relatos lésbicos

De ti aprendí

De ti aprendí que era mejor decir algo y quizá, quizá, obtener un “no”, que callar y vivir un silencio tras otro junto a un sinfín de suposiciones en preguntas sin respuesta. Que era mejor aprovechar a besarte cuando compartíamos la ciudad, que no poder abrazarte la boca en tu nueva localidad.

Y es que te guardo tan dentro de mí que ya no te alcanzo.

Te dije «bésame y me diste el pésame

EL AMOR SE RIEGA, NO SE NIEGA.
Te quise reventar a cosquillas, desayunando entre rosquillas.
Tu amor lo adoré, también lo añoré.

Me fijaba en tu collar, y solo pensaba en… ya sabes.
Siendo fiel a cada tramo de tu piel.
Y acabar dentro de la ducha, librando una lucha.

Un día de mañana fría,
saliste por la puerta, dejándome más que muerta.
Te dije “bésame” y me diste el pésame.

Partiste de mi vida tomando la primera salida.
Ahora que no estás, mi gula es nula.
De tu ausencia tuve celos, casi por los pelos.

Quise amarte aparte.
A solas en mi cama, sin ponerme el pijama.
Aguantándome la vida, que me quedó retorcida.

Pasamos de la risa con prisa,
al agobio con odio.
Mirándonos a los ojos, descubriendo solo despojos.

Sin dejar de cejar
Vivimos pegadas, igual de cegadas,
por un amor que solo producía pavor.

Confesaste tus palabras macabras
en forma de norma.
Ya no te veo de colores; podría rebautizarme como Dolores.

Paseo bajo un cielo velazqueño, hacia su confín me despeño.
No puedo aupar mi gozo del fondo del pozo,
tan hondo como lirondo.

Solo me queda beber sin nada que temer.
Lamiendo mi fracaso del fondo del vaso.
La peor droga es el silencio que se prorroga.

Me doy un abrazo solo con un brazo.
¿Sabré subsistir sin prejuicios conyugales ni barreras morales?
Soy de las que quieren pero también hieren…

Por eso te dije “bésame” y tú me diste el pésame.
Las horas, por favor, que ya vuelen.
Aunque ellas se tomen su tiempo, no son conscientes de lo mucho que duelen.

Punto de partida

Estoy en un punto de mi vida en el que ya he aprendido a no enfadarme por tonterías, a no discutir si no es contigo encima, a que no tiene nada de malo llorar si se necesita, a intentar ser feliz porque la vida es bien cortita. Y a no hacerla más jodida.

¿Tienes Telegram instalado? Recibe nuestros artículos al momento en tu teléfono suscribiéndote a nuestro canal.