Esta semana lo habíamos dejado en la desgracia más absoluta, recordemos y lloremos, Aurora ha fallecido tras contraer el cólera, murió en los brazos de Celia, en casa Silva, la noche de las campanadas de fin de año. A ver cómo sale, tanto la maestra como nosotras, de este bache.
Para Celia Silva la vida sin Aurora no está siendo nada fácil. La maestra parece que se niega a comer, a vestirse (aunque nosotras encantadas de verla en camisón y con la melena al viento) por no hablar de salir de casa. Elpidia se lo recuerda cada dos por tres, que si no come, va a enfermar y a ella le entra por una oreja y le sale por la otra. Lo que no se espera la señorita es que la señora de Velasco se salta a la torera la espera impuesta por la sirvienta y decide adentrarse como Pedro por su casa hasta el salón donde Celia hace como que desayuna. La Silva no sabe cómo quitársela de encima, pero al final, la canaria es más persistente y se sienta junto a la maestra. Celia le hecha una mirada de “joé qué cansina eres hija” con una cara de fantasma que no puede con ella. Bruna intenta que la maestra vuelva a la rutina, ya que de esta forma dejará de pensar en el dolor que siente y será más llevadero. Cuando parece que la ha convencido, mandan a Elpidia a buscar el cuaderno donde Celia tiene apuntado sus quehaceres y la escena es de lo más divertida:
Bruna le pega un berrido a Elpidia (que ya se había ido) y vuelve con cara de asustada porque creía que había pasado algo y le manda que vaya a buscar el cuaderno de la maestra, así, sin más, como si ella fuera la señora de la casa y la sirvienta la mira con cara de “vaya aires de grandeza que se gasta aquí la maja” (jaaajajajajajajaa, qué risas más buenas me he echado). Para colmo, Elpidia le pregunta a Celia que cómo es ese cuaderno y ésta le dice “pues es un cuaderno de color marrón, pone Cuaderno de Notas, no tiene pérdida” jaaaaajajajajajajaja es que con el tono que se lo dice, ¡¡no tiene pérdida!! si podéis, por favor, no dejéis de verlo =). Para rematar la escena, Bruna le dice a Celia que ya le habrá dicho su amado esposo que es una mujer MUY insistente y le dice a la moza que ahora a desayunar, que si no lo hace por las buenas tendrá que dárselo a cucharaditas cual bebé (lo que hubiese dado por ver algo así) y la maestra no tiene más opción que agachar las orejas y desayunar (pobre animalito desvalío)
Vemos a Celia beber del vaso de agua mirando de reojo a la señora Velasco como diciendo: “¡¡ves!! ¡¡He desayunado!! y justo llega la criada con un montón de cuadernos en las manos y pregunta que cuál de todo es, a lo que Bruna le dice: “¿¿Pero no ves que hay uno que pone Cuaderno de Notas??” ¡¡¡Pero que Elpidia no sabe leer, mujer!!! (la verdad que con cada frase va mejorando la situación). Ya con el cuaderno en las manos, y soltando una frase típica de ella: “No se debe fisgonear en las cosas de los demás pero esto es una situación de emergencia” pilla Bruna y lo abre y se pone a mirar qué es lo que tenía que hacer la maestra.
Bruna: Cita Ateneo. Sufragismo.
Celia: (pone cara de tristeza, le recuerda a Aurora)
Bruna: Esto parece una enfermedad. Pero no se preocupe que yo no se lo voy a decir a nadie. Ni siquiera a Velasco.
Celia: (Celia no puede hacer otra cosa que reírse)
En serio Bruna, ¿¿¿el sufragismo una enfermedad???? Jaaaaaaaajajajajajajajajaja… ¡¡¡Lloro de risa!!!
Celia: ¿De verdad no sabe lo que es el sufragismo?
Bruna: No.
Celia: Pues no va muy desencaminada. Para algunos es una enfermedad de las mujeres.
Bruna: Está siendo usted metafórica, ¿no?
Celia: El sufragismo es un movimiento que reclama el derecho a votar de las mujeres, a ser iguales a los hombres… Y esta es una reunión a la que debía acudir para tomar notas para un artículo pero… se me ha olvidado.
Bruna: Y eso del sufragismo, ¿a quién le interesa?
Celia: Pues debería interesarle a todas las mujeres… miento, debería interesarle A TODO EL MUNDO.
Bruna: Perfecto, pues como la veo interesada en algo, aunque sea muy raro, ahora nos vamos usted y yo al Ateneo, y si nos damos prisa, llegamos con tiempo de sobra.
Celia: Pero es que no tengo fuerzas para esto…
Bruna: ¡¡Elpidia!! ¡¡Prepare la ropa de la señorita Celia!!
Celia: No pienso ir.
Bruna: ¡¡ELPIDIA!! (¡¡Vaya pulmones que tiene la colega!!)
Bruna: …ahora nos vamos a ir usted y yo y me explica muy bien qué es eso del sufre… sufra… bueno, ya no me acuerdo. (aiiiiins, que eso de vivir rodeada de agua te convierte en buena pececillo, ¿¿eh Dory?? jijiijiji)
Celia: Sufragismo.
Al final Bruna se sale con la suya y convence a la maestra para que acuda a la reunión. Sabemos que en el fondo lo está deseando. A ella le apasiona ir a esas reuniones, además, es una forma de mantener viva a Aurora en su interior, ya que ambas luchaban por conseguir los derechos de las mujeres. Lo que me he podido reír con esta secuencia no tiene desperdicio!! Por favor, no dejéis de verla!! Sé que estamos de luto por nuestra querida y amada Aurora, pero Celia necesita salir del bucle de llorar y no comer para empezar a ser ella misma otra vez.
Para nuestro disfrute, la siguiente vez que vemos a Celia está sentadita en su antiguo escritorio; en camisón, con el pelo suelto, una foto de Aurora (que ya podían haberle puesto una en la que salga sonriendo) y ¡CON GAFAS! Madre del amor hermoso… ¡¡¡¡esta mujér está tremenda!!!! ¡¡¡¡Me pido este vestuario para lo que queda de serie!!!! (¿¿O no, #Aureliers??) OMG. La maestra está enfrascada escribiendo el artículo para el periódico con el que colabora en Argentina cuando entra Rosalía, que le trae unas pastas y Elpidia, un chocolate caliente para merendar (¡¡qué bien te cuidan Candela!! ¡¡Más quisiera yo merendar eso también!!). La ama de llaves está MUY CONTENTA porque la señorita Silva ha salido de casa y parece que está empezando a espabilar. Le alegra que esté trabajando y Celia le contesta: “No escribo para olvidar, pero sí para no enloquecer” (¡¡¡TOMA YA, SEÑORXS!!!). Al preguntarle sobre qué está escribiendo, la maestra de dice que sobre sufragismo, por lo que Rosalía se echa las manos a la cabeza, porque vuelva con la cantinela otra vez. Celia le enseña en panfleto que le han dado en la reunión y la ama de llaves justo resalta una de las peticiones cuando entra Elpidia por la puerta.
El punto dice: “Declarar obligatoria la enseñanza elemental de las criadas para que no haya ninguna que no sepa leer ni escribir” y a la criada se le hacen los ojos chiribitas, porque ve que es su oportunidad para aprender a leer y escribir. Evidentemente, a Celia le parece una maravillosa petición pero para Rosalía es una osadía, aquí es cuando nos deleita con sus ideas de cavernícola, que son para estrangularla, pero te echas unas risas por la situación. Nos deleita con ideas como: “Cuanto menos sepan, menos rebeldes y más manejables serán”; “Nosotras donde tenemos que estar es en casa atendiendo a nuestros maridos y nuestros hijos”. Para nuestro deleite, la maestra no se queda calladita y también le dice unas cuantas perlas a la señora de antaño: “No es bueno ser manejable”; “Todas las mujeres, incluidas las criadas, deberían tener acceso a la enseñanza. El conocimiento hace a las personas más libres y más independientes”; “Sin pensar, porque más vale atontadas que listas, ¿¿no es eso??”; “¿¿Y acaso no está usted, una criada, discutiendo conmigo, una señora?? ¿¿No es eso una buena señal de independencia??”. ¡¡¡Zasca tras zasca tras ZASCA de la señorita a la sirvienta!!! Señoras y señores, tengo el privilegio de comunicaros que ¡¡CELIA SILVA HA VUELTO!!
Al día siguiente, Celia acude al Club Social y se encuentra con Bruna. Una de las primeras cosas que le dice nada más llegar es que si van a ser amigas, que lo mejor es que se tuteen. Y digo yo, ¿¿¿cuántos capítulos/tiempo tuvo que pasar para que Celia y Aurora se tutearan???. ¿¿La cosa no va mu rápida, o me lo parece a mí??
La maestra está contenta, porque como el día anterior la canaria le acompañó a la reunión sufragista, pues creía que el plan que le iba a proponer le iba a molar. Se trata de una reunión de mujeres en la que se trata sobre el artículo 483 del Código Civil. Bruna no tiene ni papa de lo que le está contando y cuando descubre de lo que va, le dice a la maestra que ella pasa de ir, que ella es feliz con la vida que tiene. A ella lo que le mola es ser buena esposa y buena madre, en un futuro no muy lejano. Celia por más que lo intenta no consigue que la acompañe, por lo que se pira porque no quiere llegar tarde. Y ahora lo que de verdad me preocupa de todo es: ¿¿¿POR QUÉ CELIA NO VA DE LUTO???. ¿Alguien me lo puede explicar?. Su MUJER hace 2 días que ha fallecido y va vestida de calle… mi no entender.
Más tarde, la maestra está en el Ambigú con Velasco y le casca que ha visto que no tiene muchas cosas en común con su mujer y ya no pueden ser amigas. ¿Esto es enserio? WTF. Para colmo, Celia le dice a Velasco que igual ha llegado la hora de salir del armario con ella, visto que una de sus mayores ilusiones es ser mamá, y si no cae la breva, pues que la mujer no se desilusione y sepa porqué podría ser…
Velasco: Nadie tiene en la vida… lo que espera… ni tú, ni yo… ni Bruna.
Celia: Puede ser… pero yo he sido muy afortunada amando a alguien con total honestidad y creo que no le estás dando a Bruna la misma oportunidad.
Velasco: Bruna me quiere.
Celia: Pero tú no la quieres a ella.
Velasco: A ver…
Celia: No del mismo modo.
Velasco: Ya…
Celia: Definitivamente, no del mismo modo en que amabas a Gabriel.
Velasco: Bueno, eso es el pasado. Pero ella ha perseguido este matrimonio igual que yo, y yo la veo muy feliz de estar casada conmigo, y aunque yo no sienta esa misma emoción, también soy feliz.
Celia: No es felicidad, Federico, eso es tranquilidad! (¡¡auuuuuch!! ¡Eso le ha debido hacer pupila al inspector!)
La escena acaba con Celia diciéndole a Velasco que espera que encuentre la forma para ser feliz siendo como es y le pega un sorbito a la tila que le había llevado Raimundo. Sí, habéis leído bien, Celia le ha dado un SORBITO y ¡¡SE HA ESCUCHADO!! ¿Hola? ¡¡Que las señoritas no hacen ruido cuando beben!! ¿Dónde están esos modales, señorita? Jijijijiji… hay que meterse un poco en chorradas porque sino es todo demasiado triste.
Al final del día, Celia regresa a la casa familiar, llega agotada con todas las cosas que ha hecho. Elpidia aprovecha para decirle que está interesada en aprender a leer y escribir y que si ella podría enseñarla. A la maestra le entusiasma la idea, pero está muy atareada y Elpidia pone carilla de cordero cuando Celia le da largas, pero al final la hace recapacitar y ¡¡¡consigue que nuestra maestra favorita le de clases!!! ¡¡Qué risas nos vamos a echar!! (Siempre y cuando nos lo muestren, claro). Podremos recordar de esta forma cuando Celia le daba clases a Merceditas y Raimundo, o cuando se mudó a su nidito de amor en Arganzuela e iban los niños para aprender…. ¿¿¿No sería maravilloso volver a aquella época??? Durante la conversación, Celia hace un movimiento MUY SEXY mientras se quita sus gafitas…. ¡OMG! ¿Un babero, por favor?. ¿Cómo un simple gesto puede ser tan provocador?
De esta forma tan provocadora acaba esta semana donde hemos tenido de todo. Esperemos que la semana que viene sea más llevadera y podamos seguir disfrutando del resurgir de la maestra.