Después de “Mis besos no son de cualquiera”, novela que tuvimos la oportunidad de reseñar aquí, Sara Martínez ha seguido con su vida, pero dándole un giro radical. Ahora vive en Sídney (Australia), el lugar más lejano que ha podido encontrar para aposentarse.
Cualquiera podría pensar que huye de algo, y de hecho es el pensamiento que ronda por la cabeza de Kim Brown, su jefa. Kim regenta un bar en Sídney, concretamente en la zona de Newton, y acaba de fijarse en las raras habilidades que Sara ha desarrollado en materia de mezclas de té e infusiones. La idea de contratarla no puede ser más feliz: pronto el local se le llena de clientes ansiosos de probar las pócimas que, además de estar ricas, tienen propiedades terapéuticas.
Mudarse a la otra punta del globo tiene ventajas e inconvenientes. Centrándonos primero en las ventajas, podemos señalar dos principales: la primera, conoces gente nueva y es posible que esto te lleve a nuevas amistades y relaciones variadas; la segunda, se puede partir de cero en la vida, sin ataduras ni lastres de situaciones anteriores.
Destacando ahora los inconvenientes, topamos con lo que acabamos de decir, que sirve también para este apartado: intentar “reiniciar” la vida no resulta sencillo, es muy difícil dejarlo todo atrás. Y eso es precisamente lo que Sara necesitaría.
Kim pronto detecta que Sara Martínez lleva una pesada carga de la que, paradójicamente, no parece querer desprenderse. Al no conocer detalles de sus cuitas y amarguras, a Kim le toca ser paciente espectadora y aguantar los cambios de humor y bandazos emocionales de su empleada. ¿Por qué la soporta? Básicamente, porque le ha cogido cariño.
En cuanto a conocer gente, eso está asegurado. De momento, está Samantha, una chica alegre y pizpireta, carente de pozos emocionales y, por consiguiente, dispuesta a llevar con Sara una relación sin compromisos ni rollos demasiado complicados. A Sara, en principio, esto debería convenirle: Sam es atractiva y respeta su código (la manía que ya conocemos por el libro anterior: “Mis besos no son de cualquiera”, es decir, nada de besos sin que medie una relación amorosa seria y certificada).
También conoce a Nicole, hija de Kim (bueno, no exactamente, pero como si lo fuera) y actriz de profesión. Nicole pronto llama la atención de Martínez, que se descubre interesada por la muchacha, a la par que repelida en ocasiones. Experimenta hacia ella lo que suelen llamarse sentimientos ambivalentes, que son mutuamente correspondidos. Claramente, parecen el germen de algo más serio.
“ A veces ocurre: te enamoras en una milésima de segundo. Una milésima que cambia tu vida para siempre –le susurro con la voz rota–. Del aire que revolotea y te trae su perfume; del océano en el que prometen ahogarte sus ojos; de unos dientes algo grandes encajados en una sonrisa perfecta…Ocurre”.
Esto en cuanto a las nuevas amistades. Las viejas, siguen jugando un importante papel, pero a montones de kilómetros de distancia. Los amigos de Sara Martínez continúan acompañándola de mil maneras (frecuentemente mediante Whatsapp, Skype, etc.) y son el lazo al que ella se aferra para no desasirse de algo muy importante en su vida que no quiere perder, pero de lo que tuvo que alejarse.
Y por supuesto, está Andrea Kenet. La persona que ocupa el centro de su existencia, para bien y para mal, fuente de todas sus alegrías y también de todas sus desventuras. De hecho, y creo que esto sí se puede desvelar, ella es la clave de toda la cuestión.
“Un te quiero de repuesto” cuenta el cambio de rumbo que Sara Martínez trata de tomar tras sufrir un golpe del destino totalmente inesperado y brutal. Se trata de una novela romántica, pródiga en escenas eróticas y de lectura ágil.
La obra se estructura a través de capítulos frecuentemente encabezados por el nombre del personaje que habla. Por tanto, el libro entero está narrado en primera persona, pero desde emisores diferentes (en este caso, emisoras). El cambio de perspectiva sirve para conocer en directo y sin intermediarios el modo de ver cada situación por parte de cada una de las protagonistas. Así que, sin duda, entendemos a la perfección cuáles son sus motivaciones, pretensiones y deseos en tiempo real.
En “Un te quiero de repuesto” se narran situaciones que se produjeron en el pasado, justo cuando la acción termina en el primer libro. Los recuerdos de Sara nos ayudan a comprender qué ha sucedido, el porqué de su amargura y de sus acciones en el momento presente.
Resulta obligado pronunciarse sobre la conveniencia o no de leer la primera parte (“Mis besos no son de cualquiera”) antes de abordar la presente novela. Esta puede leerse de forma independiente, dado que el acontecimiento que precipita la decisión de Sara de marcharse de España no se revela en el primer libro. No obstante, sí puede sentirse una cierta sensación de “carencia de antecedentes” que se solucionaría recordando lo sucedido en la novela anterior.
Que disfrutéis de la lectura, si os apetece.
Edición citada: Garzás, M. Un te quiero de repuesto. Ed. Egales. Barcelona-Madrid, 2018.