Escrito por: pikooLeona

Pucelana. Laísta en consecuencia. Joven, y bollera hasta la médula. Amante de las fiestas que nunca se acaban. Y también una gran freak dentro del armario del frikismo. ¿Quién me iba a decir a mi que acabaría haciendo resúmenes yuri para Lesbicanarias?»

Bienvenidas sean una semana más a nuestro paraíso Lesbicanario particular. Tengo la sensación de que ustedes ya han tomado partido por alguna de nuestras lindas chicas, ya sea Shizuma, o Amane… sea como fuere, todas son maravillosas.

Nuestro quinto capítulo comienza con Tamao-chan y Nagisa-chan preparando una carta para su “empleada de habitación”. Resulta que en este colegio se aprovechan de las mini-tortis para que les hagan la cama y les limpien la habitación… juas. Y éste sistema sólo lo tiene la Academia St. Miatre, así que Nagisa y Tamao son unas privilegiadas. Comenta Nagisa-chan que la noche antes de la elección, están tan nerviosas que no pueden dormir. Seguro que no pueden dormir porque no limpian la habitación hasta que tienen una sirvienta de estas, y el hedor no les deja conciliar el sueño LOL.

Llega el momento del sorteo, y la empleada que les toca a Nagisa y Tamao se llama Chiya-chan. Esta niña ya la habíamos visto antes por la escuela, y parece ser una gran admiradora de nuestras chicas (en especial de Nagisa-chan, ejem ejemm)

Haciendo memoria, esta pequeña fue la que interrumpió el beso en la biblioteca de Shizuma y Nagisa (sin querer, no la odien pobre). El caso es que la chiquita está haciendo acopio de valor para presentarse ante las chicas, pero no parece lograrlo, porque a la mañana siguiente Nagisa-chan empieza con sus paranoias mentales sobre por qué no apareció la chica. Que si quizá no le gustó la tarjeta de bienvenida (una monada la carta, por cierto) o que quizá no le gustó que le tocara servirlas a ellas…

Y como la suerte no suele acompañar a los personajes de esta serie, cuando la niña al fin se decide a ir a limpiar la habitación de Nagisa y presentarse ante ellas, resulta que las chicas han salido.

Mientras tanto, nuestras chicas coinciden en las escaleras con Hikari-chan y a su amiga Yaya-chan (las del capítulo anterior, ¿recuerdan?). Yaya-chan comenta “Empleadas de habitaciones, ¿eh? St. Miator es genial. Las de primero son todas muy monas y puras” Em, ¿soy yo la única que le encuentra un gran doble sentido a lo de que son muy monas y muy puras? LOL que depravada esta Yaya-chan.

En esto aparece una alumna de primero de St. Spica que, según podemos ver es un “tanto” prepotente (nótese la ironía). Pero no deja de ser una pequeñina, así que cuando Hikari-chan se muestra amable con ella no puede evitar sonrojarse. Yaya-chan insinúa que Tsubomi-chan (que así se llama la susodicha, afuf los nombres) se unió al coro religioso para estar cerca de Hikari-chan (otra torti, vaya). Como están hablando en medio de la escalera, Nagisa-chan dice que es un momento perfecto para ir a tomar el té que prepara Tamao-chan a su habitación.

Volviendo a nuestra joven Chiya-chan, resulta que como la puerta de la habitación estaba abierta, y dentro no había nadie, lo ha dejado todo como los chorros del oro. Y en ese preciso momento se abre la puerta. Chiya-chan, que estaba completamente a su bola, se da un susto tremendo, con tan mala suerte que golpea el cubo del agua con el pie, lo derrama todo, la escoba golpea los libros, y ella, para evitarse la leche del día, se agarra a las sábanas, que se resbalan de la cama, y queda cubierta por ellas. El caso es que cuando las chicas entran en la habitación y ven el gran desastre, un fantasma se levanta cubierto por la sábana, y claro, Nagisa-chan se pega un susto de muerte y sale corriendo y gritando de la habitación.

Si que da miedito, sí

¿He comentado alguna vez la suerte de Nagisa? Pues eso, que la chica cuando sale corriendo del cuarto tiene la buena suerte de darse de bruces contra la Hermana Dire (sí, la que tiene tanta actividad sexual como mi abuela, más o menos).

Después de la correspondiente bronca (¿dónde está el palito-de-los-latigazos-en-el-culito-a-las-estudiantes-malas? ¡No es lo mismo sin el palito!)

Ah, sí que tiene el palito en la mano, que susto, pensé que lo había perdido… Respiro aliviada

Chiya-chan se disculpa muy mucho con Nagisa, quien le dice que no se preocupe, que son cosas que pasan (que se lo digan a ella juas). Cuando vuelven a la habitación está ya recogida, ya que las chicas se pusieron todas juntas a ordenarla. Cuando por fin van a tomar el famoso té, ya no son horas… Así que a Yaya-chan se le ocurre que pueden hacer una fiesta del té a medianoche (si yo viviera ahí con ellas, en vez de fiesta del té haría otro tipo de fiestas… y no precisamente con alcohol… AISS paraíso lesbicanario quien pudiera estar ahí…) En fin que pierdo el hilo, el caso es que todas las chicas están de acuerdo en hacer la fiesta a medianoche, así que se despiden entre risitas.

Ya por la noche, están las chicas tomando el té, pero faltan las dos jovencitas de primero, a quienes no se les ocurre otra cosa que ponerse a discutir en el pasillo (yo creo que lo hacen para poder recibir las caricias del palito-de-los-latigazos-en-el-culito-a-las-estudiantes-malas), y claro, les coge la Hermana Dire con las manos en la masa, tanto a las pequeñas como a las adictas a la teína.

Ups cazadaa

Y como de castigos va la cosa, a la mañana siguiente la Hermana Dire les pone un delantal a todas, y les manda nada más y nada menos que limpiar toodas las escaleras de la catedral (que no son pocas). Pero bueno, todo es cuestión de ver el vaso medio lleno, así que tanto Yaya-chan como Tamao-chan se alegran en parte por el castigo, porque les da la oportunidad de ver a sus queridas Hikari-chan y Nagisa-chan en delantal (les dará morbo o qué se yo, pero el caso es que antes se lamentaban de no poder verlas así vestidas, así que en parte el castigo tiene sus beneficios… para las salidorras de Yaya y Tamao!)

Están avergonzadas por los comentarios de Tamao-chan y Yaya-chan

Limpiando limpiando, la pequeña Chiya-chan (que se siente culpable porque piensa que su admirada Nagisa-chan está castigada por su culpa) trata de ayudar lo máximo posible, y se dispone a subir una escalera de mano escaleras arriba (valga la redundancia), y Nagisa-chan intenta ayudarla (pues parece que la escalera pesa), pero Chiya-chan no quiere dejarse ayudar, así que una que tira para un lado, y la otra que tira para otro, al final caen las dos rodando escaleras abajo.

El caso es que todo queda en un golpe y un poco de sangre (para darle dramatismo al asunto) pero nada grave. Nuestra peque Chiya-chan se sincera con Nagisa-chan, le dice que solo trata de ayudar pero que no para de meter la pata, se disculpa por la pillada de la fiesta del té, por el desastre de la primera vez que limpió su habitación, etc etc. Y todas tan felices.

Esa misma noche, la hermana Dire asoma el hocico (eso no es una nariz, es un hocico LOL) para tratar de pillarlas de nuevo en una fiesta del té, pero no ve más que dos bultos en las camas durmiendo, y se marcha confiada (¡y sonriendo! Increíble que ésta mujer pueda mover esos músculos de la cara) Pero nuestras chicas no iban a quedarse sin su dosis de teína nocturna, y es que se habían escondido todas debajo de la cama, así que en cuanto la Hermana Dire se aleja, salen todas y por fin disfrutan de su merecido té, que su esfuerzo les ha costado!

Si quitamos la mesa, la alfombra parece ser muy cómoda para...

¿Soy yo la única que ha echado de menos en este capítulo a Shizuma? Esperemos que en el próximo aparezca y le de un “casi-beso” a Nagisa de esos que tanto nos gustan.

Y así nos encontramos ya en el sexto capítulo, que comienza en St. Le Rim, la academia que aún es un poco misteriosa para nosotras, cuya presidenta no se mete en líos y es muy amable y mona! El caso es que St. Le Rim se caracteriza por tener un montón de clubs (o clubes, como mejor les suene). Que si club de cartas, que si club de adivinación, de investigación de ferrocarriles, de pasatiempos, que si club lesbicanario… ah no, este último se me ha colado, es como si en mi cole hubiera club de heteros, pues como que no hace falta ¿verdad? Pues allí lo mismo, todas son del gremio desde que nacen así que no es necesario juas…

Después de que nos haya quedado claro que hay mil clubs para elegir (¿Porque nos ha quedado claro, verdad?) vemos a la presidenta del consejo de St. Le Rim, que es la más entusiasta en el asunto este de los clubs, haciendo… ¿un vestido?

Cambiamos de escena y nos encontramos con Nagisa-chan y sus amigas, y resulta que es la hora de los clubs. Así que Nagisa se pone a investigar en cuál de todos los clubes encajaría ella más… prueba en el de dibujo, que no es lo suyo (lo mío tampoco tranquila), en el de teatro, pero le da vergüenza, en el de baile, que tampoco es lo suyo, el de cocina, el de Kendo, el de Ballet, el de esgrima… (jo maja termina ya que me canso) el de arco… El caso es que no parece que haya ninguno que se ajuste a sus gustos o cualidades, así que Nagisa-chan, un poco desanimada, sale a dar una vuelta por el jardín.

Andando andando, llega a los alrededores de St. Le Rim, donde se encuentra a dos entusiastas vestidas de enfermeras con una gran inyección (dios como le pongan eso en el culo va a ser mucho peor que el palito de la Hermana Dire)

Pero no hay que asustarse, se trata del club de transformación, al que casualmente pertenece la presidenta de St. Le Rim, Chikaru-sama. Ésta invita a Nagisa-chan a unirse, pero éste club tampoco le convence (cuando Chikaru-sama dice “Sólo con mirarte ya me entran ganas de vestirte con diferentes vestidos” a mi también me da la sensación de que en realidad lo que quiere es quitarle cualquier vestido y/o prenda que lleve encima…) así que Nagisa-chan decide seguir dando vueltas por los jardines, hasta que se encuentra con un invernadero. Entra dentro, y están todas las flores preciosas y bien cuidadas.

Cuando vuelve a salir del invernadero se encuentra con Etoile-sama, quien le ofrece su pañuelo (no sé muy bien para qué pero gracias guapa).

Nagisa-chan le pregunta que si pertenece al club de jardinería, pero resulta que no es un club, si no que es el invernadero privado de Etoile-sama. Nuestra Nagisa se siente avergonzada y sale corriendo. Después de un rato se da cuenta de que tiene aún el pañuelo de Etoile-sama, así que decide limpiarlo y devolvérselo a la mañana siguiente. Va a su habitación (a la de Etoile-sama) pero no hay nadie, y de repente se le enciende la bombillita (sí, debe ser de éstas de bajo consumo, porque se le enciende en raras ocasiones juas) y decide ir a ver si la encuentra en el invernadero.

Efectivamente, Etoile-sama está en el invernadero arreglando unas plantas junto a dos ayudantes. Invita a Nagisa a unirse a ellas, y después de una tarde regando y transplantando plantitas Etoile le dice a sus ayudantes que ya no las necesita, y que se pueden marchar (y dejarlas a solas para que hagan guarrerías, así me gusta).

Con una compañía tan agradable, hasta yo me intereso por la jardinería LOL

Cuando se marchan, Nagisa y Shizuma llevan las flores a la entrada al lado de la virgen, donde todos los días hay flores frescas gracias a Etoile-sama. Y aprovechando que están juntas, Etoile-sama se lleva a Nagisa a la sala de música, donde descubrimos que nuestra Shizuma-sama sabe hacer de todo con los dedos (uiss jaja) y toca de maravilla el piano. Así que Etoile y Nagisa tocan una bonita canción juntas, y Nagisa-chan empieza a colarse realmente por Shizuma.

Mírenla que fiera, que toca hasta con los ojos cerrados

Dejamos a nuestras dos tortolitas y nos encontramos con la presidenta del consejo de St. Miatre hablando con las dos chicas del invernadero. La presidenta opina que lo que siente Etoile-sama por Nagisa-chan es un capricho pasajero, pero las chicas dicen que conocen a Etoile desde la guardería, y que creen que ésta vez es diferente, como si “hubiera vuelto a su anterior yo”. Cuanto misterio por dios.

Regresando con nuestras chicas, están en el invernadero tomando el té (empiezo a plantearme si estoy viendo una serie japo o inglesa, porque madre mía la teína… pero está claro por los nombres que es japo LOL) y pasando un rato fantástico. Cuando terminan, Nagisa-chan se va, pero a medio camino se da cuenta de que todo esto empezó por el famoso pañuelo que le quería devolver, pero que aún sigue en su bolsillo. Regresa rápidamente al invernadero, y se encuentra con una Shizuma muy triste mirando por la cristalera y con alguna lagrimilla cayendo por sus mejillas. Así que parece ser que nuestra Shizuma no es muy feliz… aiss ¿qué le pasará?

Yo te consuelo, sexy

Nagisa-chan deja el pañuelo sobre la mesita del té, y se marcha. Cuando regresa a la residencia, se encuentra en la verja a Tamao-chan, que la estaba esperando. Pobre chica, había estado “preocupadísima” por Nagisa (l’amour…) y ella haciendo guarrerías con Etoile.

La última escena del capítulo transcurre en la habitación de Shizuma-sama, donde se da el siguiente diálogo entre ella y su amiga, la presidenta de St. Miatre

Presidenta: ¿Vas en serio, Shizuma?
Etoile: ¿A qué te refieres?
Presidenta: Hablo de la nueva estudiante, Aoi Nagisa. Si te estás ilusionando, te ruego que desistas. Acabará haciéndote daño. Buenas noches.

Decía una canción: amar sin ser amada, es una puñalada…

¿Saben lo que creo? Que la presidenta siente algo por Shizuma. Sí, me da a mi en la nariz… pero bueno, ya veremos qué ocurre. Nos vemos la próxima semana con más SP!