Hola chicas. ¿Preparadas para seguir conociendo la vida de nuestra querida Irene Larra? Pues en este capítulo la cosa empieza divertida, ya que la patrulla está viendo un vídeo sobre el típico programa de televisión que habla de misterios, ocultismo y sucesos paranormales. Lo que en España viene a ser Cuarto Milenio, vamos. Y en este caso hablan de una supuesta casa encantada con una viuda fantasma.

"Esa gente loca se cree que soy un fantasma, qué lerdos"

«Esa gente loca se cree que soy un fantasma, qué lerdos»

Amelia: Pero si es Irene.

Salvador: Sí, es Irene.

Irene: La divertida esposa de la doctora Celaya.

Alonso: ¿Doctora? Será doctor, ¿no?

Julián: Ahora en España se pueden casar dos hombres o dos mujeres.

Ernesto: Los tiempos cambian. Ya se irá acostumbrando.

¡Y menos mal que cambian! A Alonso le cuesta entenderlo porque es del siglo XVI, no le vamos a pedir peras al olmo. Lo que pasa es que a Irene la han cazado en una fotografía durante una misión y Salvador lo pone de ejemplo para que no vuelva a ocurrir. A ella todo esto le hace mucha gracia, sólo hace falta verla.

Resulta que Irene fue a buscar el recibo del Guernica para probar que era propiedad española, pero no lo encontró. El tema es que en 1981 el MOMA devolvió el Guernica a España, pero se ve que alguien pretende cambiar la historia y que eso no pase (para variar), así que los mandan a buscar el recibo que queda a 1939. Irene está petándolo mucho con su vestido rojo en esta escena, así que os dejo que disfrutéis.

Mujerona

Mujerona

¿Ya? Ok, seguimos. La patrulla llega justo durante un bombardeo y se tienen que meter en el refugio aéreo del hotel. Entre todo el lío el recibo republicano está ya caput, así que tienen que volver al Ministerio. Pero tranquis, que hay un total de tres recibos en la historia, así que pueden probar suerte otra vez. Esto va a ser como el capítulo del rabino y Torquemada, ya veréis. En realidad explican que sólo hay uno disponible, porque el otro pertenece a la familia de Picasso.

A todo esto, Velázquez está obsesionado con conocer a Picasso. Es un fanboy. La patrulla ahora va a viajar a los 80 a recuperar el otro recibo y van de este palo:

Patrulla 80

Guapos no, lo siguiente

Pintas divertidas, las que llevaríamos en una fiesta temática de los 80 hoy en día. Cazadoras vaqueras con solapa de borreguillo y pelos heavy metal. Amelia sí que está encantada de la vida con su pelo corto y sus aires de chica moderna, y es que realmente le pega mucho. Pero Irene está meada de la risa viendo a los otros dos. El Ministerio tiene un piso alquilado en esos años, porque ya sabéis que no escatiman en gastos entre épocas. No sé de dónde sacarán tanta pasta en plena crisis. Irene se pone con Julián en modo “un momentito, majo” y esta conversación nos revela muchas cosas, así que ojo al dato:

Irene: Julián, verás una cosita… Que… bueno, que no va a ser porque no creo, pero por si acaso. A lo mejor se pasa una chica por el piso preguntando por mí.

Julián: ¿Te llevas a tus ligues al piso franco?

Irene: Es que no hay noches más divertidas que las de Madrid en los años 80.

Julián: ¿Pero tú no estás casada?

Irene: Técnicamente, aún no. Esa puerta da a 1981 y yo no me casé hasta 2012.

Julián: No, si no digo ahora. ¿Tú no estabas casada antes?

Irene: Sí, cuando me reclutaron en los 60, pero para el 81 ya estaré viuda, así que en ese año no tengo ningún compromiso se mire por dónde se mire.

Julián: Eso es trampa se mire por dónde se mire.

Irene: Es mi juego. Son mis reglas.

Párate un momento, Irene, que acabamos de saber más de ti en cinco minutos que en casi toda la serie. Vamos por partes. A Irene le gustan los 80, le gustan MUCHO los 80, y tiene un picadero al que lleva sus ligues cada vez que tiene que viajar a la época. ¡Es una fucker! Vamos, que se lo pasa teta la tía. Además, está casada en el presente (¡queremos conocer a su esposa!) y estuvo casada en el pasado (obviamente con un hombre, no debió tener una vida fácil). Y por último, Irene se sigue pasando las normas por el forro cuando le apetece, como ya habíamos aprendido en capítulos anteriores. Tiene sus propias reglas, que le permiten ligarse a toda cuanta mujer cae en sus redes por toda la historia de España. A ver, cariño, ven que te diga una cosa. Siguen siendo cuernos los que le metes a tu mujer te pongas como te pongas. Esta amoralidad me desconcierta. Yo no sé cómo tomarme esto. ¿Vosotras?

Julián pensando "no eres tú buena pieza ni nada..."

Julián pensando «no eres tú buena pieza ni nada…»

A Julián le hace mucha gracia que Irene sea tan living la vida loca y promete guardarle el secreto. Pos muy bien. ¡Os parecerá bonito! Total, que los tres disfrazados llegan al piso y se enteran por las noticias de que la llegada del Guernica se ha retrasado. Amelia reconoce a un hombre que ya había visto en el año 39 y que está exactamente igual en el 81, así que algo huele mal. Hay puertas secretas por el medio y el nombre de un tal Walcott del que en el Ministerio no saben nada. Irene es muy lista (¿no lo habré dicho ya decenas de veces?) y propone la idea de que igual hay un Ministerio del Tiempo en Estados Unidos. A ver, yo no lo veo tan descabellado. ¿Os creéis muy guays pensando que sois el único gobierno del mundo que conoce los viajes por el tiempo? ¡Que no! Sólo tenéis que ver Doctor Who, parecéis nuevos.

A Amelia, Julián y Alonso los ponen un poco en stand-by y, mientras no reciben órdenes, tienen que pasar el rato como pueden. Alonso y Amelia lo flipan con la tele modo “¿pero qué clase de brujería es ésta?” Julián decide ir a visitar su barrio porque why not? ¿Qué podría salir mal? Amelia lo acompaña porque sabe que va a meter la pata, obvio. No pasa casi tiempo y ya se encuentra con su futura mujer Maite con 3 años y juega con ella en el triciclo que, a ver, igual vosotras la veis una escena bonita, pero a mí me parece un poco turbia.

"De mayor serás mi mujer. ¿Raro dónde?"

«De mayor serás mi mujer. ¿Raro dónde?»

Eeeeeen fin. Después van a un concierto y justo se encuentra a su padre más joven, que ya son muchas casualidades juntas. Así como quién no quiere la cosa descubre que su padre le ponía cuernacos a su madre por esa época. Va de cuernos hoy la cosa. Eso te pasa por querer jugar con el tiempo. Que eso no se hace, amigos, que estáis cada vez más cerca de que descarrilen vuestras vidas. Menos mal que antes de que Julián se meta en más berenjenales, llegan Ernesto e Irene a poner un poco de orden.

A partir de aquí yo tengo muchos momentos de gritito fangirl y os voy a contar por qué. Primero, Irene felicita a Amelia mientras están elaborando el plan diciéndole “esa es mi chica lista” y se sonríen tan adorablemente que mi pequeño corazón shipper se altera un pelín. Pero nada nos tenía preparadas para la siguiente visión de Irene vestida de azafata. Nos caemos al suelo y no nos levantamos, señoras.

El aeropuerto es una pasarela para la Irene azafata

El aeropuerto es una pasarela para la Irene azafata

Tiene todo el style esta mujer para pasear por el aeropuerto de esa guisa, os lo digo yo. ¡Que nos entran los calores! Amelia también va muy mona, pero porque Amelia va mona siempre y además se le ilumina la cara al ver los aviones como si fuese una niña pequeña. Entre que Ernesto, Irene y Alonso entretienen a Walcott (y quién dice entretener, dice dormirlo con cloroformo) Amelia y Julián se las arreglan para interceptar la caja en la que supuestamente tenían que ir los documentos, pero se ve que alguien se les ha adelantado. Las caras de los dos son un poema, pero Irene está incluso ¿sonriendo? ¡Porque se han llevado a Walcott al 2015!

"Tranquilos, pringaos, que lo de Walcott ya está atao"

«Tranquilos, pringaos, que lo de Walcott ya está atao»

Lo que hacen es intimidarlo un poco explicándole que no es el único que viaja en el tiempo. Julián, en cambio, pasa de todo y va a visitar a la amante de su padre, que está completamente al tanto de que tiene un hijo de cinco años (Julián, por si no lo habéis pillao) y está casado. Julián se inventa no sé qué historia para convencer a esta mujer de que su padre no va a cumplir la promesa de dejar a su familia. Sus dos compas de aventuras lo cubren en el Ministerio, por supuesto. Al tal Walcott lo envían a 1053 y lo encierran en una mazmorra. Se ve que esto es algo que hacen mucho con la gente que “juega con el tiempo” (Salvador dixit). Uy, miedito. ¿Es esto una advertencia?

Como ya no saben que hacer para recuperar el recibo, están cocinando ideas a ver qué sale.

Amelia: A mí se me ha ocurrido una, pero a lo peor es una tontería.

Irene: ¿Tú pensando alguna tontería? Me extraña mucho, la verdad.

¡Aaaaaaaaaay! Irene, stop. Te lo pido por mis ovarios. Pero miradle la cara de adoración. ¿Por qué me hacéis esto? Yo ya había decidido que no podía shippearos.

"Amelia, tengo un crush fuerte contigo, pero no puede ser"

«Amelia, tengo un crush fuerte contigo, pero no puede ser»

En cierta manera, es lógico que Irene sea fan de Amelia porque lo somos todas. Amelia es como el cuelgue hetero que todas hemos tenido, para qué nos vamos a engañar. ¿Que cuál es la revolucionaria idea de Amelia? Pues falsificar el recibo. ¡Coño, claro! Si es que no puede estar más tirao. Sólo tienen que ir a visitar a Picasso y pedirle una firmita.

Julián regresa y se trae un disco que ha comprado como excusa, aunque la bronca le cae igual. Pero, amigas, a Irene no se la cuela nadie y se pone con él en plan colega mientras toman un café. A esta mujer-todoterreno-ligona-profesional-persona-genial-en-general hay que quererla, porque igual se fabrica ella sus propias reglas y anda por ahí siendo “infiel” a su esposa, pero luego te suelta un discurso más grande que todo y, claro, se nos caen las bragas:

Aunque te vaya mal, no eres más que nadie. El mundo no se para por tu dolor. Pierdes lo que más quieres, pero todo sigue. El domingo habrá fútbol y los telediarios seguirán hablando de guerras. Alguien dará su primer beso y… lloverá. Lloverá como ha llovido siempre. Todo sigue adelante y tú también debes hacerlo.

"Mirad qué cuqui soy, que ya os da igual que tenga amantes por ahí"

«Mirad qué cuqui soy, que ya os da igual que tenga mil amantes por ahí»

No estoy llorando, es que se me ha metido una lesbiana emotiva en el ojo. Julián casi llora con nosotras y le da las gracias, mientras que Irene le repite que si necesita algo puede contar con ella. A parte de Ernesto, parece que Irene se está ganando otro BFF en el Ministerio.

En cuanto a la trama episódica, Velázquez consigue su mayor propósito en la vida y viaja a conocer a Picasso. Le pide un autógrafo y es así cómo consiguen su firma. Fácil, ¿eh? Si hubiesen hecho caso a Velázquez antes, se ahorraban todo el capítulo de nuevo. Así que viajan a los años 30, escriben en una máquina de escribir de la época el recibo para que todo quede impoluto y se lo envían a Irene a 1981. Y ya sabéis que a Irene le gustan los 80 cantidad, así que cuando se entera no cabe en sí de gozo.

Los 80 fueron muy locos e Irene lo sabe

Los 80 fueron muy locos e Irene lo sabe

Y se va al grito de “¡Años 80, allá voy!” Así, literal. ¿Que por qué está tan contenta por tener que ir a recoger el paquete? Decídmelo vosotras.

Momento The L Word

Momento The L Word

Suéltate el pelooooooooooo y si quiereeeees también el sujetadooor. Muy ochenta todo, la música, la discoteca, la ropita… Podemos presenciar las dotes de ligoteo de Irene, a la que tampoco le hace falta mucho para que las mujeres caigan rendidas a sus pies. Para que lo entendáis, es una Shane de la vida. Echa una mirada a la muchacha de turno, se acerca a bailar y fin, en la siguiente escena ya las tenemos en la cama.

"Espera que gateo hacia ti en la cama y ya mato a las lesbicanarias"

«Espera que gateo hacia ti en la cama y ya mato a las lesbicanarias»

Muaka

Muaka, muaka

Esto ya es a la mañana siguiente, pero sé que agradecéis ver estas cosillas. Irene le dice a la zagala “¿Y tú a dónde vas tan deprisa?”, con lo que la mujer se replantea el marcharse. Normal. Así que se revuelcan un poco más en la cama, algo que no se ve, pero se asume. La carta le llega bien y el tema se arregla. En resumen, gracias al plan de Amelia, a Velázquez y a que Irene fue a los 80 a rematar la faena, solucionan el percance. Y después los tres mosqueteros se van al museo a ver el Guernica y celebrar el trabajo bien hecho. ¡Qué menos!

Este capítulo ha estado plagado de Irene, no nos podemos quejar. Hemos descubierto muchas cosas interesantes, entre ellas lo ambigua que es la fidelidad para ella. ¿Cómo os tomáis esto? ¿Os gustaría conocer a la esposa de Irene? A mí sí. A ver si en próximos capítulos me cumplen el deseo.