Muy buenas a todas, aquí les traigo una nueva historia pero con unas protagonistas ya conocidas por todas. Se trata de Ana y Teresa, que después de unos años en Santander vuelven a su antiguo barrio tras una inesperada noticia, aparición y muerte del padre de Ana… pero antes, déjenme que las ponga en antecedentes.

Hace ya unos años que las cuñadas más famosas abandonaron Madrid para iniciar una nueva vida en Santander, junto al hijo de Ana. Teresa a pesar de estar casada con Héctor decidió abandonar todo para irse con su amor, se establecieron en otro lugar y formaron una familia.

Ana, antes decidir irse a Santander, pasó unos momentos muy duros con la desaparición de sus padres en alta mar, porque no sé si recuerdan, pero ambos desaparecieron en un viaje y los dieron por muertos. Pues este es el asunto que les trae de nuevo a la Plaza de los Frutos. Ya que desde hace días por ese lugar se paseaba un vagabundo que tenía atemorizada a la gente y un día, de buenas a primeras apareció muerto en la calle. Pues hasta ahí bien, sino fuera, porque se descubre que era el padre de Ana. ¿Cómo ha llegado a estar en esa situación? ¿Qué ha hecho durante todos estos años que lleva desaparecido? Pues esa es la misma pregunta que se hace su hija Ana, pero mejor, no adelantemos acontecimientos.

Héctor es el encargado de darle la trágica noticia a la Rivas por teléfono, que inmediatamente viaja junto a su incondicional Teresa. Ninguna está cómoda con la vuelta, y además, la Rivas está convencida que ese no puede ser su padre, pero pronto se dará cuenta que si lo es.

La primera visita que reciben es la de Héctor y le cuenta todo lo que sabe referente a su padre. Y como las pruebas científicas dictan que es el señor Rivas, pero ella no se explica cómo no la buscó, pero la razón era porque su padre no se acordaba, tenía lagunas muy importantes. Por lo que, cuando va a reconocerlo, para pesar de ella, es quien menos quería que fuera y no le queda más que asumir que ese vagabundo era su padre.

Mientras, el antiguo matrimonio tiene una de sus conversaciones profundas, Héctor le dice que a pesar de que le hizo mucho daño su marcha, no le desea ningún mal. Mientras, Teresa se interesa y quiere saber si es feliz con alguna persona como ella lo es con su cuñada, pero el detective le responde que nunca ha podido olvidarla.

Ana se siente culpable de la muerte de su padre y piensa quizás fue una decisión equivocada vender los almacenes y aunque su amor, intenta quitarle eso de su cabeza, no logra conseguirlo y casi termina todo con una discusión… Teresa se va molesta

Ana y Teresa listas para el funeral

Una tal Rocío, a la que desde ya llamaré, bruja, es la directora de la revista “Sucesos” , pues esta señora, va al hotel con la intención de sonsacarle información a nuestra Rivas, que no es nada tonta y poco consigue de ella. Y mientras, nuestra Teresa va a visitar a los del bar el Asturiano, que se alegran enormemente de verla, y cuando se está tomando un café con Manolita, la dueña, ésta le termina preguntando por su vida amorosa, ella se inventa su propia historia de amor, ya que le dice que está feliz y enamorada allí en Santander, pero de un chico que se llama Javier. Pero que no ha podido ir con ellas a Madrid, para no encontrarse con Héctor, ya que sería incómodo. Mentirosilla…

Una vez de nuevo en el hotel, nuestras chicas se piden perdón por la pequeña discusión que tuvieron antes. Y ambas terminan diciéndose cuanto se quieren y culminando con esos besos que tanto hemos extrañado.

Teresa: Siento mucho lo que ha pasado antes. Tú eres lo más importante que tengo en mi vida…
Ana: Yo lo único que quiero es estar contigo, eso es lo que realmente me hace feliz.
Teresa: te quiero tanto, tanto…

Al día siguiente, lo primero que le dice la García al ver a su amor es “estás preciosa”, díganme si no es una manera fantástica de empezar el día, y claro, vaya día les espera, ya que es el funeral del señor Rivas. Y aunque Teresa le propone irse ya de Madrid cuando termine todo aquello, su cuñada le responde que aún no ha llegado el momento de su partida, y yo me alegro, porque si no, no les podría traer más resúmenes.

El entierro tiene lugar entre una nube de fotógrafos, y aunque a nuestra García le encantaría estar al lado de Ana en ese momento, sabe que debe guardar las apariencias y se pone al lado de Héctor. Y con unas palabras muy emotivas hacia su padre por parte de la Rivas, dan por concluido el funeral.

Ambas no saben los que se les viene encima, y es porque la bruja, mencionada anteriormente, quiere sacarle jugo a la familia Rivas y si es sacándole los trapos sucios, más que mejor.

Y claro, nuestras chicas ajenas a todo y retrasando el viaje porque Ana no puede irse sin saber qué es lo que le pasó realmente a su padre y quien mejor para ello que el gran detective Héctor, y si, el será el encargado de averiguar la historia de su padre en sus últimos años de vida.

Y como era de esperar la revista Sucesos hace un artículo sobre el entierro intentando sacarle jugo a la familia. Pero ya sabemos el carácter que se gasta la Rivas y se presenta en la misma revista para hablar con la dueña, a la que le pide que rectifique lo que han escrito, pero la bruja no cede y al final nuestra Ana se marcha no sin decirle que tendrá noticias de ella. Se va derecha a ver a Héctor para pedirle consejo y éste solo puede prometerle que indagará en la revista para ver lo que puede encontrar que les sea beneficioso.

Al día siguiente, Bonilla, el compañero de Héctor pasa por el hotel para explicarles a las chicas lo que han averiguado, por lo visto, la revista tiene muchos problemas económicos y que el 51 por ciento de las acciones de la misma son del banco, así que ni la misma Ana se cree la suerte que está teniendo, porque en su cabeza está comprar esas acciones y como son la mayoría tendrá total dominio de la misma. A Teresa no le gusta mucho la idea, porque quiere volver a Santander cuanto antes y ve su marcha cada vez más lejana…

Mientras en la revista, Rocío, la bruja, está segura que la Rivas esconde mucho más y con la ayuda de un periodista de la misma calaña que ella, no dudará en averiguarlo. Y la señora nos deja a todos de piedra cuando le cuenta a su trabajador que ella piensa que Ana y Teresa en realidad son amantes, por lo que le pide que encuentre pruebas de ello para hacerle chantaje. Muy mal chicas, porque nuestras cuñada podrían terminar en la cárcel por ello.

Ana y teresa mirándose

Mientras nuestras cuñadas disfrutan de una salida juntas, vuelven al hotel entre risas y empiezan a ponerse tiernas. Ana le confiesa que le cuesta reprimirse a veces pero claro, tienen que guardar las formas. Empiezan a besarse, para nuestro deleite, pero Teresa interrumpe para decir que tiene que deshacer su cama, para que el servicio del hotel al día siguiente vea dos camas deshechas y guardar así las apariencias, a ello se dispone cuando interrumpe Héctor, así que si, nos quedamos sin más arrumacos.

Le viene a contar lo que ha averiguado de su padre. Un misionero lo acogió y estuvo cuidando de él, lo llevó a médicos y, debido quizás al traumatismo en el accidente de barco, no podía hablar ni escribir, había perdido esas capacidades y no recordaba nada, ni siquiera su nombre. Pero cuando cuenta todo el relato, sigue siendo un misterio el como volvió a Madrid y a su barrio. Por lo que Ana al saber todo, lo primero que quiere hacer es agradecerle al misionero que lo cuidó durante todo ese tiempo y así lo hace al día siguiente. Después va al cementerio a ponerle unas flores.

Y al llegar al hotel tienen la visita de Héctor, que le viene a avisar que se ha enterado que la revista va a sacar un nuevo artículo pero más cruel, una especie de crónica negra de la familia Rivas, Ana se indigna y sin más dilaciones se presenta de nuevo en la revista. Y le exige a la directora que paren las maquinas con el artículo. Tras la rotunda negativa y burla de la bruja, la Rivas le enseña unos papeles en el que se puede ver que ella ha comprado más de la mitad de las acciones de la revista, así que por ley, también es de ella y le deja claro que cualquier artículo que se vaya a publicar, tiene que pasar por ella. Lo que la pareja no sabe, es que Rocío, está indagando y buscando pruebas, en un tema muy delicado para ellas, su vida amorosa, y eso solo puede significar una cosa por parte de esa mujer, chantaje…

Después de leer el artículo, Ana indignadísima, le dice a una redactora que se vaya a casa, porque total, la revista nunca más saldrá a la calle, pero gracias al antiguo redactor jefe, uno de los pocos hombres correctos en esa revista, consigue que Ana no la ponga en venta y si en tres meses obtiene beneficios, dejará que siga adelante.

Y hasta aquí de momento. Miedo me da de Rocío, porque terminará por hacerle chantaje a la pareja, al menos, eso creo. ¿Se quedarán en Madrid o volverán a Santander? ¿Qué les parece la vuelta de la pareja? ¡Hasta la próxima semana!