A Marine Story nos cuenta la historia de una condecorada oficial de la Marina vuelve a casa de manera inesperada, y es rápidamente reclutada para ayudar a una adolescente con problemas a preparar su partida hacia un campamento militar para jóvenes problemáticos. Cuando se revelan sus verdaderas razones para volver a casa, el futuro de ambas se encuentra en peligro.

Nuestra Opinión sobre la película lésbica

La película, basada en hechos reales, comienza con la vuelta de Alexandra Everett a su pueblo de la América profunda después de haber sido precipitadamente licenciada del ejercito americano para evitar un juicio por “conducta impropia”. Alexandra ha dedicado toda su vida al ejercito al igual que el resto de su familia, su padre y su hermano son marines también, y tras ser expulsada no sabe que hacer con el resto de su vida.

Un día después de llegar al pueblo, el sheriff le pide ayuda con una adolescente problemática llamada Saffron. El juez le ha dado a Saffron dos opciones o ingresa en el ejercito o ingresa en la cárcel (¿pueden hacer eso los jueces americanos? I can´t belive it) El sheriff piensa que Alexandra puede encarrilar a la veinteañera hacia la vida militar y así salvarla de un futuro bastante incierto.

El personaje de Alexandra (encarnado por Dreya Weber, a quien también vimos en The Gymnast) es fuerte, duro, una mujer que ha dado su vida al ejercito y que lo ha hecho porque adoraba servir a su país. Vemos como regresa a una casa vacía sin un objetivo claro. Bebe sin control y tiene continuos deja-vus con su pasado militar. Nadie de sus antiguos amigos en el pueblo sabe que ella es lesbiana y que por ese motivo está fuera del ejercito.

Saffron, es su contrapunto. Es una chica de veinte años que perdió a toda su familia en un accidente de coche cuando ella era más joven. Vive con su abuela que siempre está bebida. Tiene un novio yonki que se pone con “Meta” y con el que roba de vez en cuando. Su vida parece no tener rumbo y no hace más que meterse en líos.

Aunque el comienzo de la relación entre Saffron y Alex no es muy bueno pronto la primera comienza a respetar a Alex y con ello a querer ingresar en el ejército. Alex por su parte encuentra en Saffron algo en que emplear sus conocimientos militares y no sentirse tan sola y fracasada. Cuando las cosas se ponen difíciles para Alex en el pueblo, por culpa de unas fotos que reparte por todas partes un homófobo del pueblo, el motivo por el que no huye es por su compromiso en ayudar a Saffron. Pero no penséis que el rollo lesbicanario es entre nuestras protagonistas sino entre Alex y otro personaje bastante secundario (que aunque breve nos encantó por su mítica pregunta: Dime si votaste a Bush).

La película trata de plantearnos la hipocresía de la política del ejército americano denominada: “Don’t ask, don’t tell” en primera persona, a través de Alex ¿Qué hacer con tu vida si te quitan lo que más valoras y por lo que has renunciado a tanto? Ella es parte de esa contradicción: ama a su país y es parte de una comunidad cuyos valores son profundamente patrióticos y homófobos, se sacrifica por ello hasta negarse como persona para encajar pero al final sus esfuerzos no son suficientes porque la descubren y tiene que enfrentarse a todo, reinventarse para poder seguir adelante.

El resumen para cada una de nosotras sería:

Mz: Me gustó porque me interesa el argumento principal de la película: seguir queriendo ser parte de algo que no solo te da la patada sino que te ve como el enemigo aunque seas la mejor haciendo tu trabajo, sólo por ser lesbiana. Es una película que no se encontrará entre mis favoritas pero, aunque el final me decepcionó un poco, no me importaría volver a ver.

Dyke: Aunque el tema que plantea la película me resulta interesante, no puedo empatizar ni ponerme en la piel de la protagonista y sus dilemas. Me chirrían los argumentos patrióticos. No me gustó mucho, esperaba más de lo que encontré.