Girasol

Un girasol para ti, para que gires el Sol a tu antojo e ilumine tu camino hasta de noche. No tenemos mucho en contra, tan solo un charco. Un bendito charco a base de lluvia y lágrimas que ha inundado parte de la travesía. Una inmensidad que vamos reduciendo a base de morder limones entre ceviche y berrinche. No son bocados ácidos… o sí, pero también muy agradables, porque no somos de dulces salvo en el carácter. Para mí es más acaramelado tu romanticismo del siglo XXI y que, en vez de flores, me lleves a perderme junto a ti a la punta de un acantilado del color de los lobos, mientras las fresas empapan mi calzado y tu risa canta a mi lado.

Me saca una sonrisa tu espontaneidad porque se sale de lo normal. Y es que a mí nunca me ha gustado lo “habitual”, “lo que toca”, lo “predecible” ni nada “corriente”. La única corriente que me atrae es la que eriza mi piel cuando baila tu pelo sobre mi cuerpo.

Mi conclusión es que soy rebelde desde siempre y tú eres un desastre. Y juntas formamos el caos más loco, hermoso, divertido y placentero que jamás morirá.

 

Tu bendición

Has sido bendecida con un don. Todos tenemos capacidad para soñar pero a ti te concedieron Alas de nacimiento. Es tu derecho, tu característica más personal, tu rasgo más natural.

Mírate las muñecas, ¿ves alguna cadena? Deja las esposas para el matrimonio o los juegos picantes, nena. Mírate los pies, ¿ves algún grillete? Si no lo hay, ¿a qué esperas para sacar tu billete? Mira cómo corre el tiempo, ¿ves tu reflejo en el espejo? Ponte las pilas antes de que seas demasiado viejo.

Has sido bendecida con el don de la Libertad. Que nada ni nadie te impida echar a Volar.

 

Adoro

Adoro anudar mi piel con la tuya al dormir sintiendo su olor dulzón. Abrazarte cucharita con mucha firmeza, sin presión. Subir mi mano hasta tus pechos y acariciar su calor. Y una suave música de fondo meciéndonos con su rumor.

Adoro alcanzar a descubrir cómo te duermes con una sonrisa, mi Amor.