cerrar ciclos

Hace unos días les compartía la historia de mi ruptura amorosa, lo que olvidé mencionar, es que envíe una copia adjunta del texto, a la ex. Mi intención era decir todo eso que no había podido, para así, cerrar un ciclo. Pero resultó, que en realidad terminamos hablando, para a las pocas horas, decidir volver -sí, eso pasó en cinco días, ¿qué no han visto que en las series lésbicas un personaje, se casa, adopta y muere en tan sólo tres capítulos?- Ahora… Si lo que esperan es leer un final feliz, lamento decirles, que este no es el texto. Después de días de no contestar mis llamadas, “Mar” (así la identificaremos) envío un mensaje:

Mar: Leí lo que escribiste para lesbicanarias Y… ¿Crees que valga la pena intentarlo? ¿Es decir, crees que funcione? ¿Quieres qué funcioné?
Victoria: Te he buscado por días, creo que lo he dejado bastante claro.

Y luego, siguieron unos minutos de silencio, dónde yo no sabía si marcarle a ella o a la señora que me hace el aseo, para preguntarle si me podía regresar la ropa que le había dado –sí, la que Mar había dejado en mi casa- porque claro, mi mente, mi corazón (y sobre todo la esperanza) me decían que era 90% seguro que regresaríamos. Y tenía razón, con una cena de por medio y una plática bastante larga, decidimos volver a intentarlo.

¿Ahora que son adultas, han vuelto a visitar su preparatoria? ¿Han regresado al bar que solían frecuentar, después de algunos años de no hacerlo? Yo sí. Y ese sentimiento de lejanía, de desconocimiento, de saber que ya no pertenecen ahí, es lo que sentía cuando hablaba con Mar, durante estos días.

Era raro, la veía y tenía el mismo corte de pelo. Usaba la ropa que yo bien conocía. Pero a ella, la sentía distinta. Cuando le escribía sus respuestas eran sí o no, cuando le pedía que fuera más extensa, me recordaba que era mi culpa que estuviera así. Además, había una especie de competencia cada que yo le compartía algo bueno que me había ocurrido.

Hasta que hoy, sentada en la cama, viendo por octava vez de The L Word y terminando unos trabajos, me llegó un mensaje. Resulta que Mar esta en un festival de música electrónica –género que ella detestaba- con su mejor amiga, un chico que la ha intentado cortejar por semanas, y los amigos de él.

Y por primera vez, desde el día en que cortamos, quería llorar, pero no por culpa. Porque hoy ya perdoné mi miedo, porque acepté que no soy tan fuerte como me gusta parecer y sobre todo, porque entendí que al perdonarme, ya no estoy en deuda, ni conmigo, ni con ella. Y al darme cuenta de eso, supe que a veces, las cosas sí son irreparables, pero eso, no quiere decir que todo este mal.

Porque aunque duele saber que sí, te he perdido, dolería más, no entender que tengo que dejarte ir. Y señoras como les decía, este no es un final feliz. Porque no es un final, es un inicio… que esperemos, sea muy feliz.