Yocasta libro lésbico

Micky Knight es detective privada (como los Ángeles de Charlie, pero ella sola, sin las otras dos compañeras) y ejerce en Nueva Orleans. Protagoniza una serie de libros lésbicos, uno de los cuales –La Sombra De La Duda– fue reseñado por Yovanu aquí, en Lesbicanarias.

Nuestra detective posee una personalidad fuertemente marcada por la terrible infancia que –más que vivir- ha sufrido, y posee además una habilidad notable en el arte del ligoteo. Al ser lesbiana, lógicamente focaliza el mencionado talento hacia las mujeres, que caen como moscas ante sus encantos (o eso parece, porque por lo visto se ha tirado a media humanidad femenina). Esto es algo que no deja de recordarle con cierta inquina su ex, a la sazón nuevamente emparejada y fiscal del distrito.

Micky cuenta con un nutrido grupo de amigas –todas lesbianas-, y algunas de ellas tienen además profesiones que resultan de gran utilidad para sus actividades detectivescas (una policía y la ya mencionada fiscal).

“Yocasta” se llama así como alusión al mito griego (es la madre de Edipo, el del famoso complejo). La relación con la trama tiene más que ver con la muerte de la tal Yocasta que con su vida en sí; por tanto no penséis en complejos de Yocasta ni nada parecido (sí, ella también tenía sus problemas psicológicos con el asunto de casarse con su hijo y, consecuentemente, fornicárselo). Es el modo de morir de Yocasta lo que aquí importa porque está relacionado con el método de matar del/la asesino/a.

Las víctimas son todas mujeres: las liquidan practicándoles abortos chapuceros. No es, por tanto, una fijación del criminal por el feminicidio; simplemente, al no poderse quedar preñados, a los hombres no se les puede matar por tal procedimiento.

Da la casualidad de que una de las amigas (y objetivo amoroso) de Micky es la doctora-jefa de una clínica local. La tal clínica es una especie de centro de atención primaria del barrio sin ánimo de lucro. La asistencia sanitaria abarca prácticamente todo: desde recetar aspirinas y poner inyecciones a –también- practicar interrupciones de embarazos.

Comparten el local, curiosamente, con una institución religiosa dedicada a fines sociales y regentada por monjas católicas. Así que resulta una situación bastante exótica el que el local de monjas sea asediado día tras día (porque también están dentro los sanitarios) por los típicos y tópicos manifestantes anti-aborto de toda la vida. Los tales manifestantes son pesados hasta aburrir y el acoso que sufre la clínica, bastante importante. Hasta el punto de que las trabajadoras han comenzado a recibir anónimos calumniosos. La amenaza comienza a ser cada vez más palpable, concreta y peligrosa.

La novela comienza con la celebración de una gran fiesta dirigida al colectivo LGBT de Nueva Orleáns. El evento tiene lugar en la super-casa de la mentora-tutora de Micky, Emma Auerbach. Conocedora de que habrá una cierta afluencia de invitados, esta señora pide a la detective que se encargue de la seguridad en la fiesta. Pero claro, cuando hablamos de “seguridad” la anfitriona está pensando en algo como que alguien se caiga a la piscina o cosas así. Para nada se imagina que pueda perpetrarse un asesinato: una chica aparece muy muerta en las inmediaciones.

En esta parte me aburrí un poco. Bueno, no; no fue un poco: fue bastante. Todo el rollo de la fiesta, las invitadas de aquí para allá, Micky de conversación en conversación y de pulla en pulla, me resultó algo fatigoso. Es verdad que sirve para ir conociendo a los personajes, pero para nada más, si exceptuamos el subrayado del carácter onmi-seductor y omni-follador de Micky. La fama de la detective de haberse recorrido todas las camas al este del Mississippi la precede; ella no está especialmente contenta con esa imagen.

Pero todo el mundo piensa que sí, que se ha beneficiado a toda la población femenina que se le ha puesto a tiro (y que sigue haciéndolo).

“-Alex –respondí- no coquetees conmigo. Ya sabes que me enrollo con cualquier cosa que tenga coño.” (Pág. 235)

De hecho, su actitud actual no demuestra precisamente lo contrario: en cuanto tiene oportunidad, se pasa por la piedra a la amiga policía (que, por cierto, tiene novia y también es amiga de Micky: bollodrama de cuernos a la vista). Esto voy a comentarlo con cierto detalle porque me hace mucha gracia: resulta que ambas –la policía y la detective- se enrollan por estrés. Expliquémoslo: encuentran un cadáver, les entran a las dos los nervios y el “qué-asco-de-vida”, y se arrancan la ropa acto seguido. No penséis que exagero: en cuanto los del depósito se llevan el cuerpo de la chica matada, se ponen a follar al pie de un árbol.

Todo es para tranquilizarse, como una espita para sacudirse la tensión. Y digo yo, ¿cómo sería la vida cotidiana si todas fuéramos así? Imaginemos que llegas a casa harta del mundo, hecha polvo y te encuentras allí a tu parienta tirada en el sofá porque ha tenido ella también un día de perros. ¡Situación sexual inmediata! En vez de comentar lo cansadísimas que estamos y que precisamente por eso no estamos para fiestas….¡Hala, al lío! ¿Que se ha estropeado la caldera de la calefacción, sale carísima y tenemos un disgusto horrible? Nada como un buen polvo. ¿Que tenemos una morrocotuda frustración por cualquier otro motivo? Lo indicado es un salvaje revolcón como Dios manda. Es el método Knight contra el estrés, señoras, habrá que practicarlo a ver qué pasa. 😉

Bien, sigamos con la historia. Pronto aparecen más cadáveres. Todos han llegado al estado cadavérico por el mismo procedimiento, así que la policía sospecha de la amiga-jefa de clínica de Micky, que se llama Cordelia James y que entra dentro de los planes amorosos de la detective.

Ya sea por pura amistad, o deseosa de ganar puntos ante Cordelia, Knight se pone a trabajar en la investigación con ahínco inusitado. Pretende demostrar la inocencia de la Dra. James por el viejo procedimiento de encontrar al verdadero culpable. Pero esto no va a ser ni fácil, ni seguro: muy pronto la propia Micky se va a encontrar metida en la mitad de todo el lío, corriendo tanto peligro como la que más.

Hay que reconocer que eso fue un punto a favor de la intriga: el pensar constantemente que la protagonista está a punto de ser asesinada (de hecho, el/la malo/a lo intenta varias veces), hace que tengamos el corazón en un vilo. A este respecto ayuda mucho que la narración sea en primera persona, porque de alguna manera hay una mayor empatía con el personaje principal. La novela se encuadra dentro de la corriente “hard-boiled” americana y, como tal, es profusa en acción, cierta violencia y bastante sexo. Esperad, creo que esto no está ajustado a la realidad: no hay “bastante”, más bien hay MUCHO sexo. Explícito, detallado y pormenorizado. Con escenas prolongadas y desarrolladas, sin cortes ni censuras. Así que si estáis buscando descripciones que no dejen nada a la imaginación, estas son muy apropiadas.

Me abrió la camisa, dejando mis pechos al alcance de sus manos y de la luz del amanecer. Sus labios se separaron de mi boca abierta y húmeda y se desplazaron hasta mis pezones, para jugar con ellos mientras sus manos me bajaban la cremallera de los pantalones. (Pág. 111)

Y esto es sólo el aperitivo, después se explaya bastante más. Así que imaginaros cómo será el plato fuerte.

La novela se lee con interés, llevada por la acción y la intriga típica de “quién será el asesino”. En este aspecto, además, el final tiene originalidad. Como es tradicional, una base importante para resolver un crimen es conocer el móvil. Pues bien, precisamente las motivaciones de la persona asesina y, por tanto, el descubrimiento de su verdadero objetivo, es lo que no era de esperar. ¡Ah, sorpresa!

Por último, hay que señalar que las andanzas amorosas y sociales de Micky son un buen motor de la historia. Se establece una auténtica red de interacciones entre ella y sus amigas, que hace que las peripecias personales tengan también un peso importante en la narración. De hecho, sirven también para profundizar en la oscura personalidad de la detective. Como advertimos al principio, Micky Knight carga con el peso de una infancia traumática y esto condiciona mucho su comportamiento afectivo.

En resumen, para mí ha resultado una historia bien montada. Recomendable, si no se busca algo de mucha altura, pero con solvencia narrativa. Personalmente, probaré otras novelas de la “Saga Micky Knight”. Que la disfrutéis…si os apetece.

Edición citada: Redmann, J.M.: «Yocasta». Ed. Egales. Barcelona-Madrid, 2006.