Cuando

Cuando tiemblas por nada.

Cuando la muerte de otros en el mundo te deja el Alma salpicada.

Cuando tu mirada está nublada.

Cuando tu sonrisa tirita preocupada.

Cuando el rubor conquista tus mejillas avergonzadas.

Cuando la mente se te enmaraña con suposiciones anudadas.

Cuando jugaste con la nieve como si fuera tu primera nevada.

Cuando dudas de tus pasos por parecerse a los de una chalada.

Cuando las lágrimas de los ojos se te escapan despilfarradas.

Cuando suspiras ansiosa por otra bocanada.

Cuando te sientes perdida en tu encrucijada.

Cuando sabes lo que quieres en tu Vida valorada.

Cuando también sabes lo que de ti quiere esta Vida enrevesada.

Es entonces cuando más me gusta abrazarte embobada.

Es entonces cuando mi esencia se siente más poblada.

Es entonces cuando más quiero proteger tus días de bofetadas.

Es entonces cuando renuncio a la retirada.

Es entonces cuando te me antojas tierna y edulcorada.

Es entonces cuando no importa que las agujas del reloj giren descompensadas.

Es entonces cuando a tu silencio le grito enfadada.

Es entonces cuando te recuerdo que no es momento de ser desconfiada.

Es entonces cuando se me inundan las ganas empapadas.

Es entonces cuando mereces ser ovacionada. Es entonces cuando me quedo más Enamorada…

Rastro

Ni siquiera por un momento he sido capaz de regresar al Rastro, para no borrar el rastro de momentos que nos regalamos allí.

Qué bonito escribes…

Gracias.

Y tú, ¡qué bonito lees! El halago es para ti. Pasa el tiempo, relees mis heridas de otra Vida, las comparas con mis letras actuales y conservas la claridad suficiente como para no echarme en cara las cicatrices pasadas de aquellos recitales.

¡Lees tan bonito! Pero tanto, tanto, que sabes lo que necesito y me lo das sin que te lo pida a gritos bajitos. Lo que más me gusta de ti cuando me lees es que, aunque mis letras te pillen del revés, si te emocionan me lo haces saber libre de absurdos clichés; y si no te llenan, también me lo expresas sin ningún tapujo ni traspiés. Te doy las gracias por seguir ahí. Por compartir conmigo los latidos de tu Corazón color rubí. Por comprender lo que es tan esencial para mí. Sobre todo, por no fingir ante lo que me nace decir. Gracias por leer tan bonito, esto no habría sido posible sin ti.