Muy buenas una semana más, acompáñenme a viajar y retroceder unos 60 años. Esta vez confíen en mí porque no les va a defraudar. Hoy le traigo el resumen de casi 2 semanas, y es que la semana anterior apenas ha sucedido nada interesante pero en esta última… en esta ha pasado de todo!!! Ya que por fin, después de solo 220 capítulos, Ana y Teresa por fin se han… pero bueno, mejor vamos por orden.

La semana pasada nos quedamos con esa declaración en toda regla de Ana, aunque solo nosotros fuésemos los testigos de la misma, en la que confesaba que siempre había estado enamorada de Teresa, está última, mientras tanto, se le empezaban a amontonar los problemas con su marido.

Empezamos con la chicas metidas de lleno en el trabajo. Ana quiere que se ocupe de todo su amiga cuando ella dé a luz, puesto que en algunos meses no podrá trabajar y Teresa encantada con ello. Después llega una carta de la competencia “Galerías Preciado” los cuales quieren que le vendan sus almacenes. Aunque Teresa le dice que no puede hacerlo y le recuerda la importancia del negocio familiar, Ana le contesta que en alguna ocasión ha estado tentada a ello y solo dedicarse a vivir la vida, pero ahora es diferente, ya que con Teresa a su lado todo es distinto.

Héctor llama por teléfono a Ana para pedirle que vaya a su despacho para hablar del tema de las alfombras que se traían entre manos, pero antes de colgar le dice que vaya hasta allí pero sin decirle nada a Teresa. Una vez llega Ana, le dice que el tema era muy delicado y el caso lo ha cerrado. Como se veía venir, la conversación desemboca en el ámbito personal ya que Ana le dice que no le tendría que ocultar cosas a su mujer. Le pregunta por qué está tan frio y distante con ella y éste le responde que le molesta mucho la influencia que ejerce en su mujer, que lo ha hecho con todo ello, es alejarla de él. Pero ella le dice que solo quería ayudarlos, viendo que es imposible darle los motivos, la Rivas termina marchándose del lugar.

Una vez llega de nuevo al despacho, Teresa le dice a su amiga que se va a llevar trabajo a casa, pero Ana le dice que no es una buena idea, que ha Héctor no le va a gustar y mas, después de la conversación que acaba de tener con el detective. Ana le dice que últimamente los ve muy distanciados y entrando en “modo amiga BBF (best friend forever)” le dice que hay que arreglar eso, que no puede seguir así con su marido.

Cuando llega su marido a casa, la encuentra revisando papeles del trabajo. Teresa le cuenta que ha estado hablando con Ana y que en las empresas van a crear un puesto nuevo, un jefe de seguridad, con personas a su cargo, que Ana ha pensado que sería el puesto ideal para él, así trabajarían juntos. Pero él se enfada muchísimo y a gritos le dice que no va permitir más gente mantenida por Ana y termina yéndose de nuevo de casa. Al otro día se presenta en los almacenes para encarar a Ana y darle el no en persona. Menos mal que no lo tenemos que aguantar en los almacenes.

De nuevo está en la puerta, el director de relaciones públicas de Galerías Preciado, para sorpresa de Teresa, Ana le propone ocuparse ella del tema. Y aunque la García tiene dudas, su amiga la anima y le da la seguridad que le falta. Cuando Ibañez se presenta, lo primero que le suelta mi Teresa es que se niegan a vender los almacenes, que lo máximo, que pueden ofrecerles es colaboración. Así que él le da sus propuestas.

Cuando llega a casa, Teresa le confiesa a Héctor que no entiende su comportamiento, que Ana solo quería ayudarles a que pasaran más tiempo juntos, aunque su marido sigue en las mismas. A la mañana siguiente todo sigue igual entre ellos, su mujer no comprende la actitud, él le dice que no va a trabajar en seguridad mientras ella es la subdirectora. Ósea, resumiendo, lo que no soporta el hombrecito es que Teresa tenga un puesto mejor. Al final el detective termina marchándose con una maleta, aunque no es lo que piensan, ¡ojala! Pero no, se va de viaje por un caso que está investigando.

Al rato, las dos amigas en el despacho comienzan a hablar de los problemas matrimoniales de la García. Me pregunto en qué momento del día trabajan estas mujeres, pobres almacenes. Teresa le confiesa que ve como su matrimonio se está desmoronando… ¿he dicho ya que ojalá? Ana de nuevo en modo BBF le dice que los matrimonios pasan por rachas que al final terminan superando.

Después entra en “Modo Masoca” y le pregunta que tal les va en la cama, pues es un tema muy importante. Su amiga le responde que regular, que desde que perdió a su hijo, más menos que más en ese terreno y Ana le dice que seguro que ese es el verdadero origen o por lo menos uno de los más importantes. Después la otra que parece que se le pega la vena de su amiga, le pregunta a la Rivas como es su marido en la cama, ya que Ana, hace como 345 años, se acostó con él. Para ahorrarles el mal trago solo diré que le responde, para mi desgracia, que es genial.

Al rato, se les presenta Ibáñez, el de Galerías Preciado, para hablar de negocios, pero las invita a ambas a una cena y salir por la noche para hablar de ello y no convertirlo en algo aburrido. Aunque Teresa al principio se niega, porque no está tan siquiera su marido, al final termina aceptando ir a cenar con la Rivas y el relaciones públicas de la competencia.

Llega la noche y ambas están en casa de Ana, guapísimas las dos, preparadas para la cita con Ibañez. Mientras están hablando en el dormitorio, de trabajo, una pena. Teresa le confiesa que es muy difícil que la gente se abra, poder decir lo que siente libremente, ¿es qué no lo hace? En un momento, Teresa maquillándose con el lápiz de ojos se sale y ahí está nuestra Ana para ayudarla.

Mientras le dice que tiene aprender a resaltar esa mirada tan bonita y tan dulce que tiene y da lugar una conversación

Ana: A mi también me gustaría decir la verdad de lo que siento… me gustaría ser yo misma delante de quien fuera…
Teresa: Pero si ya lo eres.
Ana: No, no del todo, pero lo seré.

Y ahí si no llegan a llamar a la puerta, mi Ana le suelta todo a su amiga. Así que terminan marchándose. La cena transcurre normal, los tres se están divirtiendo, hablando de negocios y demás. Ana en un momento dado va al servicio, con lo que se quedan Teresa e Ibáñez en la mesa, justo en ese momento el marido de la García que había llegado una noche antes, tras hacer varias llamadas buscando a su mujer, la encuentra en el bar del teatro, en la cena de negocios con el director. Así que se les acerca y sin mediar palabra, le propia al pobre Ibáñez un puñetazo. Después, se marcha sin mediar palabra. Las dos le piden disculpas y él las acepta hasta con sentido del humor.

Ana acompaña a Teresa a su casa y ahí comprueban que el marido enfadón no está ahí. A mi Teresa le da un ataque de ansiedad por la situación, hasta el punto que tienen que llamar a Mauricio, el médico. Una vez se va, Ana le dice a Teresa que la acompañará hasta que vuelva Héctor. Al darle un calmante, queda la García totalmente dormida, aunque despierta a media noche y ve a Ana leyendo en la silla. Ésta le dice que se vuelva a dormir y tras acostarse en la cama, el subconsciente que es muy poderoso, hace acto de presencia y Teresa medio en sueños medio despierta le dice lo siguiente “No te vayas, quédate conmigo… te quiero” y a nuestra Ana se le asoma una tímida sonrisa ante las palabras de su amiga.

A la mañana siguiente vemos a una Teresa mirando a Ana dormir en una mecedora en la que ha pasado la noche. Lo primero que le dice la García es un “Estabas muy guapa durmiendo.” Las frasecitas de estas chicas, a los que dicen que solo es amistad, solo les diré… ¡JÁ!

Mi Ana se incorpora y le pregunta si sabe que habla en sueños. Al preguntarle su amiga que habló, ella le dice que cosas sin sentido. Después la Rivas, para sorpresa de Teresa, le dice que le hará el desayuno y bromean sobre el hecho de que “la señorita Ana” sepa hacerlo. Ainssss haber si nos enteramos que nuestra Anita es una caja de sorpresas. Después le pregunta si tiene noticias de su marido, pero la respuesta, por suerte, es un no.

Ana va al despacho de Héctor y consigue sonsacarme a Bonilla, el compañero de Héctor la dirección del hotel donde se encuentra. En la oficina, se lo da a Teresa para que lo llame, aunque no consigue demasiada información. Después van a casa de Ana, lo vuelve a llamar y esta vez si consigue hablar con él, pero ambos terminan discutiendo, como siempre. Teresa está muy afectada y le cuenta a su amiga que siente que está perdiendo a su marido. Ana le dice que es una persona maravillosa y que se merece ser feliz, entonces nuestra Rivas recuerda cuando confesó que estaba enamorada de su amiga.

Teresa, no puedo verte sufrir, me importas demasiado… te quiero.

Ana besa a una Teresa algo confundida, que después de ese beso, es ella quien toma la iniciativa y la vuelve a besar. Lo siguiente que vemos es esto:

Ainss no se si reír, llorar, saltar, bailar, cantar…pero bueno, optaré por seguir haciendo el resumen. Ana le pregunta porque está tan callada y su amiga le dice que “está confundida” demasiadas confusiones en nuestras parejas últimamente, ¿no creen? Pero Ana le dice que ha pasado lo que tenía que pasar, le recomienda que disfrute el momento y le dice lo siguiente: “Teresa, he perseguido la felicidad inútilmente durante muchos años, y ahora que la he encontrado, no pienso renunciar a ella.”

Pero Teresa le responde que no sabe lo que quiere, cuáles son sus sentimientos. Y en un amago de sinceridad, le dice que no sabe si lo que ha pasado, es fruto de su amor o su enfado con Héctor. Pero mi Ana lo ve todo color de rosa y le dice que no importa la razón, porque es lo más maravilloso que le ha pasado nunca, que nunca había sentido lo mismo por nadie.

Ana: ¿Te acuerdas del primer beso que nos dimos en el ascensor? Para mí fue como un relámpago que recorría todo mi cuerpo
Teresa: Claro que me acuerdo, como podría olvidarlo…
Ana: Ni yo, desde ese momento no he hecho otra cosa que pensar en ti, en tenerte, en acariciarte… Teresa, nada ni nadie podrá impedir que te ame, porque no hay barreras lo suficientemente grandes para este amor que siento por ti… Te amo desde el primer día que te conocí, cuando nos despedíamos cada tarde allí en los almacenes esperaba con ansia la llegada de día siguiente. Me ahogaba si no estábamos bien, porque estar alejada de ti era como si me arrancaran una parte de mi ser

Nuestra Teresa le dice que es precioso todo lo que le dice, pero que tiene que comprender que también ama a su marido y la Rivas le responde que eso no tiene que cambiar si ella no quiere, porque nunca le pediría que abandonara a su marido. Ella no, pero yo y muchas lesbicanarias apuesto a que sí!!!!

Ana: Teresa, yo lo que quiero que sepas, es que eres el amor de mi vida y siempre lo has sido.
Teresa: Entonces, ¿por qué te casaste con Alfonso?
Ana: Yo le quería y trate de ser una buena esposa a pesar de nuestras diferencias. Era un hombre bueno y le tenía cariño pero… casarme con él, me hacia estar más cerca de ti de lo que nunca había estado.

Entonces Teresa le pregunta que es lo que quiere de ella, y nuestra Rivas le responde que solo quiere que la deje que la quiera. La García se pregunta qué será de su matrimonio y su amiga piensa que será lo que tenga que ser y añade “cuando beses a tu marido… pensarás en mí” y ambas terminan besándose de nuevo.

Pues hasta aquí el resumen de estos días!!! A mí me ha encantado, obviamente, me ha encantado la declaración de amor de Ana y comprendo las dudas y temores de Teresa. ¿Qué piensan del tema?