Aquí estamos nuevamente para seguir contando la historia de nuestra escritora/periodista , lesbiana y libanesa, y para ver que tal le va con el brillante plan de convertirse en heterosexual para su “investigación” y financiar el libro que realmente quiere escribir.

La semana pasada pudimos ver como Rasha iba paulatinamente cambiando de look, es decir, dejando de lado todos los clichés juntos lésbicos y adoptando todos juntos los clichés de mujer heterosexual, pero… ¿de qué me estoy olvidando? Ah sí, claro, pequeño gran detalle, nuestra protagonista está a punto de casarse y todavía no le comunicó nada de todo esto a su mujer. ¿Estará de acuerdo? ¿Le dirá que está loca? Para averiguar eso, mejor veamos que pasó.

Rasha llega a su casa y claro, lo primero que nota su mujer es el tema del atuendo, ropa demasiado ajustada…no sé yo, pero probablemente yo o mi mujer, más que la ropa ajustada pensaríamos por qué la otra está vestida como la mujer maravilla y si dejó el avión invisible en la puerta, pero dado que está gente a ese atuendo que lleva Rasha lo ve tan bien y tan heterosexual, sigo con la historia.

Le cuenta a su novia el asunto de tener que financiar su investigación sobre las mujeres de Afganistán y para eso tener que escribir una novela, lo que omite explicarle es el asunto de salir con hombres y ver como es el mundo desde la acera de enfrente. Su novia, por supuesto, no ve mal el asunto de la financiación de su investigación, lo único que la preocupa en su progresista e igualitaria cabecita es que no haya dos con vestido de novia en la boda, quiere sólo llevar uno ella. (?) ¿Qué puedo agregar? ¿Qué hay lesbianas para todos los gustos?

Una vez superado el escollo parejil, Rasha sigue con su objetivo. Su amiga le enseña a maquillarse y voilá, llega la primera cita…y si yo creía que ir vestida de superhéroe era de por sí llamativo, el vestuario no mejora. ¿Qué es ese leopardo furioso? ¿Qué hacen todas esas flores en la cabeza? En fin, me concentro, que no quiero distraerme con la ropa y perderme al espécimen con el que se ha citado.

Bueno, el primer individuo no se luce demasiado, como sus amigas llenaron su perfil, al parecer pusieron que a Rasha la vuelven loca los cosmopolitan y se ha encontrado con uno que es un enamorado de las mujeres que beben cosmopolitan. A mí no me miren, no tengo nada que ver con el guión, ni siquiera sé si hay hombres que se puedan obsesionar con estas cosas, pero todo es posible. Rasha no se encuentra muy cómoda y en determinado momento le suelta que es lesbiana, algo que a él le parece genial (típico pensamiento…”lesbiana = trío con dos chicas”), luego le agrega que es libanesa (eso no sé bien a cuento de que) y él se suelta con una película “Mambo en Medio Oriente”, que sino la ha visto, que hay un trío y …(¿yo que había dicho antes de los tríos?), así que nuestra protagonista se va corriendo y lo deja ahí.

Llega el momento de la segunda cita, y ¿Qué espécimen se encontrara ahora?, y al parecer para ir ganando tiempo, le dice de entrada que es lesbiana. El muchachin se queda pensativo analizando la información (igual el tiempo que tarda es porque parece más bien cortito), hasta que al final le pregunta que entonces si es lesbiana y tiene novia, eso significa que en algún momento su novia va a aparecer ahí, van a discutir porque ella ahora sale con hombres y van a terminar la discusión a los lengüetazos. Nuestra protagonista le dice que no son lesbianas porno, que son lesbianas reales. Su acompañante se entusiasma aún más, le dice que le parece aún mejor (otro cerebro frito que está pensando en ver a dos chicas o tener su trío), entonces ella con mucha paciencia le explica que son lesbianas reales, de las que se casan dependiendo el estado en el que estén. (Aclaración: hace referencia a los distintos estados de EE.UU. donde está aprobado el matrimonio), y de las que buscan donantes anónimos de esperma online. El cortito se súper entusiasma con toda la explicación. Entonces ella le dice que no se depilan, es decir, que muchas lesbianas si lo hacen porque de última el feminismo se trata de eso, de tener la opción de elegir, pero que su novia y ella son de otra corriente, de la vieja escuela.

Entonces, ante la mirada absorta del cortito le pregunta si él cree que el pelo púbico crece naturalmente en pequeños y lindos triángulos rectangulares, la respuesta era de esperarse… ¡es cortito!

Ya vamos olvidándonos de este monigote y pasamos a la tercera cita. ¡Que prolífica la web donde la registraron! Y ni bien veo al tercero, no sé, pero mi radar suena por todos lados. Se reúnen, él pide un café macchiato y ella pide un café amargo con leche y avellanas….y no termina de decir esto, que su acompañante le pregunta si es lesbiana…

Ante la mirada sorprendida de ella (y la mía), la chica que les estaba tomando el pedido, le confirma que ese es un café de lesbianas. Una vida desperdiciada sin enterarme de estas cosas, ya tienen una más para agregar a las preguntas para averiguar si una chica es o no ¿tiene gato? ¿Conoce a Katherine Moennig? ¿Cómo le gusta el café? El citado número tres le dice que él trabajó en un lugar donde las lesbianas siempre pedían avellanas, jamás las heterosexuales (bueno miren, los frutos secos son afrodisiacos…se lo pierden), en fin, que finalmente le dice que se tiene que ir porque su novio lo está esperando, ante la mirada sorprendida de nuestra protagonista, le cuenta que es actor, y que le recomendaron hacer trabajo de campo…o sea, lo mismo que ella a la inversa. El actor le pregunta si es holandesa (no me pregunten porque pudo haber hecho esa pregunta) y ella le dice que no, que es libanesa.

La chica de la barra al oírla pregunta ¿lesbiana y libanesa?, y acota que le parece genial….y le pregunta si por casualidad ha visto las “Mambo en Medio Oriente”, que ella tiene 3 y que si le interesa, que la llame. La verdad, la chica de la barra no estaba nada mal, pero nuestra protagonista es fiel y muy enfocada en su objetivo final.

Luego de estas tres citas lamentables se reúne con sus amigas. Una de ellas le dice que tiene que dejar de decir que es lesbiana, y ella le dice que no puede, que le resulta como un deseo irrefrenable decirlo e intentar educarlos. Vuelven al tema de la depilación y nuestra protagonista se mantiene firme en su postura de que es innecesario, doloroso y un gasto más para las mujeres, sólo para satisfacer a los hombres. Sus amigas le dicen que si realmente quiere ver como es el asunto desde ese lado, tendría que experimentarlo, porque es algo que al menos una vez en la vida una chica heterosexual ha hecho. Ella le dice que la idea no le gusta nada y que además no sabe que es lo que diría su novia. ¿Se depilara? ¿Su novia estará de acuerdo con todos estos cambios? Estas y otras preguntas más tendrán respuesta, con suerte en el próximo resumen. ¡Hasta la próxima!