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“Quiero que alguien vea ese número y diga:  “qué jodido” y lo arregle. Arreglen a la sociedad. Por favor.” -Leelah A.

Muchas veces creemos que las palabras no agreden a las personas, que se olvidarán fácilmente o que no tienen la misma consecuencia que matar a alguien; hoy quiero hablarles de dos personas que pusieron una huella muy importante en un movimiento particular en la comunidad LGBT. Ellos son Kyler Prescott y Leelah Alcorn; ambos peleaban por su derecho de ser nombrados como “él” y “ella”.

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Kyler Prescott, un chico Trans de 14 años que pasaba por un proceso de depresión y ansiedad grave, después de un intento de suicidio; es internado en el área psiquiátrica de Rady Children’s Hospital en San Diego. Se supone que uno va al hospital para mejorar aspectos físicos o psicológicos, en este caso Kyler terminó en el hospital en un estado de enojo profundo, más ansioso, más deprimido… y todo por la negligencia del personal hospitalario.

La gente que atendía a Kyler no respetaba su deseo de ser llamado por su nombre Kyler o bien, referirse a su persona como ella en vez de él. Esto hizo que Kyler tomara la decisión de finalizar su vida.

La familia de Kyler demandó al hospital por la grave negligencia y para levantar la voz ante los actos de Transfobia que existen en el mundo.

“De todos los adolescentes estadounidenses que mueren por su propia mano, el 30% son LGBTQ.”

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Ahora quiero hablarles de Leelah, joven de 17 años que cometió suicidio a inicios del 2015 debido a la falta de apoyo de su familia. Leelah era una chica con una vida un tanto complicada desde sus inicios. En su carta suicida publicada en Tumblr menciona que ella se sentía diferente desde los 4 años, hasta 10 años después, supo lo que ser transgénero significaba; ella se había soltado a llorar cuando lo descubrió porque sabía que todo lo que sentía no era algo extraño.

“Después de 10 años de confusión finalmente entendía quién era, inmediatamente le dije a mi mamá, y reaccionó extremadamente negativa, diciéndome que era una fase, que verdaderamente nunca sería una chica, que Dios no comete errores, que estaba mal. Si leen esto, padres, por favor no le digan esto a sus hijos”

En un estudio de 2011 del Centro Nacional de Igualdad Transgénero de Estados Unidos se encontró que el 41% de 6,450 personas encuestadas transgénero y que no están conformes con su género, intentó suicidarse.

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Un porcentaje bastante alarmante viniendo de un país en donde la aceptación no es una gran cualidad, pero se puede ver más apertura por parte de la sociedad a comparación de países latinoamericanos. La verdad es que esta entrada es hecha en memoria a cada una de las personas Trans que han intentando llevar una vida cotidiana como cualquier otro ser humano y por la falta de tacto, aceptación y respeto; tomaron la decisión de finalizar su sufrimiento.

Necesitamos empezar por nosotras mismas Lesbicanarias, he de confirmar que hace unos años, yo no entendía lo que era ser transgénero, a la fecha sigo sin entenderlo al 100% pero eso me impulsa a apoyar más la causa y formar parte de las filas de esta lucha contra la discriminación que existe a este color de la comunidad LGBT+ ya que no es justo que desde el mismo colectivo encontremos discriminación. Aportemos un granito de arena y difundamos la aceptación a cada uno de los colores de la hermosa bandera que muchas de nosotras portamos con orgullo en sus diferentes modalidades.

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La muerte de Kyler y Leelah no fue en vano. El final de la vida de esta chica y este chico serán una de las tantas historias que seguirán conmoviendo e impulsando a seguir adelante con la defensa de mis derechos, sus derechos y nuestros derechos. No permitamos que la falta de conocimiento siga impulsando a la juventud LGBT+ a pensar que la vida no vale la pena vivirla y que no existe una esperanza.