Buen domingo tengan todas ustedes chicas, yo lo estoy terminando de manera genial porque les voy a hablar de una de mis series lésbicas favoritas, Exes & Ohs. El episodio pasado lo habíamos terminado en plan tristón porque Jennifer había decidido terminar con la que parecía su princesa azul, es decir Gillian, y ¿qué es mejor para olvidarse de todas las penas? Pues una reunión con las amigas y eso es precisamente lo que está haciendo Jen.

La vida con Internet inalámbrico siempre es mejor, por eso Devin decide meterle mano al router de Jen y hacerla feliz con su nuevo Wi-Fi que piensa estrenar usando el portátil en la cama. Sam, que está más que cómoda con su nueva vida en pareja, le dice que la cama puede usarse para mejores actividades. Que alguien le diga que se trata de levantarle el ánimo a la amiga, no de hundirla más por favor. ¿Qué es eso de comer pan delante de los pobres?

Igual Jen está contenta porque gracias a todas sus amigas y su buen humor puede olvidarse del mal trago que ha tenido que pasar con Gillian. La vida parece mejorar para nuestra amiga ¿no? De repente alguien toca a la puerta y cuando van a abrir se topan con esto:

¡Sopresa!

Me encanta la cara de Sam de «agarrenme por que la mato». Las chicas no saben que hacer y le cierran la puerta en las narices en lo que meditan como se lo dicen a Jen, pero para su sorpresa fue precisamente ella la quien invitó a su ex. Todas se quedan con la misma cara de «what» que nosotras porque obviamente es muy pronto para pasar página, esto no pinta bien señoras.

Igual siempre se ha dicho que las lesbianas siempre terminamos siendo amigas de nuestras exes. ¿Será? ¿Ustedes son amigas de sus exes? Y eso nos lleva a una nueva regla:

Regla de el brillante ejemplo de las lesbianas: Muchas personas piensan que las lesbianas son mejores por su única habilidad para ser amigas de sus exes, aún cuando acaban de terminar con ellas. Es una estupidez.

Viendo la futura hecatombe, Sam secuestra momentáneamente a Jen para hacerla entrar en razón. Entiende que quiera verse super buena onda e intenté llevar las cosas con sapiencia, pero es muy pronto y si no va con cuidado terminará con el corazón más dividido que las Spice Girls.

Jen le agradece la preocupación pero considera que toda su vida ha estado huyendo de los problemas y eso no la ha condenado sino a repetirlos. Y ya que están ahí tirándose verdades, Jen le dice que ella también debería unirse al club de las-que-enfrentamos-los-problemas.

Sam: ¿Y eso qué quiere decir?
Jen: Nada…solo que he notado que sigues bromeando con Elizabeth sobre todo ese rollo de ser la «chica mala».
Sam: No me molesta. Es solo una broma.
Jen: Solo bromeas así cuando estás molesta

¡Uy! La cara que acaba de poner Sam nos dice que Jen tiene toda la razón. Es lo que hay cuando tienes a tu mejor amiga enfrente, te lee como un libro abierto. En fin la reunión sigue su curso y a mitades nos enteramos de que Gillian ya está saliendo con alguien más. De ahora en adelante la llamaré Speedy Gonzales porque va a un ritmo que no es normal. Igual Jennifer apoquina, pone su mejor cara de poker y le dice que es genial que incluso le gustaría entrevistarlas para su documental. ¿Perdone señora…? ¿Por qué mejor no se mete un palillo de dientes entre la piel y la uña? Sería igual de doloroso pero al menos no habría humillación de por medio. Ais Jen…siempre metiéndose en líos.

Por la noche las Crises están preocupadas por su futura maternidad. Pero mientras Chris cree que podrán superarlo por medio de la práctica, Kris quiere documentarse lo más posible antes de echar a perder a su futuro vástago.

Por otro lado Jen y Gillian están solas en casa haciendo como que no están medio incómodas y felicitándose mutuamente por lo super bien que se llevan ahora que han pasado a ser exes.

La que no ha podido olvidarse de lo que le dijo Jen es Sam que aprovecha un momento a solas en casa con Elizabeth para recordarle que ya no es aquella chica coquetona del pasado sino una nueva y renovada Sam. Pero su novia no la pilla y sigue con la bromita de eres mi mala malota personal.

Al otro día por la mañana, mientras las Crises se lanzan en una cruzada personal para encontrar libros sobre maternidad lésbica en la biblioteca, Sam y Elizabeth están haciendo de comer y compartiendo un momento juntas cuando surge la pregunta maestra. Elizabeth le propone a Sam que se mude con ella y nuestra chica se queda blanca.

Si tu novia tira la salsa después de la pregunta es mala señal...

Sam pide un poquito de tiempo para pensarlo y su novia le dice que no hay problema, la oferta no tiene fecha de caducidad. Mmmm ¿será este el paso que necesita Sam para demostrarle a su chica que realmente ha cambiado? No sé yo, no sé yo, no la veo muy convencida, igual la pregunta surgió muy así de la nada, vamos a darle una oportunidad a la chica.

Por otro lado en The Beaver, Jennifer está más feliz que una lombriz cuando se topa con una parejita inesperada…es el bad karma de las lesbianas, como salgas a un sitio bollo seguro te topas con tu ex y su nueva novia…es ley de vida.

La novia en cuestión se llama Mallory y tiene la consideración por ahí donde les contaba porque de inmediato se pone a hablar sobre lo graciosísima que es Gillian mientras Jen la mira con cara de «tierra trágame». Encima el chiste que Gillian le contó a su novia es una anécdota que le contó Jen la noche anterior. Eso de reciclar anécdotas de tu ex es un pecado capital señora, nueva novia nueva vida.

Mallory también ha escuchado hablar del nuevo documental de Jen…se nota que Gillian no ha escuchado aquella regla que dice que no hables de tus exes con tu nueva novia, al menos en las primeras citas. En fin que para colmo de males Mallory se ofrece a participar junto con Gillian en el documental. A estas alturas del partido Jen está sacando las galletas de animalitos del maletín para suicidarse, pero en un movimiento que solo puede ser calificado de auténtico masoquismo les dice que sí, que las va a entrevistar.

Luego, por la noche Sam le cuenta a Jen su predicamento. No sabe que pensar de la propuesta de Elizabeth, sobre todo porque no le nació decir un sí a la primera. Jen le dice que igual su falta de respuesta más que un no es un «ojalá» y que debe tomarlo como un «acto de fe»

Al otro día, Jen sigue con su pesadilla particular mientras entrevista a Gillian y Mallory. Sobre todo cuando ve que la segunda trae la meno pintada y ya sabemos como se las gasta Gillian con el arte moderno. Y si a eso le añadimos que Mallory se la pasa hablando de la química genial que tienen y lo hot que son. Por fin, en un momento de lucidez mental, Jen finge un problema con la cámara y termina con la tortura china.

Sam sigue con su sana costumbre (o no…) de hacer caso a los consejos de Jen y decide lanzarse en picado a su nueva relación con Elizabeth dándole el sí a la mudanza.

Al final me he dado cuenta de que todo es un acto de fe. Es algo que estoy dispuesta a hacer si la persona que me cacha eres tu.

Awww que románticas…luego la cosa se pone más sexy cuando Sam saca las «armas de alto calibre» enfundadas en lencería negra.

Dado que en la literatura no encontraron respuestas a todas sus preguntas, las Crises deciden ir a un grupo de ayuda parental gay y lésbico. Las dos van muy ilusionadas, pero regresan totalmente traumatizadas porque todo el mundo se dedica a hablarles de lo poquísimo que van a dormir, de las ataduras físicas y mentales que van a tener, vamos que se les acaba la vida. Al parecer los hijos son peor que una cárcel y encima pagas por ellos :P.

Igual el trauma se les quita cuando salen de ahí y van a ayudar junto a todas las demás chicas a Sam que está empacando todo para irse a casa de su novia.

Las flores nunca fallan

Por la noche, Jen se encuentra con Gillian en su puerta cargando un ramo de flores para disculparse por la actitud de Mallory. Resulta que la chica no es que sea una maldita desconsiderada, sino que no se ha enterado de que ellas dos tuvieron algo…ahhhh…mal rollito.

Gillian le dice que ella quería que siguieran juntas y fue Jen quien cortó con la relación. Nuestra chica le responde que todo fue por lo de los papeles del divorcio. Gillian no entiende entonces porque quiere que sigan siendo amigas y Jen le responde que porque ha evolucionado y madurado justo antes de que las dos se empiecen a besar. Pero que conste en actas que fue un beso muy maduro :P.

Sam está desempacando sus cosas mientras le cuenta historias sobre ellas a Elizabeth. De repente se encuentra una pequeña figurita y le dice a su novia que se la regaló una granjera. Elizabeth de inmediato le pregunta si se la benefició. ¿Perdone señora….no tiene mejores cosas que preguntarle a su novia? No sé yo esto me empieza a parecer medio fetichista, y parece que no soy la única porque a Sam todo esto ya la pone de los nervios.

Sam le dice a su novia que ella no quiere conocerla sino poseerla. Y yo digo que ninguna de las dos cosas son malas siempre y cuando se haga la mezcla perfecta porque ¿quién no querría poseer a Sam? Si, tú, la que acaba de mirar hacia otro lado con cara de «no sé de quien estás hablando». Pero el caso es que parte de la evolución de Sam es que eso de una relación solo física ya no la llena y a pesar de que Elizabeth intenta escapara a la discusión diciéndole que seguro es el estrés de la mudanza la chica termina por irse a casa a meditar la situación.

Mientras tanto en casa de la nueva y madura Jen, la cosa se pone color de hormiga cuando llega la hora del arrepentimiento. Eso de acostarte con la ex es divertido mientras dura pero luego ya no tanto. En fin que Gillian sale casi corriendo y Jen se queda depre otra vez.

En fin que desafortunadas en el amor afortunadas en la amistad ¿no? Bueno, no era precisamente así el refrán pero ustedes síganme la corriente. Por la noche, Sam y Jen terminan juntas contándose las tristezas de su vida. Al parecer algo hicieron en otra vida porque ninguna de las dos consigue tener una relación decente.

Sam: Siento que estoy compitiendo conmigo misma. O con la «yo» que solía ser. Porque o no era verdad que Elizabeth creía que necesitaba cambiar, o no cree que pueda. Porque ahora que lo he hecho, no lo he hecho por ella.<
Jen: Seguro lo arreglaran Sam
Sam: Bah, pero ¡hey! estoy orgullosa de ti. Te enfrentaste a aquello de lo que normalmente huyes.
Jen: Sí y me explotó en la cara.
Sam: Pero aguantaste como las meras machas.

Bueno, no tendrán el amor pero se tienen la una a la otra y una copiacha y una plática después las cosas ya no se ven tan negras cuando tienes a tu mejor amiga al lado, ¿o si?

Jen: ¿A dónde voy a ir después de esto? Estoy tan cansada del «hola como estas, me encanta el color azul y los paseos por la playa ¿salimos juntas?». Por cierto, cuando te dije que te lanzaras a un acto de fe sabías que no tengo ni idea de nada en la vida ¿no?
Sam: Y ahora me lo dices…(riendo)
Jen: Somos un desastre.
Sam: Un desastre total.
Jen: Me alegra tanto tenerte a mi lado
Sam: Siempre lo estaré.

Entonces el ambiente cambia, se miran a los ojos, parece que alguien le subió el volumen a la música romántica y por un momento no existe nada más en el mundo que ellas dos y nos dejan con sus caras a medio centímetro una de la otra.

¿No odian que las dejen picadas? ¿Se besarán o no se besarán? ¡Nos vemos la próxima semana para contarles el desenlace!