Sabemos que nuestra comunidad LGBT+ es más susceptible a sufrir enfermedades mentales. Pero vamos a comenzar por derribar el tabú de las enfermedades mentales, que no es lo mismo que estar loco (en ninguno de los sentidos que la sociedad/cultura pop nos ha enseñado).

No hay de qué avergonzarse y, sobre todo, no hay de qué burlarse

enfermedades mentales

(Vía myediskilkillingme.tumblr.com)

En la esquina superior izquierda tienes a la depresión, aislándote de la humanidad, diciéndote que no vales la pena y haciéndote sentir vulnerable.
Junto a ella está la anorexia. Delgada y malvada, está hecha de huesos y te dice que no comas.
En el refrigerador está bulimia/el comer a destajo. Comiendo todo a su paso y posiblemente purgando, te hace sentir desagradable por lo que comes.
Abajo a la izquierda está la ansiedad y las tendencias suicidas. Solitaria, asustada e indefensa, busca refugio en las drogas para aliviar el dolor… Ya sea por poco tiempo, o para siempre.
A la derecha de la mesa está autolesiones. Susurrando constantemente, ofreciendo «alivio» y asegurándote que está bien. Si cortas un poco más profundo. Despiadadamente incitándote hasta que el dolor pare.
En medio estás tú. La única con ojos humanos, rodeada por tus demonios.

Posiblemente una de las mayores razones para que la gente queer se vea más propensa a sufrir algún tipo de trastorno mental es, precisamente, la misma razón por la que seguimos tratando a las enfermedades mentales como su fueran un secreto aterrador: Los prejuicios ignorantes.

Ser ignorante, por cierto, no necesariamente es igual a ser bruto. A veces elegimos ser ignorantes en ciertos temas que preferimos evitar por incómodos. Y lo queer es uno de ellos. Sí, también lo son las enfermedades mentales.

En cuerpo y mente

mirror mirror

(Vía sarychv.tumblr.com)

El rango de estos males es casi tan amplio como el de las enfermedades que padece el resto del cuerpo. Los trastornos alimenticios tienen una estrecha relación con estas enfermedades y también con el ser queer.

Por lo general los trastornos alimenticios ocurren cuando una persona tiene una imagen distorsionada de la relación de su peso o su apariencia física, con lo que percibe como el estándar de belleza social.

Más técnicamente son alteraciones emocionales que provocan una preocupación excesiva por el peso y la figura.

En números

calorias guerra

«Cada caloría es una guerra»
(Vía edmeanspretty.tumblr.com)

Los desórdenes alimenticios más conocidos son la anorexia nerviosa, que consiste en la persona evitando comer, y la bulimia, que consiste en comer mucho para luego purgarlo.

Pero otros tipos de trastornos alimenticios, algunos que no han sido especificados aún. Estos desórdenes alimenticios pueden constituir una forma de autolesiones.

Son muy serios, pueden inclusive ser fatales. La anorexia nerviosa tiene una tasa de mortalidad del 4%. La bulimia un 3.9%, y un 5.2% para otros trastornos no especificados. Estas cifras con de la NEDA, la Asociación de Desórdenes Alimenticios Nacionales de Estados Unidos.

Según esta misma asociación, los trastornos alimenticios se han convertido en una epidemia en la comunidad LGBT+.

42% de los hombres que sufren trastornos alimenticios son gay. Los hombres gay y bisexuales tienen mayor tendencia a comer en exceso y 12 veces más propensos a luego purgarlo, que los hombres heterosexuales.

Un estudio publicado en 2015 por la Universidad de Drexel indicaba que “las mujeres jóvenes que se sienten atraídas a los dos sexos, o que no están seguras de su atracción sexual, tienen mayor tendencia a desarrollar desórdenes alimenticios que aquellas que sienten atracción por un único sexo.”

Otro estudio de 2015, esta vez de una universidad en Washington, declaraba que entre 289,024 estudiantes en 223 universidades estadounidenses, las personas transgénero tenía mayor tendencia a padecer desórdenes alimenticios.

Estos son sólo unas pocas estadísticas, pero todas nos indican lo mismo: Las personas de la comunidad LGBT+, sin importar raza, género o estatus socioeconómico, son mucho más susceptibles a sufrir trastornos alimenticios.

¿Por qué?

(Vía thinnedb0nes.tumblr.com)

Según Alissa Petee, la terapista principal para niños y adolescentes de Eating Recovery Center, en Washington, “Hay un número de factores que hacen a la comunidad LGBT+ más susceptible a sufrir trastornos alimenticios”.

“Puede ser traumático crecer en un mundo homofóbico y heterosexista. Muchos crecen sintiendo confusión y vergüenza por su orientación sexual y/o identidad de género. Los niños y los adolescentes son particularmente vulnerables a intentar cambiar sus experiencias internas cambiando sus cuerpos y tomando control de los aspectos de la vida que les son accesibles, como el consumo de alimentos.”

Cuidado con los adultos

dont give up

«Vas a querer rendirte. No lo hagas»
(Vía itllbeokayfight.tumblr.com)

Es normal entender que los más jóvenes son más vulnerables, pero esto no quiere decir que los adultos no estén en peligro.

Mientras la media reconocida para la edad de pacientes con desórdenes alimenticios es de 12 o 13 años (edad en que inician los primeros síntomas), un estudio de 2010 descubrió que la edad promedio entre la comunidad LGB+ (las personas trans no fueron incluidas) para desarrollar trastornos alimenticios es de 19 años.

“Los adultos que han llegado a aceptar su sexualidad o identidad de género muchas veces cargan con una homofobia internalizada que puede continuar siendo tóxica y dolorosa para ellos.”

Continúa Alissa Pette, del Eating Recovery Center.

“Pero es difícil reconocer esa fuente de sufrimiento cuando uno parece haber llegado a término con su identidad y pasado por el proceso de salir del armario” “Traumas internalizados, sufrimiento relacionado al sentirse diferente, miedo a la violencia o al ostracismo… Todos esos factores pueden convertirse en tierra fértil en alguien que ya tiene una predisposición genética a desarrollar un desorden alimenticios”

El estrés es un factor

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(Vía moan-s.tumblr.com)

“Existen muchos factores de estrés entre la comunidad LGBT+. Esto incluye el salir del armario y el lamentable acoso que sufren cuando asisten a la escuela o trabajo.”

Explica Heather Senior Monroe, licenciada clínica de la Newport Academy, un centro de tratamiento para la salud mental de adolescentes.

“Esto puede resaltar sentimientos de baja autoestima, pérdida de control, ansiedad y depresión. Lo que puede empujar a una persona a recurrir a mecanismos de supervivencia dañinos, como el consumo de alcohol o abuso de substancias.” “Los individuos de la comunidad LGBT+ pueden internalizar aún más los sentimientos negativos debido al ‘cómo me veo’ o el cómo son percibidos por otros. Todos estos pequeños factores pueden crear un efecto bola de nieve, que terminan en desenlaces peligrosos como los desórdenes alimenticios.”

De géneros

igualdad generos

«Todos los géneros deberían ser tratados igual»
(Vía soleuna.tumblr.com)

Las personas que enfrentan disforia de género (esa sensación de que tu identidad no encaja con tu cuerpo), pueden ser particularmente susceptibles a estos desórdenes.

“Los desórdenes alimenticios pueden generarse por el esfuerzo de querer alterar sus cuerpos a través de dietas y ejercicios, para que así se asemeje más a quiénes son por dentro.”

Asegura Petee.

Las personas pueden intentar retrasar o revertir los efectos de la pubertad por medio de la restricción. Para los individuos no-cisgénero la recuperación puede ser aún más difícil, ya que requiere “aprender a aceptar sus cuerpos fuera del lente del trastorno alimenticio (que puede decirles que tienen sobrepeso, etc.) y de la perspectiva de sentirse fundamentalmente incongruente con su apariencia desde un punto de vista de género.”

Las causas para los desórdenes alimenticios pueden muy, muy variadas. Como apunta el estudio de Columbia:

“Hombres gay y bisexuales con desórdenes alimenticios tienen una mayor tendencia a abusar de sustancias en comparación con los hombres gay y bisexuales que no sufren trastornos de alimentación. Así mismo las mujeres lesbiana y bisexuales con desórdenes alimenticios tienden a sufrir más cambios de humor que las que no padecen estos trastornos.”

En resumen

A pesar de que realmente no existe una causa específica para el desarrollo de enfermedades de trastorno alimenticio (así como de enfermedades mentales en general) entre la comunidad LGBT+, las tendencias son evidentes, lo que es positivo desde el punto de vista de tratamiento y métodos de recuperación.

Hablando de recuperación

recovery

(Vía -hope-for-the-hopeless-.tumblr.com)

Los desórdenes alimenticios suelen ser estigmatizados como males de mujeres blancas adineradas o de chicas jóvenes, enfermedades por las que son tratadas en instituciones que parecen más bien resorts de lujo.

La realidad es que nada de esto es cierto, o no exclusivamente así. Como ya habíamos establecido estos trastornos no distinguen género, identidad sexual, raza o estatus social. Y el proceso de tratamiento y recuperación es un gran reto poco glamoroso.

Esto es todavía más cierto para individuos de la comunidad LGBT+, que deben lidiar primero con sus identidades para poder recuperarse:

“Una parte significativa del proceso de recuperación de desórdenes alimenticios, es entender mejor la identidad propia y encontrar maneras de aceptar cada aspecto de uno mismo.” – Alissa Petee.

Por este motivo el tratamiento para los individuos de la comunidad LGBT+ debe ser particularmente sensible al trauma y sufrimiento específicos de la comunidad.

En algunos casos toma años, pero ultimadamente se trata de salvar vidas.

Apoyo

all bodies are good

«Todos los cuerpor son buenos cuerpos»
(Vía reachoutusa.tumblr.com)

Si la persona cuenta con apoyo de su entorno cercano todo hace un poco más fácil, pero si el paciente se enfrenta, además, al rechazo de su familia puede ser más complicado.

Es fundamental contar con un entorno personal de apoyo y soporte. Para quienes no tiene el apoyo de sus padres, es importante contar con el de la familia extendida o un importante núcleo de amigos.

Pero, sobre todo, hay que buscar ayuda profesional lo más pronto posible.

Chicas, no existe el cuerpo perfecto. Todos tenemos nuestros encantos y desencantos. Tenemos nuestro valor personal. Somos importantes. Merecemos contar con nuestros derechos y oportunidades. Todos merecemos ser felices y amar a quienes amamos.

Nadie debería tener que cambiar para encajar en el estándar de otro u otros. Quieranse, sean amables con ustedes mismas y con los demás. Vamos a hacer un esfuerzo por desterrar los prejuicios y los estereotipos. Está en nuestras manos mejorar al mundo.