Resumen de Everything Sucks 1×03 – Kate y Emaline

Llegamos a otro capítulo más de Everything Sucks en donde nuestra Kate sigue con el crush a cuestas mientras se supone que está saliendo con Luke porque el chaval básicamente la obligó a ello como quien dice mientras la mujer está ahí con su crisis de identidad adolescente.

Resulta que ella y Luke están viendo un ensayo del grupo de teatro en el que Emaline y Oliver se tienen que dar un morreo para acabar una escena. Lo que se deduce de esto es que Emaline está muy metida en el beso, pero Oliver la aparta de inmediato y se pira sin hacerle mucho caso cuando acaba el ensayo, aunque Emaline va detrás de él como un corderito. Esto da mucha pena porque es obvio que ese muchacho la trata como la mierda y ya sólo por eso no la merece. Kate piensa lo mismo que yo y se pregunta en voz alta cómo puede gustarle, mientras Luke está en plan uhhh, vaya beso, uhhh, igual es porque su boca sabe bien jeje… A lo suyo, que no sabe ni cómo pedir a Kate que le dé un beso e incluso se inclina para ello. Todo muy desagradable.

 

Kate sólo quiere huir de ahí, así que coge rápidamente su mochila y se despide antes de que Luke pueda hacer nada. Pero ahhhh, amigas lesbicanarias, Luke es un joven hombrecito al que la sociedad ha enseñado que tiene derecho a besos de chicas y que no sabe leer su lenguaje corporal ni cuando su supuesta novia escapa en modo pánico, así que se le pone en medio en las escaleras y evita que se vaya. Ugh, no puedo más. De verdad que le tengo mucha manía. El tío lo que quiere es dar su discurso de “mira qué buen chaval soy, me gustas mucho, estoy muy contento de que me dijeses que sí” y como para no, hijo, que la pusiste en un membrete delante de todo el instituto que es pa darte de collejas toda la vida. Kate no puede tener más cara de tierra trágame, pero el muchacho sigue preguntando que si pueden besarse. Increíble lo analfabeto emocional que puede llegar a ser porque de verdad que la reacción de Kate es transparente, su cara es DE MIEDO PURO. Hombreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeees, tenéis un problema.

Kate le dice muy tartamudeante que vale, después de todo lo que insiste… cero coacción eh? Supernormal todo. Así que Luke cierra los ojos y como Kate no quiere POR NADA DEL MUNDO besar a un muchacho (¿por qué será, eh?) tira de la alarma de incendios y se activan todos los aspersores así que se puede salvar. Salen huyendo por sitios distintos y Oliver y Emaline ven a Luke porque están fuera haciéndose los guays.

Lo que pasa con todo esto es que el agua de los aspersores ha jodido todo el decorado montado por el club de teatro así que tienen que suspender la obra y el director hace un llamamiento para que el culpable se entregue. Luke y, sobre todo, Kate están cagaos y más aún cuando Emaline y Oliver lo acusan en la cafetería porque recordemos que vieron cómo escapaba. Luke aprovecha también para hacerse un poco el héroe y admitir que fue él, porque así también salva a Kate, que tiene cara de no saber dónde meterse. Esta niña no hace más que sufrir, que alguien le dé una mantita y un chocolate caliente. Cuando le pregunta por qué hizo eso, el chaval como siempre le dice con una sonrisita que es “lo que hacen los novios” y deduce que es un buen momento para intentar besarla porque en su cabeza este es otro gran gesto romántico™ que lo merece. A ver, así no “gana” uno el afecto de alguien, para de ser un machirulo, por favor te lo pido. Kate, obviamente, le hace la cobra otra vez y escapa. Ojalá el chico pillase en algún momento la indirecta o algo.

Emaline le hace la vida un poco imposible a Luke en el aula de castigo y oye, mucho mejor así que metiéndose con Kate, dónde va a parar. Ya me caes mejor, Emaline. El director (aka padre de Kate) llama a su despacho a la madre de Luke y hacen buenas migas y tal y cual. Lo que nos faltaba.

Mientras tanto, Kate está hablando con su compañera Leslie y le pregunta cositas sobre cómo saber que alguien está enamorado o viceversa y la muchacha le suelta ahí su historia de chica adolescente heterosexual que ha sido bombardeada con el mantra del amor romántico, así que dudo yo mucho que a Kate le sirva de ayuda.

Total, cuando está a solas en su habitación Kate decide llamar a Luke porque está confusa con sus sentimientos o vete tú a saber. Supongo que cabeza está en plan “¿me gustan las mujeres? pero esto no puede ser, el amor verdadero tiene que ser entre un hombre y una mujer, Luke es mi novio” y blablabla. Pero a Luke los del club de teatro lo están acosando un pelín telefónicamente así que tiene el teléfono descolgado, por lo que Kate decide ir directamente a su casa. Luke está con McQuaid y Tyler pasando el rato, preocupadísimo porque Kate y él todavía no se dieron un beso y pasaron, atención lesbicanarias… DOS DÍAS! DOS. PUTOS. DÍAS. Relajaaaaaaaa fieraaaaa. De verdad que necesito terapia para superar la mala hostia que me da este muchacho. Bueno, total, que Kate llega pero los del club de teatro no dejan de amenazarlos así que Kate decide intervenir.

El plan es llevarles alcohol a los del club de teatro, así que allá que se plantan porque Kate se siente muy culpable y quiere poner fin a todo aquello. Cuando llegan, los espían un rato y resulta que Oliver está hablando de que se quiere ir a New York a buscarse la vida ya mismo porque odia esa ciudad, así que Emaline se pregunta “y qué pasa con nosotros?” Que a ver, Emaline, cariño… Pasa de ti, es bastante obvio. De verdad que mereces algo mejor que este cabroncete. Cualquier chica merece algo mejor que un tío que la trata como un kleenex usado. ¡Mándalo a la mierda y hazte un favor a ti misma!

Y al final aparecen tal que así delante de todos los del club de teatro, que los están taladrando con la mirada con cara de muy pocos amigos. Nuestra Kate creo que empieza a pensar que tal vez no fue tan buena idea colarse en su fiesta privada pero seguro que en el fondo también estaba pensando que así podía ver a Emaline. ¿O no? Pillina. Es que la pobre está superpillada de esta mujer fatal. Veremos qué pasa ahora con este encuentro tan incómodo.

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