Seguramente muchas han escuchado los rumores de que Eleanor Roosevelt era, cuando menos, bisexual. Esto basados en la correspondencia que la llamada Primer Dama del Mundo y esposa del presidente Franklin D. Roosevelt, mantenía con Lorena Hickok. Pero no es de Eleanor de quien vamos a hablar hoy. Sino de otra Primera Dama que era potencialmente lesbiana y de la que seguramente no has escuchado antes: Rose Cleveland.
Lo que hace a Rose un caso más irrefutable es que no era la esposa del presidente, en este caso Grover Cleveland, sino su hermana. Verán Grover llegó al poder como hombre soltero y así fue que cayó la responsabilidad de Primera Dama en las manos de Rose. Al menos por un año, 14 meses para ser exactos, hasta que Grover se casó y la Primera Dama pasó a ser su esposa, Frances Folsom.
La historia y los personajes queer
Sabemos que para muchos historiadores es difícil declarar a ciertos personajes históricos como miembros de la comunidad LGBTQIA+. Podemos entender que no debe se runa decisión fácil. En casi el 100% de los casos se trata de personas que tienen un buen tiempo muertas y por tanto no pueden ser entrevistadas al respecto. Pero como es el trabajo de una persona que estudia el pasado, queda toda la evidencia de toda una vida para analizar y muchas veces el panorama es bastante claro.
¿Por qué, entonces, se hace tan complicado reconocer la cualidad queer de un personaje histórico? Nadie tiene problemas en declarar amoríos heterosexuales por menos evidencia, así que podemos pensar que la inherente homofobia que la sociedad nos inculca desde que nacemos es parte del problema. Y claro que hay que tener en cuenta las tendencias de la época, los comportamientos y el lenguaje típico del momento al que nos referimos, pero dos más dos siempre es cuatro… solo si quieres darle la vuelta en un desesperado intento de negación y ver 22.
El caso de Rose Cleveland
Rose, como les decía, llevó el título de Primera Dama por ser la hermana del Presidente. Y si hay algo que sabemos de esa época es que las mujeres poco duraban solteras luego de llegar a la pubertad. Sin embargo Rose llevó a cabo sus labores de Primera Dama sin resistencia. Considerada una intelectual que publicó varios libros durante su tiempo en la Casa Blanca. De hecho era conocida por conjugar verbos en griego y latín en su cabeza mientras atendía funciones tediosas.
También era conocida por no ajustarse a las normas de moda en cuanto a vestuario y comportamiento social, ambas cosas seguidas al pie de la letra por las mujeres de la época, sobre todo las que tenían cierto estatus que proteger. Y ya sabemos que eso va muy a tono con eso de ser lesbiana. Así fue como Rose dejó Washington siendo el mismo enigma que cuando llegó.
Rose y Evangeline
Rose conoció a Evangeline Simpson mientras vacacionaba en Florida durante el invierno de 1889. Evangeline era entonce la joven y adinerada viuda de un hombre que era casi 50 años mayor que ella. Por la gran cantidad de correspondencia se deduce que las dos habrían embarcado en un apasionado romance, casi de inmediato, y el cual duraría 30 años. Sobreviviendo incluso al segundo matrimonio de Evangeline con Bishop Whipple, en 1896.
Pero en 1901, cuando Whipple murió a los 79 años, Evangeline y Rose finalmente se mudaron juntas a Italia, donde pensaron que podrían vivir su romance sin preocuparse por que la gente se anduviera metiendo en sus vidas. Ahí se encuentran las dos, enterradas una junto a la otra. Honestamente esta es una auténtica historia de amor de película.
Las cartas
Sé que tienen curiosidad por saber lo que dicen las cartas que se escribían Rose y Evangeline durante el tiempo en que vivieron separadas, una correspondencia que se detuvo si quiera cuando Evangeline se casó por segunda vez, aunque entonces el tono si cambió a uno menos romántico y sensual. Lo cierto es que todas estas cartas se encuentra recopiladas en el libro Precious and Adored: The Love Letters of Rose Cleveland and Evangeline Simpson Whipple, 1890-1918.
1918 porque fue el año en que Rose falleció tras contagiarse de gripe española, 12 años después, en 1930, fallecía Evangeline de neumonía. Puedo compartirles algunas líneas de esas cartas, como cuando Evangeline le escribía a su hijastra tras la muerte de Rose, describiéndole como «el golpe del que no me recuperaré», y agregando que «La luz se ha extinguido para mí.» O la referencia que hace Rose en una de esas cartas a los «largos y extáticos abrazos que nos cargan a ambas como una hasta la cumbre de la alegría, el final de la búsqueda, el objetivo del amor.»
Ro-mán-ti-co. El libro, o los autores y editores del mismo, claramente sugieren una relación amorosa entre ambas, a pesar de que en el pasado se intentó ocultar la evidencia retirando algunas de las cartas más comprometedoras del alcance público. No sé que tan posible será conseguir una copia en castellano, pero sin dudas valdrá la pena intentarlo.
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