a esta. ¡Mira cómo tengo al Ricki! ¡Ja! Soy un diamante en bruto para ambos lados de la carretera (Pág. 195).

Pero Nick, como Aldonza, flipa con la posibilidad de que alguien la ame de verdad.

  • Si quisiérais miradme, miradme a los ojos.- Nick tomó a Álex por la barbilla y la acercó a su rostro-, y ved a esta zorra bañada en sudor. Para los hombres soy solo un antojo; me vendo al mejor comprador (Pág. 194).

Como en el musical y en la obra literaria, don Quijote, enamorado, ensalza e idealiza a Aldonza, convirtiéndola en Dulcinea. Y como en el musical, Aldonza no es capaz al principio de aceptar tanto amor.

El título de la novela responde a un pavo pintado de color rosa. El tal pavo se encuentra dibujado (con la técnica de apretar a lo bestia con la punta del boli contra la madera) en la mesa que ocupa Nick en clase. Inciso: ¿qué especie de compulsión arrastra a un estudiante de Enseñanza Secundaria no ya a pintarrajear, sino a socavar las entrañas del pupitre, realizando auténticos vaciados escultóricos en bajorrelieve?¿Tanto placer se experimenta con tal actividad?¿Tienen participaciones en la industria de fabricación de pupitres, procurando por ello su sustitución sistemática y el consiguiente aumento de beneficios, o lo que les motiva es hacerle la vida imposible a las señoras de la limpieza?

Nick se dedica a “repasar” los contornos del pavo una y otra vez (debido principalmente a su nula concentración en clase). Sin embargo, observemos que no es éste el único pavo que planea por las páginas del libro: nuestras dos protagonistas y la totalidad de sus amistades, se encuentran en lo más profundo de su edad… la del pavo. Edad difícil donde las haya, tanto para la propia interesada como para su entorno. Como subraya Álex:

Creo que cuando los padres tienen hijos adolescentes, pasan por una edad muy complicada (Pág. 243).

Para muchos, el pavo es de otro color (azul, por ejemplo); pero para algunas, el pavo es definitivamente rosa. Es el caso de nuestra don Quijote. Su pavo es rosa, sin duda alguna, aunque le dé palo reconocerlo. Para nadie es fácil reconocer que su pavo es rosa, porque siempre tienes más problemas que siendo hetero. Así que hay que comprender también a Nick, que se encuentra muy confundida porque durante mucho tiempo pensó que su pavo era azul y ahora siente cosas que no sabe cómo clasificar en su corazón.

¿Logrará Álex el amor de su Dulcinea? ¿Será Nick una verdadera Dulcinea o se quedará en Aldonza? Y a todo esto, ¿triunfará la representación del musical?

Las aventuras de Nick y Álex, en realidad, no han hecho más que empezar. Esto es lo que se deduce del subtítulo “Acto I: ¿A quién llamas tú Dulcinea?”, junto al título principal y del “Continuará” con que la obra concluye. Este es un libro que tiene mucho de comedia teatral y de hecho, como acabamos de decir, se subtitula “Acto I”. La narración se construye de una forma no lineal, con continuos saltos temporales, marcados por la fecha que precede a cada capítulo. Esto le da bastante dinamismo a la acción.

“Un pavo rosa” contiene grandes dosis de humor, de peripecias adolescentes y de los inevitables conflictos que depara el amor. Resulta una novela inusual, diferente por el tiempo en que se desarrolla, por el ambiente y por la edad de sus personajes.

La trama se encuadra en un ambiente de adolescentes con las hormonas bastante revueltas; pero esto, lejos de limitar la novela a un público juvenil, no es obstáculo para que pueda recomendarse a lectoras/es de todas las edades. En realidad, podría ser incluso una virtud porque, como ya he dicho, hace que resulte muy divertido. Que la disfrutéis, si os apetece.

Edición citada: Gutiérrez, D. Un pavo rosa (Acto I) ¿A quién llamas tú Dulcinea? Meracovia Editorial. Barcelona, 2016.