Escrito por: Genix
Isleña de nacimiento, desperté en este planeta en las Islas Canarias. Pese al amor al mar, a días soleados tumbada en la arena y noches cálidas paseando por la orilla, siento que pertenezco al país más grande del mundo: la humanidad. Adoro a Lesbicanarias y no solo a la página, ya me entienden… las que me conocen. Me encanta el mar y aislarme del mundo escribiendo hasta meterme en mis propios relatos generando realidades emocionales que hagan mover mis propios cimientos. En definitiva, amo respirar y ser consciente de ello cada vez que lo hago. Y como no, me gusta analizar las situaciones, las posibilidades, jugando a algo que cada vez hacemos menos: meternos en la mente de aquel que no piensa como nosotros. Comprendo todo menos la guerra, la intolerancia y las malas maneras, siempre he pensado que un buen argumento se defiende con buenas palabras no con buenos insultos ni ofensas.

Disclaimers: Todos los personajes de Venice The Series y por lo tanto de este Fan Fic, son propiedad de Open Book Productions, sólo los he tomado prestados para saciar un poco la ansiedad de no poder verlos durante una larga temporada, y con fines no lucrativos, solo por diversión pura y dura, además de un homenaje a esta serie que tanto nos ha hecho debatir

Episodio 6

Una decisión importante

Lara fregaba los últimos cubiertos mientras Ani jugaba con el tenedor haciendo rodar parte de su desayuno. Un tomate cherry volvía a tropezarse con un pedacito de zanahoria.
El teléfono fijo sonó.
–Ya voy yo –dijo Lara evitando la acción de Ani que hizo ademán de levantarse.
Los ojos de Ani miraron con curiosidad hacia la escritora.
–Buenos días sombra de mi vida –oyó decir a la mujer y devolvió su mirada a su plato–. Sí, claro que podríamos, pero solo si me dejas invitarte.

Ani escuchaba de fondo la conversación pero su cabeza estaba inundada de la mirada de Gina tras haberle gritado y echado de la casa. Si aquello era lo correcto para Lara y para ella ¿Por qué se sentía tan mal? El único pecado de Gina había sido querer protegerla, aún en contra de su propia voluntad. No tenía claro si el motivo de que la quisiese lejos era por proteger a Lara de ella, porque ahora que la había cuidado y protegido, seguía sintiendo esa rabia en su contra. Su mente agradecía lo que había hecho por su novia, existía un punto de coraje por no haber respetado su decisión de entrometerse, pero lo que más dolía era reconocer que la echaba de menos.

-Era Cris. Me ha invitado a comer después de la reunión con la editora.
-Eso estará perfecto, porque hoy es la clausura de mi exposición y no iba a poder venir a comer a casa.
-Ani, la clausura -exclamó Lara colocando su mano en su boca-. Me había olvidado de eso.
-No pasa nada ¿ok? -la tranquilizó Ani cogiendo el bolso en una mano y acercándose a dar un beso en su mejilla-. Es más importante lo que estás haciendo. Habrá más exposiciones -dijo girándose desde la puerta y gesticular un “adiós” con sus labios.
Los ojos de Lara se quedaron en la puerta un instante más. Alternando su estado de ánimo entre recriminarse su torpeza al olvidarse del evento y la idea que se le acababa de ocurrir para un nuevo capítulo de su libro.


Michele entró en la oficina cargada con varios muestrarios de telas. Se extrañó al darse cuenta de que la puerta del despacho de Gina estuviera abierta. Temiendo lo peor, miró la cerradura en busca de alguna prueba de que hubieran entrado ladrones, pero la cerradura estaba intacta. Soltó con cuidado los muestrarios sobre su mesa y sigilosamente caminó hacia el despacho contiguo.
Asomó la cabeza despacio recorriendo con sus grandes ojos el espacio del cuarto. Su mirada se centró al tiempo que se relajaba al reconocer a Gina recostada en el sofá.
Entró despacio mientras que su rostro reflejaba ahora la extrañeza de que Gina estuviera allí vestida como el día anterior, con toda la pinta de haber pasado la noche allí.
Se agachó y acercó su cabeza a la de la otra mujer.
Acarició su pelo, apartando un mechón que caía por su mejilla.
-Gina -susurró a su rostro demacrado. —Gina -volvió a repetir la acción al ver que no despertaba.
Gina movió ligeramente su cabeza.
-¿Estás bien? -preguntó a sus ojos cerrados reconociendo que era obvio que algo no iba como debía.
Lentamente, Gina abrió sus ojos. Se encontró con la mirada intensa de su asistente a solo un palmo de su cara.
-Sí -contestó tomando consciencia de donde estaba mirando a su alrededor.
-Me has dado un susto de muerte -dijo Michele dando tiempo a su jefa de que terminara de despertar-. Te traeré un café. Michele salió del despacho y se acercó a la vieja cafetera eléctrica que daba toda la impresión de no haber sido usada en meses.
Gina se incorporó y se quedó sentada un instante sintiendo unas punzadas en sus cienes. Alzó sus manos hasta su nuca y se dejó caer hacia atrás en el espaldar. Pulsó fuerte con sus dedos en sus cervicales y ladeó su cabeza hacia el lado contrario en el que había dormido toda la noche. Un gesto de dolor se dibujó en su rostro al tiempo que oyó crujir uno de sus huesos.

Un minuto después, Michele trajo hasta sus manos una taza de café. Gina no movió sino los ojos hasta la taza.
-Te ves horrible -dijo Michele tan franca como siempre.
-Gracias. Yo también te quiero -respondió Gina con voz ronca.
-Bueno, ¿me vas contar qué te ha pasado? -dijo mirando a su jefa tomar un largo sorbo de aquel líquido- .No habrás peleado con el coronel otra vez, ¿no? -preguntó a la cara de asco que en ese momento estaba poniendo Gina.
-Esto despertaría a un muerto -dijo arrugando la frente.
-Lo sé, es una bazofia, pero es lo único que puedo ofrecerte -replicó viéndola mientras daba otro pequeño sorbo a aquel mejunje-. ¿Y bien?
-No, no me he peleado con el coronel. Y para serte sincera, no quiero hablar ahora de esto.
-Bien. ¿Quieres que al menos vaya a buscarte una muda a tu casa? -sugirió la asistente.
Gina suspiró mientras extendía su mano a Michele para que la ayudase a levantarse.
-No, me voy a casa en un par de horas, antes quiero que me ayudes con algo.
Una vez en pie caminó hasta su mesa y se dispuso a ver el paisaje desde su ventana saboreando lo que quedaba de aquel veneno negro.
Michele esperaba por su orden.
-Lo primero es que saques un pasaje a Londres a mi nombre.
La asistente no se quedó petrificada al oírle decir eso.
-¿Perdón? ¿Has dicho un pasaje a Londres para ti? -los ojos de Michele se hicieron más grandes que nunca.
Gina no respondió, se giró y asintió con su cabeza. Todo eso mientras hacía su silla hacia atrás y se sentaba en ella.
Michele sonrió al tiempo que ella misma se daba cuenta de que su sonrisa estaba de más dada la expresión triste y abatida en el rostro de su jefa.
La joven asistente se levantó de su asiento y sin mediar palabra se fue directa a su escritorio.
Gina dejó caer su cabeza hacia el espaldar y bajó sus párpados, asimilando que su idea de anoche, justo antes de caer abatida en su sofá, fuera ahora una realidad. Marcharse a Londres era la mejor opción para la felicidad de Ani. Lo que ella le pedía era algo imposible de cumplir. Siempre, pasase lo que pasase siempre iba a estar ahí, y era como si su presencia no hiciera ningún bien a su vida.


Lara y Cris sonreían delante de sus respectivas copas de agua y zumo de melocotón.
-Te juro que me diste miedo hasta a mí -dijo Lara recordando la jerga legal de su madrina ante su editora en la reunión que habían mantenido una hora antes.
-Suele pasar cuando empiezas a hablar sobre leyes, denuncias, derechos legales. Lo bueno de tu editora es que sabe poco de ello.
-Le diste duro con eso de pelear por quitarle los derechos sobre mi libro anterior.
-Eso no fue darle duro, deberías verme cuando realmente me pongo seria -dijo guiñándole un ojo.
-Que miedo -respondió Lara abriendo los ojos exageradamente antes de sonreír de imaginarse la situación.
-De todos tu editora es un hueso duro de roer, espero que no vuelvas a tener ningún problema con ella.
-No lo habrá -dijo agradecida y dispuesta a aprovechar esta nueva oportunidad que le brindaba la interferencia de aquella mujer en sus asuntos.
-Parece que la vida te sonríe a pesar de todo -dijo Cris con cierto halo de tristeza.
La expresión de los ojos de Lara era de un gran interrogante.
-No todo el mundo tiene tu suerte -contestó a su expresión con una frase directa.
-Eso es porque no todo el mundo tiene una madrina como tú -respondió Lara tratando de ser afable con la mujer y por el estado apagado que en el que se había tornado su cara.
-No me refiero a eso -dijo sin cambiar su gesto. -Me refiero a Ani, a tus amigos, a tu editora… a todo.
Lara volvió a mirarla con una gran curiosidad y expectación a sus palabras.
-Vamos Lara. No todo el mundo se queda a nuestro lado cuando hacemos cosas que realmente son imperdonables. Ahí tienes a Ani.
-Sí, tengo esa suerte. Y con un poco más conseguiré que olvide lo sucedido -añadió dando un sorbo de su zumo de melocotón.
Un silencio se hizo entre ambas.
-¿De verdad crees que eso puede suceder? -irrumpió Cris dando tiempo a la otra mujer a que recapacitara en sus palabras.
-Claro que sí -respondió Lara con un pequeño atisbo de enfado.
-Es posible, quizás tú seas la excepción -dijo dedicándole una sonrisa y tratando de suavizar la conversación.
-No entiendo ¿Por qué dices eso? -preguntó Lara ahora con curiosidad
-Porque he estado años viendo como han pasado cosas de este tipo y francamente, es algo más difícil de superar de lo que parece.
-Pero ya estoy mejor -dio esa evidencia con rotundidad.
-No hablo de ti escritora… hablo de ella. Quizás tú pienses que estás mejor e incluso jures que no va a pasar nada semejante en el futuro, pero ¿cómo lo sabe ella? Al fin y al cavo nunca creyó que fueras capaz de llegar a hacerle daño y lo fuiste.
Lara bajó sus ojos a la copa en sus manos, sintiendo la herida que ese recuerdo abría en ella.
– Eso puede perdonarse, pero olvidarse…Eso es otra cosa. No importa lo que hagamos, eso deja un precedente muy difícil de olvidar.
-Ella me ama -añadió Lara negando con su cabeza.
-Y tú a ella, y eso no sirvió para evitar lastimarla. ¿Y si a ella le pasara lo mismo contigo? ¿Qué tal si te ama pero a su vez no puede evitar sentirse herida y dolida para siempre?.
-Eso no pasará -dijo fijando sus ojos azules en los de la otra mujer casi en desafío.
-Quizás, de verdad que deseo que no te pase -respondió la otra mujer dando un trago de su agua y dejándole ver que su mirada no la intimidaba de ningún modo.
-¿Acaso has hablado con ella? ¿Lo dices por algo concreto?
-Solo hablo por experiencia propia y porque desde que la conozco la he visto pendiente de ti todo el tiempo. En estos diez años he visto cientos de reacciones diferentes, pero Ani es muy introvertida, callada. Nunca la he visto hablar de ello, desahogarse, gritar, llorar o dar muestra de algún sentimiento por su parte.
-Eso es porque Ani es fuerte -afirmó Lara con una pequeña mueca que pareció ser una sonrisa al recordar a Ani.
-Lo sé…lo sé. Pero no conozco a nadie que lo sea tanto como para llevar su peso y el de su pareja a un tiempo.
Lara bajó sus ojos a su copa de zumo, pensando sobre las palabras de aquella mujer.
-No quiero meterme donde nadie me llama, solo espero que le devuelvas con creces todo lo que está haciendo por ti. Nadie se merece lo que nosotras hemos hecho sufrir -dijo esto último con cierta tristeza en su mirada, como si en su consejo escondiera algún resquicio de su experiencia personal -. Solo es una recomendación, pero creo que ya es hora de que devuelvas en vez de estar recibiendo todo el tiempo…antes de que se canse.
-Te equivocas. Hablas como si yo no la amara…y la amo.
-No no…No dudo de que la ames, pero demuéstraselo con algo más que palabras -acabó de decir antes de que un camarero se hiciera presente ante ellas, pidiéndoles su demanda.


Cuando Ani llegó a la casa, Lara ya estaba en la cama. Agotada, se sentó en el borde del colchón y arqueó su espalda. No se dio una ducha como de costumbre, estaba claro que la clausura de la exposición había sido tediosa y se había alargado más de la cuenta.
Sintió como su cuerpo se refugiaba bajo las sábanas.
Ani acarició parte de la melena oscura de Lara en la almohada justo antes de darse la vuelta y abrazarse a la mitad libre de la suya.
Lara abrió los ojos al percatarse de la silenciosa entrada de aquella mujer.
No pudo evitar recordar las palabras de Cris durante la comida y pensando en ello, cerró sus ojos de nuevo. Solo los volvió a abrir cuando después de unos minutos sintió a Ani levantarse y perderse por el pasillo. Poco después escuchó el típico sonido de la cuchara en el cristal. Sin duda se estaba preparando algo de beber.
Eso era algo que últimamente hacía. Levantarse en mitad de la noche y prepararse algo de comer o beber, y que no le había dado tanta importancia hasta ahora.
Durante unos instantes, Lara dudó si levantarse y verse con ella o dejarla sola. Sentía que no tenía pistas sobre lo que sería mejor.
Se levantó y asomó su cara hacia la cocina. Sentada ante la barra, Ani daba vueltas a su infusión a un ritmo pausado.
-Lo siento, ¿Te desperté? -dijo al percatarse de su presencia adormilada caminando hacia ella.
-No, estaba teniendo una pesadilla -dijo tratando de ser creíble -. ¿Qué tal tú?¿No puedes dormir? -preguntó esto último sirviéndose agua en un vaso.
-No, debe ser que estoy demasiado cansada, no sé.
-¿La exposición? -preguntó dando un trago a su bebida.
-Sí….todo -respondió Ani tratando de no alargarse en algo que ni siquiera ella comprendía.
-Me devuelvo a la cama ¿te vienes?
-Enseguida -dijo sin moverse de la silla con una sonrisa.

Lara se marchó a la cama, caminando y tratando de descifrar el comportamiento de su novia. Quizás estaba cansada o quizás simplemente estaba buscando un momento a solas.