Invierno
Me encanta escribir bajo un árbol esquelético. Es como el inicio de todo. Como empezar de cero una canción que antes solo chirriaba. Como reescribir el guion que siempre fue una gran m… Mancha. Para mí el invierno resulta muy acogedor, es el antónimo del infierno.
Levanto la vista del cuaderno arrugado y contemplo la desnudez de la pradera, cubierta por un manto níveo, cristalino, nudista, propio de esta glacial época. Las hojas (de)caídas esperan ser amadas por la tierra, aguardando el mordisco del paso del tiempo. El invierno solo dura lo que tarda en coger fuerza la primavera para florecer; mientras, las piedras protegerán a la hojarasca de la apatía de la estación hasta que los colores devuelvan la vida a la estepa.
La gente pasa y pisa, pesa y posa sobre ellas el poso hueco de sus pasos, posa el peso de su abrigado cuerpo allá por donde pasan… Que aún así no se apague el invierno, que no se vacíe de sentimiento, para que la primavera renazca con sus mejores galas, con su más bella tonalidad de colores.
Amo esperar su llegada mientras escribo abrazada por la sombra de un árbol esquelético.
Naturaleza purificada
Amo viajar a un paisaje de césped mullido y blando, de un colorido perfume, decorado por un río de aguas calmadas, cristalinas, cálidas, pacíficas como el océano, que guarda una única concha nacarada y preciosa. Amo adormecer mi sed en él, despertando mi ser; beber de ese néctar, de tu néctar.
Amo el paisaje que nace entre tus piernas…
La mejor de las virtudes
Solo a ti te quiero a mi lado. Cuando se me escurre la sonrisa, la recoges del suelo, le sacudes el polvo y me la devuelves. Somos capaces de compartir risas infinitas aun cuando el día se vuelve color “negro dolor”. Miramos la profundidad de los horrores de la otra y nos zambullimos en ellos sin importar el fondo de la depresión. Tenemos paciencia con los fantasmas de la otra y nos Amamos los defectos como si fueran la mejor de las virtudes.
Prometo que, cuando nuestro abrazo no sostenga un charco en medio, te sigo a donde sea.
