Renacimiento

Eres la vigorosa flor entre las espinas del matorral, la aguja encontrada en el pajar. Del Cielo, la Osa Mayor; estrella inmortal que titila sin temor. El manantial de Vida que nace entre las rocas, el patito del cuento que logró convertirse en oca. Las Alas repletas de alegres colores, que sobrevivieron a todos sus dolores.

Eres la luz más a mano. Eres la Mujer que Amo.

 

Vivir, morir… existir

Vivir es como besar un inicio.

Morir es como besar el aire que te asfixia.

Existir es como saborear los besos desde el inicio hasta la asfixia.

 

Sigo sin seguir ningún guion

¿Por qué hay una rueda que te organiza la vida? ¿Por qué te obligan a meterte en esa rueda? Casi te empujan, es como una amenaza. Quizá la pregunta es “para que”. ¿Para qué te meten en la rueda? Para que te toque trabajar en algo que odies, casarte para tener “control” sobre tu futuro, y tener muchos hijos…

Y yo, que soy de natural inconformista, cuando me metí en la rueda, la hice rodar por un acantilado. Lo bueno es que sobreviví a la hostia. Nunca me ha gustado que se escriba un guion y yo deba seguirlo junto al rebaño. Yo no sigo ningún guion. NO SIGO EL GUION, y mis letras tampoco. Y tan a gusto; por ello no me asusto.

No tengo claro lo que quiero, pero sí lo que no quiero. Y meterme en una rueda de conformismo no es lo que hace latir mi corazón. Si quiero viajar y vivir de manera más desordenada escribiendo en cada ciudad una línea, lo prefiero a dejarme absorber por la rutina de la oficina.

Sobreviví a mi caída. Y allí abajo me encontré con tu Alma, que se había descarrilado.

Sobreviví. Tú también. Con mis pasos que no van al compás de los de nadie me voy de viaje a La Vida; si quieres acompañarme, en mi mochila cabe también tu billete de ida.