Después de haber visto The 100 esta semana me he dado cuenta de una cosa, soy un poco imbécil. Porque no están ustedes para saberlo, ni yo para contarlo, pero ya tengo 35 años y me sigo creyendo las mismas mentiras que me contaban cuando tenía 19. Porque sí, esta semana nos hemos topado de frente una vez más con el tópico de la lesbiana muerta. Y el caso es que ya no tendría que sorprendernos, pero nos sorprende. Porque al menos yo soy un poco imbécil y me he vuelto a creer que «The 100» sería LA SERIE.

Hace unos días comentaba con una amiga, al hablar de The 100 y la relación de Lexa y Clarke, que tenía una terrible sensación de que algo malo iba a pasar. Y no lo comentaba en plan premonitorio. Más bien hablábamos de que habíamos visto tantísimas series terminar mal, que ahora que por fin había una en la que la pareja de chicas era representada de una manera genial y le daban igual importancia que a cualquier otra, nos parecía tan extraordinario que, en lugar de disfrutarlo a tope, estábamos esperando que de un momento a otro saltara una sorpresa desagradable.

Ese día le comentaba que me estaba dando cuenta que, ver tantas lesbianas muertas en televisión me habían dejado un trauma y por eso me había costado subirme tanto al tren de hype de los 100. Que me había costado mucho entender que era posible tener un romance entre dos chicas, guerreras e independientes, líderes y enamoradas la una de la otra. En pocas palabras que no estaba acostumbrada a ser feliz con las series y la sensación de pensar que todo iba bien, en lugar de disfrutarla me causaba desasosiego.

Y me prometí a mí misma que me iba a dar permiso de disfrutar y creer que realmente podía pasar, que estaba pasando. Y en un momento el hype me pegó tan fuerte que sinceramente pensé, que algún día, la pareja de Lexa y Clarke ocuparía un lugar privilegiado en la cultura popular lésbica. Que recordaríamos a The 100 junto a Xena o The L Word, como una serie que había avanzado de manera increíble la manera en la que las lesbianas nos veíamos representadas en televisión. Y entonces vi «Thirteen» y me di cuenta que sigo siendo un poco estúpida.

Porque creo que 35 años tampoco son tantos. Y de esos llevo 16 años buscando material lésbico y lo que he visto es a Xena morir ensartada por un centenar de flechas. A Tara por una bala perdida (hace 14 años). A Dana de cáncer. A Jenny ahogada. A Silvia desangrada el día de su boda. A Cat atropellada. A Naomy de cáncer. A Cristina por un golpe en la cabeza. A Shay aplastada por un edificio. A Charlie desangrada en la bañera… podría seguir, pero yo creo que ya se van haciendo una idea de por donde van los tiros, las lesbianas mueren (sobre todo si son las morenas), así que ¿por qué esta vez iba a ser diferente? Vamos que mueren tantas veces que ¡Incluso los heteros lo reconocen como un tópico!.

De hecho el mismo Jason Rothenberg he admitido en una entrevista que sabían que era un cliché, pero aún así les pareció la mejor opción:

Por supuesto que lo sabía, ahora mucho más que antes. Pero en este mundo los personajes mueren. Su orientación sexual pesó en su muerte tanto como la de Finn, lo que significa que no pesó en lo más mínimo. Teníamos una historia difícil de contar y yo entiendo su lugar en el lexico de la televisión como un tópico, y odio que sea un tópico. Odio que sea algo en lo que la gente se apoya para decir que es malo. Pero no es lo que estamos haciendo. No estamos diciendo que la castigamos porque es lesbiana. Estamos diciendo que es parte de una historia más grande, en un mundo donde no hay nadie a salvo.

En palabras de Clarke: Go float yourself. Porque sinceramente creo que algún día (y espero vivir para verlo) no nos importará ver que una lesbiana muera en televisión porque habrán tantas series y parejas que perder una, nos dolerá pero podremos pasar página. Pero esa excusa no es válida cuando podemos contar con los dedos de una mano las historias en las que una pareja lésbica ha terminado feliz en los últimos 16 años. Me hace recordar un comentario de una chica al hablar sobre la muerte de Crisabel, que decía: Ya no queremos un: y vivieron felices para siempre», nos conformamos con «y vivieron».

Eso es precisamente lo que nos prometieron por activa y por pasiva en The 100 esta temporada, y es por eso que hemos visto la serie y la hemos recomendado. Porque nos dijeron: «Esta vez será diferente, confíen en nosotros» y el resultado es que es exactamente lo mismo que vimos hace 19 años.

Sinceramente, estoy muy cansada de ver la historia repetirse una y otra vez, estoy cansada de decirles que la cosa va a cambiar a mejor cada vez que una lesbiana muere, estoy muy cansada de siempre escuchar las mismas excusas. ¿Es qué no hay un guionista que esté capacitado para escribir una historia diferente? ¿En primero de carrera les enseñan a todos que siempre hay que matar la lesbiana morena para avanzar la historia? Han pasado 15 de años desde que murió Xena, hemos cambiado de siglo, el matrimonio homosexual es legal en un montón de países. ¿De verdad esto es lo mejor que podemos tener? ¿En serio creen que nos chupamos el dedo y nos vamos a comer con papas que nos den esta historia y encima se las vamos a agradecer?

¿Se imaginan un Notting Hill con este final? Porque si Richard Gere hubiera sido mujer en Pretty Woman, el personaje de Julia Roberts hubiera terminada muerta de un balazo… Y el futuro no se ve mejor porque el escritor de «Thirteen» es Javier Grillo-Marxuach, sí, el mismo que se va a encargar de producir la nueva versión de Xena.

De verdad ansió que llegue el día en el que pueda escribirles un post sobre una historia en la que tengan el final feliz que se merecen. Deseo con todo mi corazón que llegue un día en el que no tengamos que juntarnos para lamernos las heridas y darnos ánimos mutuamente. Así que señores guionistas, que sepan que cuando las lesbicanarias vemos televisión, no nos preguntamos si nuestra pareja terminará unida, sino si las dos terminarán vivas. Así que si realmente quieren ser revolucionarios y causar sensación dejen alguna lesbiana viva. Sé que es un concepto foráneo y desconocido, pero les aseguro que pasarán a la historia.