Cuéntaselo a Alfredo es una nueva sección de ayuda en el blog en la que Alfredo Carrión, un coach personal del que puedes conocer mucho más visitando su blog o leyendo el post de presentación, va a contestar tus preguntas y a tratar de darte un consejo desde su experiencia profesional. Alfredo está especializado en trabajar con personas LGBT.

Marce

Hola Alfredo!! Que bien que estés aquí. Te voy a contar esto y a ver qué dices. Soy una mujer de 23 años, recuerdo que muchas veces de niña en mis juegos yo hacía el papel de hombre, incluso creo recordar que me excitaba al frotarme con una amiga (de forma muy inocente, pues no tenía idea de la homosexualidad). En secundaria y preparatoria he tenido suerte porque dos chicas me tiraron la onda. Si te soy sincera, solía decir que nunca andaría con una mujer. Cuando entré a la universidad tuve una maestra que es lesbiana. De forma inconsciente y por ignorancia de mi parte nos escribimos dos o tres mensajes que, después de analizarlos con detenimiento, me di cuenta de que estaban muy tira la onda, en fin, que ella tuvo una relación con una amiga. Cuando lo supe les conté mi inquietud por saber qué onda conmigo y si me gustaban las mujeres o no (sentía alguito). Ellas en su afán de buenas amigas (cosa que agradezco) quisieron encontrarme una chica para salir de la duda. No la encontraron, pero sí besé a una chica. Cuando estaba a punto de besarla sentí maripositas en el estómago, aunque luego lo sentí de lo más normal; así que la experiencia quedó ahí.

Besé a otra chica y terminó fastidiándome; luego me encontré con otra y pues yo tenía (y tengo aún) curiosidad sexual; ya sabes, el deseo de saber si soy lesbiana y es que a mi pensar si me puedo atrever a hacérselo a una mujer es algo que terminará por definirme, la verdad es que cuando vi y toqué sus senos me excité y estaba dispuesta, aunque luego me asuste. Además hubo una tercera persona implicada, un amigo de ella, que quería que hiciéramos un trío. Al final ella me lo hizo y no me atreví ni permití que él llegara al coito conmigo.

En lugar de disipar mi duda, quedé más confundida. No sé, creo que soy bisexual, pero no estoy segura. Ansío una relación con una mujer, pero que no sea sólo sexual, sino que deseo poder quererla. Donde vivo es muy chico y me asusta que alguien se entere, por lo que se me hace más difícil el poder tener una relación. Sabes, a veces creo que es sólo que quiero llamar la atención, porque en un futuro más lejano me veo casada con un hombre. Tal vez sea por saber que hay discriminación, aunque luego veo The L World y creo en una familia lesbiana. ¿Será una etapa o que será? Fíjate que cuando sé que una mujer es lesbiana o cuando creo que puede serlo es cuando me siento mas atraída hacia ella; aunque no voy a negar que disfruto viendo mujeres lindas (por eso digo que es llamar la atención). Aún quiero estar con una mujer, de verdad. Bueno, esta sí que fue una carta. Espero que me puedas ayudar, porque como te darás cuenta me justifico mucho.

Estimada Marce,

La definición de lesbianismo engloba tanto el deseo sexual como el deseo afectivo. Lo siguiente no es una norma, pero tienes que considerar que es posible que besar o acostarte con una chica cualquiera te confunda aún más. A menudo veo que las primeras experiencias sexuales nos confunden y decepcionan. Es un hecho bastante común. Esperamos que sea una revelación, algo maravilloso (como lo pintan en los medios) y terminamos ligeramente decepcionados y sumergidos en nuestro interior, preguntándonos qué ha pasado. Lo he visto en clientes, en amigos e incluso yo he pasado por experiencias así siendo más joven. En una ocasión tuve un excelente amigo que me gustaba. De hecho, llegué a pensar que podría estar enamorado. Meses después terminamos en la cama en lo que creo que fue una de las peores experiencias sexuales que he tenido. No es que haya estado mal. Es que fue terriblemente decepcionante. Yo era muy joven y le quería muchísimo; esperaba que nuestra noche juntos fuera emocionante y satisfactoria. En vez de eso, me sentí vacío, muy decepcionado y triste.

En esa época ya tenía más que asumida y aceptada mi homosexualidad. Creo que de no haber sido así, este suceso me habría dejado cuestionándome seriamente si era gay o no. Pero como éste no era el dilema sólo me quedé observando la realidad: «soy gay, pero ni estoy enamorado de este chico, ni él lo está de mí». En tu caso, y ya que tienes dudas acerca de tu orientación, el resultado puede ser distinto.

Te cuento todo esto para recordarte que besar o acostarte con otra chica (la primera que aparezca por ahí) quizá podría ayudarte a definir tu sexualidad, PERO es muy posible que tenga el efecto contrario: confundirte aún más.

Si relees tu carta, verás que mencionas siempre que quieres estar con una mujer. Incluso que deseas amar a una. Tienes 23 años y tengo la sensación de que en tu interior sabes que estás preparada para hacerlo, pero que no quieres dar el salto definitivo. ¿Realmente crees que tu curiosidad sea una etapa? Quizá este período de incertidumbre sí sea una etapa.

De todas formas, no quiero que sientas que te estoy empujando a tomar una decisión. No te apresures en averiguar si eres bisexual, lesbiana o una «heterosexual intentando llamar la atención». La sexualidad es algo muy complejo. Freud creía que era muy difícil (casi imposible) encontrar a alguien totalmente heterosexual o alguien totalmente homosexual. Casi todos estamos en algún rango intermedio.

Bucea en tus emociones y reconoce lo que sientas: no huyas de ello, no intentes suprimirlo pensando en el heterosexismo reinante. Hay muchísimas mujeres lesbianas con vidas satisfactorias. Hace falta creer más en las familias homoparentales. Hace falta creer más en que es posible ser feliz y ser lesbiana al mismo tiempo. Aceptar tu sexualidad con los brazos abiertos, sea cual sea, será un paso que te llevará por buen camino.

Un abrazo enorme, Marce.

Marcela

Bueno, así comienza mi historia: tengo 37 años y soy lesbiana. Aunque lo supe en mi interior desde muy pequeña, sólo lo asumí hace 4 años. Tuve una relación de 15 años con un hombre, de la cual nacieron dos hijos hermosos. Cuando mi hija menor tenía aproximadamente un año conocí al amor de mi vida y desde entonces, mi vida dió un giro de 180 grados. Ella tenía experiencia, ya llevaba bastante rato asumida y al momento de conocernos también tenía pareja. Pero nos enamoramos apasionadamente, hasta que llegó el momento en que decidí contarlo todo a mi familia, al padre de mis hijos, a mis amigas… fue una tormenta esta acción, pero gracias a Dios mi familia lo fue tomando de forma excelente, al igual que mi ex-pareja, aunque él lo aceptó con más dificultad. Por lo menos, ya no tengo tanto miedo que me quiera quitar a mis hijos por mi orientación.

Como te decía, llevo cuatro años en una relación feliz, con altos y bajos, pero feliz, enamorada, ambas muy enamoradas, somo una familia feliz. Ella adora a mis hijos, los ama y los adora. Nuestras familias están a nuestro lado, compartimos fechas importantes, mis hijos son felices y el padre está siempre presente. Sin embargo, nuestra felicidad debe ser silenciosa. Vivimos en Chile, y aquí no es bien visto una relación homosexual sobre todo si hay niños de por medio. Por otro lado trabajo para un organismo en donde me darían de baja si alguien denuncia mi opción de vida. Es triste no poder ser reconocidas como una pareja, tener que decir que somos solteras, que nuestros bienes, que tanto nos ha costado obtener, no estén resguardados como patrimonio familiar. Sé que tenemos suerte por tenernos, por el amor que existe en mi familia, por el apoyo de mis padres; pero a su vez, sufro mucho de los comentarios maliciosos en mi trabajo por ser «lesbiana» y tener que vivir con miedo. Me gustaría tu consejo, por favor. Gracias.

Querida Marcela,

Tu carta me ha llegado al corazón. Es realmente sobrecogedor que en tantos países de américa se siga viviendo el miedo de esta manera. ¡Con lo mucho que hemos avanzado!

En este caso hay niños de por medio, así que creo que debes aprender a manejar la frustración, el rechazo y la homofobia con la que te encuentres para evitar que tus hijos sufran un estrés que no merecen.

En vez de mantener en la mente la parte negativa de tu trabajo, concéntrate en la parte que te gusta más: el sueldo, las buenas amigas o incluso la localización. Escribe una lista con las cosas buenas y mantenla siempre en tu bolsillo o en el bolso. Léela cuando vayas al servicio o cuando te sientas especialmente mal. Puede parecer una técnica demasiado simple, pero te ayudará a formar el hábito de ver el vaso medio lleno; algo que mejorará cómo te sientes.

Piensa en si deseas intentar poner un alto a los comentarios homófobos que te rodean. Si lo haces, hazlo con asertividad, pero sin ser agresiva ni derrumbarte. Mantén la mente firme y serena.

No nos has contado mucho más acerca de las condiciones laborales en las que te encuentras, pero si realmente te sientes mal podrías considerar si el trabajo en el que estás es el correcto y qué posibilidades tienes de encontrar uno en donde te sientas más a gusto.

Intenta contactar con organizaciones pro-LGTB; estoy seguro de que existen unas cuantas en Chile. Ellos te podrán asesorar sobre cómo manejar los aspectos legales de tu relación. Sería excelente que puedas conocer a otras parejas de lesbianas con niños que, como tú, vivan en ciudades en donde la homofobia aún está demasiado arraigada. No es necesario salir a recorrer las calles de tu ciudad para encontrarlas; utiliza los foros de Internet y los blogs como el de Lesbicanarias para ponerte en contacto con ellas. Juntas se ayudarán y darán ánimos. Además de darse ideas para solucionar sus problemas comunes.

Otro consejo que puedo darte (y lo suelo dar a menudo) es: aprende a meditar. No es muy difícil y te ayudará muchísimo. De hecho, puedes buscar algún taller de yoga en el que te sientas a gusto y aprender a hacerlo ahí. Medita un par de minutos cada día y notarás una diferencia enorme en la forma en la que ves la vida y en la que reaccionas frente a la negatividad de otras personas malintencionadas.

Con todo, considérate realmente afortunada. Incluso a mí me das envidia: has conocido una persona que es realmente especial y que además está enamorada de ti y de tus niños. ¡Y tienes niños! No hace falta que lo digas: se siente que son una familia muy feliz. Espero que cuando tenga tu edad pueda haber llegado al punto en el que estás ahora: casado con el amor de mi vida y con hijos.

Un abrazo y no dudes en escribirme si necesitas más ayuda!

Yeni

Hola, Alfredo:

Desde hace meses he estado muy deprimida y me gustaría que me ayudaras. El asunto es este: yo tengo una «amiga» con la cual he compartido mucho más qué una simple amistad;me refiero a besos y caricias que, aunque las comenzó ella, yo le seguí poco a poco. Sin embargo, aunque sea difícil de creer sólo somos amigas debido a que «supuestamente, ella es hetero» y ella cree que yo también. Un día conocimos a una chica que es abiertamente lesbiana y a mí en lo personal siempre me cayó mal, y mucho más ahora…

He aquí lo que quiero contar: a raíz de ese juego entre mi amiga y yo, me fui enamorando poco a poco de ella de una manera increíble hasta se lo confesé de una manera muy sutil pero su reacción fue negativa y ahora somos sólo amigas. El punto, querido amigo Alfredo es que últimamente ella y esa chica salen muchísimo. Van a la playa, pasean por ahí y hasta pasaron un fin de semana las dos en la casa de mi amiga. Yo desde el momento en el que me enteré de todo esto, tengo el corazon hecho pedazos y siento como si vivir no valiera la pena.

Ella me dice que sólo tienen una amistad pero se me hace muy difícil creerle porque se escriben a cada rato, se llaman y todo esto lo hace delante de mí y no sabes cómo me duele eso. Últimamente ellas se están alejando de mí. Según mi amiga, porque ella no quiere hacerme daño, pero ya el daño esta súper hecho, porque creo que cuando alguien te miente es como si toda la confianza se fuera a la basura. Yo no quiero perder su amistad pero sí quiero no amarla con todo mi corazón, porque esto duele mucho y me siento así como en un hueco sin salida. No quiero hacer esto más largo así que sólo te pido que me ayudes o me des al menos un consejito, Alfredo.

Cuídate y muchas gracias.

Hola, Yeni:

Es duro enamorarse de tu mejor amiga y que, finalmente, no te corresponda. A menudo te encuentras entre la espada y la pared: no quieres perder su amistad, pero tampoco soportas estar cerca de ella sin estar con ella. Tu amiga tiene todo el derecho de profundizar su relación con quien desee. Dices que no quieres perder su amistad, pero los celos que sientes acabarán dañándote no sólo a ti, sino también a vuestra relación. ¿No crees que podrían ser estos celos las causantes del alejamiento de tu mejor amiga?

Coincido contigo en lo de la confianza. Una de las cosas que más valoro es poder confiar en las personas. Confío en ellas de forma instintiva, aunque a veces me doy con toda la cara en la pared. Y duele. Sin embargo, tu amiga también tiene todo el derecho de mantener los detalles de su nueva relación en privado. Sea una relación de amistad o de pareja: si eso es lo que ella desea, que sea así.

Dicho esto, es posible que te haya hecho un favor alejándose de ti. No te está rechazando; está dándote el espacio que necesitas para aclarar tus ideas y enfriar tus emociones. Que se haya alejado no significa que haya decidido acabar con vuestra amistad. Aprovecha este tiempo lejos de ella para centrarte en ti y para calmar tu deseo hacia ella. Es más fácil decirlo que hacerlo y tarda su tiempo, lo sé, pero «desenamorarte» de alguien es perfectamente posible.

Mantente alejada de ella. Tampoco significa que dejes de considerarla una amiga: sólo date un tiempo hasta que enfríes tus sentimientos. Practica algún tipo de afición que te mantenga distraída: en este caso, te recomiendo las actividades físicas más que las mentales (deporte, yoga, pilates, spinning, bailar, correr…); conoce a nuevas personas o mejora la relación que tienes con tus otras amigas. Busca maneras de distraerte y de regular no sólo el amor que sientes hacia tu amiga, sino los celos que estás experimentando.

Con el tiempo y la distancia podrás ver vuestra relación con más claridad y serás capaz de respetar sus decisiones, aunque no las compartas.

Sé fuerte y reclama el control sobre tus emociones y tu mente. No dejes que un amor no correspondido, ni las decisiones de otra persona fastidien tu estabilidad.

Un beso desde Tenerife,

Alfredo

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