Una vez más, las estaciones

Entre tus piernas huele al otoño más tierno que jamás crujiera. Las palabras de tu boca atesoran un perfume tan eterno que colorean cualquier primavera. Tu piel es un verano descrito en mi cuaderno, ausente de toda quimera. Lo que más me cautiva es que rescataste tu Corazón del frío infierno antes de que se muriera.

 

Lo más sobresaliente

El tiempo reclamando su lluvia pendiente. Un beso al que hincarle el diente. Un cúmulo de momentos vividos impulsados por el Corazón, no por la mente. Beber de nuestro manantial como si fuera una fuente. Saber avanzar por un camino en el que tropezar y levantarnos siempre de frente. Envolvernos los inviernos con parpadeos de mirada caliente. Conversar una discusión donde la verdad nunca miente. Respetar espacios con la conexión de un saludable puente. Contemplar el reloj solo para que cada segundo cuente.

¿Lo más sobresaliente? Saborearnos en el presente.

 

Propuesta real

Hay que tener la intención de querer estar bien con una propuesta real. Consiste solo en un pasito con el que más vas a avanzar.

Quizá tus pies ya se han movido pero este es el más importante a dar. Una pisada que jamás va a recular, de la que no podrás resbalar. Una zancada segura, excelente para meditar, como si fuera la base del camino a transitar.

El resto de huellas pueden ser de fiar, pueden acelerar, pueden tropezar… El paso del que careces es el único que atesora la certeza de que no te caerás. Solo exige una condición a cambio para su secreto desvelar: tu voluntad debe ser veraz. De lo contrario, el avance fracasará. Tu senda se transformará en un sueño del que no sabrás despertar. Solo recae en ti la decisión de derrapar o progresar.

¿Por qué de los demás movimientos sí pueden patinar? Porque implican a más personas que entran a jugar. Si no te atreves a evolucionar seguirás viviendo en equilibrio como un tentetieso tirado en medio del mar.

No te atrevas a dudar. No te vuelvas a negar.