Escrito por: Yovanu

Escribo desde Buenos Aires, Argentina, no es lo más al sur que se puede estar, pero casi, así que si bien geográficamente tengo una visión austral del mundo,mi imaginación no conoce fronteras. Me gusta encontrar belleza en lo extraordinario y lo cotidiano, lo grandioso y lo pequeño, así que no es raro verme con una cámara de fotos de aquí para allá captando todo aquello que ven mis ojos y más, en especial lo imperceptible.

El anterior capítulo nos había dejado con Kim lidiando con la infidelidad de su madre, su loca familia y su obsesión por su amiga, es decir, que estamos todavía como cuando bajamos del barco.

En este capítulo nos encontramos con una Kim un tanto desesperada por acostarse con su amiga con riesgo de explotar si eso no sucede pronto. Su obsesión por Sugar está alcanzando ya límites insospechados, pero también es necesario aclarar que es muy difícil para una adolescente dominada por las hormonas sobrellevar estoica una imagen como ésta:

¡¡¡WTF!!! Mis amigas y compañeras del colegio eran unas aburridas, ninguna se quedaba semidesnuda ni andaba mostrando las bragas…. bueno, puede que alguna sí ahora que recuerdo… ¡Ok!, en fin, retomemos la historia :p

Sugar no es que se está desnudando solamente porque le guste provocar, que es obvio que le gusta, sino porque parece que de alguna manera que desconocemos tiene pegada goma de mascar en las bragas, entonces se las quita ahí mismo en el pasillo para dejar boquiabierta y semi babeante a nuestra protagonista. Se dirigen al baño y ahí mismo la tira, y se va, y… te estoy viendo Kim, ¡no está bien robarse las bragas de tu amiga! ¡No! ¡Autocontrol Kim! Cuando está por quedarse con ellas, entran dos chicas que ni siquiera notan su presencia y comentan algo que deja a nuestra pelirroja pensando: ¿se puede drogar y violar a una amiga? Igual el momento pensativo le duró poco y sí, adivinaron, las bragas se fueron con ella. Hay que estar un poco desesperada, es cierto, pero nuestra Kim lo está.

En la escena siguiente vemos a Sugar saltando en una cama elástica para el deleite no sólo de Kim, sino también de un grupo de adolescentes con sobrepoblación de acné que no paran de tomar fotos con sus móviles del maravilloso espectáculo de verla saltar sin ropa interior.

Luego en su casa, Kim se dedica a investigar qué tipo de drogas tiene a su alcance (sí, sí, sigue con la loca idea de drogar a su amiga para sacar provecho de la situación) y se da cuenta que no necesita buscar demasiado, ya que sus padres tienen todo un arsenal de lo más variado a disposición, lo necesario como para dormir a un elefante. Kim piensa que en definitiva su propia amiga ha reconocido que la mayoría de las veces que se acuesta con alguien está tan borracha que apenas lo recuerda, entonces ¿cuánto daño podían hacer un par de pastillas?

Mientras se encuentra seleccionando qué pastillas se lleva, entra Stella a la casa, en su propio mundo, hablando por teléfono con Dale, cuando de repente escucha ruidos y piensa que es Nathan, pero para su sorpresa encuentra a Kim en una actitud un tanto sospechosa. Durante unos segundos se quedan enfrentando miradas a ver quién resiste más, hasta que Stella se cansa, y le comenta a Kim que ella entiende que todo esto seguramente ha sido difícil para ella, y cuando arrancaba el discurso de madre preocupada, Kim le dice que se lo ahorre y aprovecha para huir con las pastillas en una retirada indignada.

Cuando está huyendo hacia su habitación, llega Nathan, se encuentra a su mujer en la cocina y le comenta que le duele un poco la cabeza; él ofrece cancelar la mesa que tienen reservada para ir a festejar su aniversario, pero Stella le dice que no es necesario, que ya se le va a pasar. Le comenta que tiene peluquería en media hora y Nathan se ofrece a llevarla, Stella quiere que la tierra la trague porque su idea no es ir a arreglarse el cabello, o al menos no los de la cabeza, su idea es ir a encontrarse con Dale.

Siguiendo con la sucesión de hechos de lo más frikis que tiene ésta familia, Nathan va a la habitación de Matt que ya está ambientada de manera tal que podría alunizar una nave de un segundo a otro, y le alcanza pintura azul que le había encargado.

Matt que está pintando de azul todo lo que encuentra a su paso, muñecas, muñecos, incluso pasa a mejor vida un hámster que en vez de ver la luz al final del túnel vio un mar azul mientras lo sumergían. Q.E.P.D

Luego de la muerte trágica del roedor, vemos a Nathan llevando a Stella a la peluquería, sin saber que la está llevando con Dale para poder seguir haciendo crecer sus cuernos. Por supuesto el servicio de peluquería fue de lo más original y completo. :p

Pero aunque resulte increíble, parece que Stella sí tiene algún cromosoma maternal y se encuentra totalmente distraída y preocupada por su hija, no importa cuanto se esfuerce Dale, su mente está en otra cosa. Se quedó pensando en por qué la habrá sorprendido revolviendo los medicamentos, teme que quizá sospeche algo, a lo que muy sabiamente Dale le responde: “¡pero si nos encontró en la cocina juntos!”, pero Stella le responde que ya sabe eso, que tiene miedo que Kim se haya dado cuenta que está tomando la píldora (cuando Nathan se ha hecho la vasectomía) y estaba revisando los medicamentos en búsqueda de pruebas.

Dale un tanto harto de la situación le dice que si pueden ocuparse de lo de ellos porque él no está ahí para hablar de problemas familiares, y Stella le responde que ese día es su aniversario de bodas. Así que Dale deja de hacer un intento por tener algo y se rinde.

Stella sigue pensativa, preocupada y de repente siente que le llegó la respuesta “Kim se quiere suicidar”, así que como está, sale a las apuradas vistiéndose como puede y deja a Dale desconcertado y un poco en llamas, porque no decirlo.

A continuación vemos a Kim que se encuentra con Tom en la calle. O Tom la encuentra a ella….

Le pregunta si la está siguiendo, él lo niega y le dice que no, que viven en la misma calle pero que había estado pensando que podrían ir a ver una película (yo lo digo así, fácil, a Tom le llevó al menos 10 balbuceos y tartamudeos decir la frase entera, pero no creo necesario reproducirles el suplicio), y como siempre, por si tuviera que aclararlo a cualquier persona que conoce, su proposición termina con un “no soy homosexual”, a lo que Kim responde: No me importa.

Ya en su casa, Kim se encuentra en su habitación seleccionando pastillas cuando aparece Stella, rápidamente activa el modo “estoy estudiando” y pone cara de aquí no pasa nada. Stella le pregunta si pueden hablar, y eso es todo lo que Kim necesita para saber que se viene alguno de los discursitos de su madre a los que está acostumbrada de toda la vida, recuerda haber pasado por unos cuantos ya, el discursito “Por qué el conejo pasó a ser de color marrón de un día para el otro…”

El discurso terrible e inevitable de “ya eres mujer”, que en palabras de Stella se reduce a un “Ya está, no es el fin del mundo. Sólo vas a tener que preocuparte por los cambios de humor y la anticoncepción”. Así que cuando Stella asomada a la puerta dijo las palabras mágicas “¿Podemos hablar?”, Kim estaba preparada para lo que sea. Cuando ésta le dice que está preocupada por los analgésicos, tranquilizantes y medicinas para la tos que han desaparecido, Kim se sorprende, ya que ella esperaba alguna declaración propia de telenovela como “Dale y yo nos vamos del país”, “Dale y yo somos parientes, ¡Es tu hermano, Kim!”, pero de ninguna manera esperaba que Stella le dijera algo sobre los medicamentos.

Stella le pregunta si quiere contarle qué está pasando. Kim se queda pensando y le dice que sí, que está muy obsesionada con una chica y que sino se acuesta con ella rápido va a explotar, entonces pensó que si la drogaba iba a ser más fácil, y Stella le dice que la entiende. Pero volvamos a la realidad, que todo esto fue producto de la frondosa imaginación de nuestra pelirroja, lo que realmente le dice es que es para un proyecto del colegio sobre la toxicidad en el hogar. Mientras están en plena charla, Nathan las interrumpe porque llegó el taxi y se tienen que ir.

Luego Kim sale de su habitación y se encuentra con su azul hermano en el pasillo, quien le dice que tiene hambre. Kim no sólo no encuentra un tanto anormal ver a su hermano así, sino que casi ni le presta atención y le dice que se prepare algo, que está ocupada. El mini hombrecito azul se queda un poco desanimado.

En la siguiente escena vemos a Kim pensando en cómo va a hacer para drogar a su amiga sin que ésta se dé cuenta y analizando desde cuándo es la violación una forma legítima de seducción. De hecho, empieza a dudar en drogar a su amiga o no, cuando suena el timbre y ya tenemos a la potencial víctima en el lugar del crimen, con pizza y vino.

En otra parte de la ciudad, Nathan y Stella caminan de la mano luego de su cena aniversario; Stella con la mirada un tanto perdida y Nathan diciéndole que debe ser un pésimo esposo porque no le dijo nada de su peinado. (¡Ay Nathan por favor! ¿Alguien que lo despierte?)

Le dice a Stella que está contento que se hayan mudado, que ahora están juntos como una verdadera familia, que él piensa que las cosas van a funcionar, y Stella que se siente culpable por unos nanosegundos, le responde que sí, que claro que va a funcionar.

Cuando llegan a casa se encuentran con una situación que los espanta.

En la escena siguiente vemos a Kim llorosa mirando el mar, pensando que las cosas no habían salido como las había planeado, Sugar se le une, también bastante afectada por lo que había sucedido la noche anterior. Ahí es cuando vemos lo que realmente pasó:

Sugar entra en casa de Kim con vino y pizza, y en un descuido en que Kim sale de la cocina dejando las pastillas sobre la mesa, al regresar ya no están. Al ver a su amiga tirada en el sofá lo primero que piensa fue que Sugar se las había tomado todas.

Se dirige hacia ella para intentar que reaccione, pero Sugar no estaba desmayada ni mucho menos, solamente estaba escuchando música con los auriculares en sus oídos, eso sí, se pregunta porque las manos de su amiga se encuentran sobre sus tetas. LOL

Cuando Kim ya se veía intentando dar una respuesta a esa pregunta escucha un ruido y va corriendo hacía ahí, y se encuentra con su azulito hermano desmayado en el piso, momento exacto en el que entran sus padres a casa. Sí, sí, adivinaron, el hombrecito azul tenía hambre y se tomó todas las pastillas.

Por suerte, luego nos enteramos por Kim quien le cuenta a Sugar, que al niño azul le hicieron un lavaje de estómago y ya se encuentra fuera de peligro. Le cuenta que Nathan piensa que Matt quiso suicidarse, Sugar no lo puede creer y le ofrece el hombro y un abrazo a Kim, que aprovecha la situación para estar más cerca de Sugar, y evita comentarle que Matt creía que las pastillas eran comida espacial.

Más adelante vemos a un Nathan sufriendo porque considera que es un tonto, que no sabe lo que sucede en su propia familia…y sí, los hechos hablan por sí solos, y eso sin contar que los cuernos en cualquier momento no lo van a dejar pasar la puerta. Stella lo consuela, le dice que van a buscar la ayuda de alguien.

Finalmente, Kim considera que no hay mal que por bien no venga, Sugar la invita a pasar la noche en su casa para que se despeje un poco, así que al menos logró dormir con Sugar una noche entera y libre de drogas…bueno, de sexo también, pero algo es algo, ¿no?