Ministéricas y, sobre todo, cayetaners, ya está de vuelta una de las series españolas que más ha dado que hablar en largos y largos años: El Ministerio del Tiempo. Si recordáis la temporada pasada habíamos descubierto un fregao de tres pares de narices con nuestra lesbicanaria Irene Larra enfrentada con el Ministerio y Julián queriendo salvar a su mujer y mucho, mucho lío.
Total, que Angustias, Alonso, Amelia y Velázquez se reúnen para recibir a Julián, que se reincorpora al Ministerio porque se ve que ha estado todo ese tiempo de baja. Me gustaría empezar con destacar la cara de Amelia aquí porque la pobre…
Está muy hasta las trancas y os confieso que no soy muy fan de que la historia de Amelia gire tanto en torno a Julián y a su supuesto futuro juntos. Creo que han desaprovechado bastante a su personaje, que con su inteligencia podría tener una trama mucho más potente de forma independiente y no revolotear solamente en torno al romance con Julián y a sus sentimientos y la foto y blablablabla. Esto es algo que le critico a El Ministerio del Tiempo, lo siento.
Otro personaje que vuelve y que sé que os va a gustar es el interpretado por Mar Saura, una mujer de armas tomar un poco mala malosa que ya había aparecido en la primera temporada, ¿os acordáis? Pues ya tiene nombre: Susana Torres. Viene a ser el enlace del Ministerio con la Presidencia del Gobierno y se nos presenta así:
La tal Susana está al tanto de todas las cosas que están pasando en el Ministerio, que si lo de Leiva, que si Julián e Irene en tratamiento psicólogico… Y está muy cabreada. Le viene a decir a Salvador que a ver si se va poniendo las pilas y Salvador está convencido de que hay un topo en el Ministerio. Me da que Susana es un personaje que vamos a amar y a odiar al mismo tiempo. I’M IN.
La misión de este episodio va sobre El Cid, así suavecito todo, porque vemos al principio del capítulo que muere antes de que deba morir por culpa de dos agentes del Ministerio del año no sé qué y entonces en el presente aparecen unos huesos que supuestamente no son del Cid, pero son del Cid, pero pero pero pero… Salvador no quiere enviar a Julián todavía, así que se suma un nuevo miembro a la patrulla: Espínola.
Espínola es otro machirol más que tiene grandes problemas para obedecer las órdenes de Amelia porque es mujer (ejem, te odio), así que la muchacha lo tiene que meter en cintura soltándole cuatro cosas bien dichas. A Julián, mientras, Salvador le da un trabajito de enfermero en el Ministerio.
Si estáis esperando a que salga Irene os entiendo. ¡Yo también! Y hay que aguantar media hora de capítulo… MEDIA MALDITA HORA. Mirad, esto de que sean capítulos de una hora es un drama.
Salvador le está dando la bienvenida de nuevo al Ministerio y empiezan ahí con el pasado, qué es el pasado, dejar atrás el pasado…
Irene: Siempre hay que aprender de lo ocurrido. Siento lo que hice.
Salvador: Pero…
Irene: Hay muchas cosas que no comparto.
Salvador: Lo sé. Y agradezco su sinceridad.
Irene: Acepto cualquier decisión que tome. Entendería que me degradara a agente de campo o a administración.
Salvador: Quiero que vuelva al puesto que tenía, pero depende de usted. Será un suplicio, pero en sus manos está el querer sufrirlo.
Irene: Sabe que esta decisión le va a traer problemas. ¿Por qué lo hace?
Salvador: Cosas mías.
E Irene acepta la propuesta. ¿No os parece un poco raro todo esto? Que Salvador se lo ofrezca, que acepte así sin más, que esté tan arrepentida… Raro, raro. Irene siempre fue una persona bastante pragmática, así que no me extrañaría que estuviese adaptándose a las circunstancias, pero… ahí hay algo que no me cuadra.
Mientras, Julián está de ese palo (super-recuperado como vemos) y decide volver a probar suerte con la puerta del tiempo por la que iba a visitar a su esposa, pero… ¡Brujería! Han conectado esa puerta a otra puerta, de manera que ya no vas a ningún lado, sino que vuelves a salir en el propio Ministerio. Te la han jugao, machote.
Bueno, por resumir, el señor que es El Cid en el pasado es el agente del Ministerio que la lió parda y por culpa de quien murió, quien lleva la mitad de su vida en el pasado haciéndose pasar por El Cid por órdenes de su antiguo jefe del Ministerio (no es Salvador, era otro). Bellísimo todo. Y como se muere, tiene que ser Alonso el que cumpla la historia y salga vestido de Cid a ganar la batalla. Pero el chico este hace un papelón en esta escena, quiero destacarlo, porque dan ganitas de llorar.
Y sí, se solventa el tema. Al volver a dar el parte, se encuentran con Irene y Alonso (sobre todo) está muy resentido con ella, pero Salvador casi se pone a dar golpes en la mesa diciendo que el Ministerio está pasando por un mal momento y que “compórtense, coño”, más o menos.
Ah, además, a Julián le da una venada y decide marcharse por una de las puertas (no dice por cuál) y les deja una notita de despedida. Y les dedica palabritas monosas a todos, también a nuestra Irene, que para algo es su colegui de ligoteo.
Julián (en la carta): Irene, no te diré nada, se lo diré a los demás. Apoyadla. Sé que os será difícil pero conmigo lo habéis hecho cuando os he fallado, que no han sido pocas veces.
Eso… APOYADLA. Que es que parece que os lo hay que decir todo, leñe. Bueno, esto ha sido todo por ahora, he intentado contar un poco de la trama porque si no nos iba a quedar el resumen hecho un desastre. De Irene Larra sólo sabemos que ha regresado al Ministerio y todo lo demás… es un misterio. ¿A lo mejor es la topo y yo ya estoy shippeándola con Susana? Pues a lo mejor. ¿Habéis visto el capítulo? ¿Qué os ha parecido?
Disfruta aquí del resumen en vídeo! https://www.youtube.com/watch?v=geA47CukWYM