Bohemia… Te adoro (III)
La bohemia pura solo se siente cuando el Corazón tirita y una pizca de Arte es lo que le ayuda a entrar en calor.
Mejor que una sonrisa en mi cara y mala cara en la sonrisa de los demás… Mejor que escalar, que escalarte, que Nepal, que viajar. Mejor que el teatro y la literatura. Mejor que el reggae de Mishka. Mejor que un atardecer en el Retiro sin que ninguna nos retiremos del lado de la otra. Mejor que un picnic con el horizonte. Mejor que el éxtasis, un cigarro, el LSD o estar drogada de sinestesia. Mejor que una voz ronca, rocosa, rasgada, arrugada. Mejor que un musical en el que se le permite al público bailar. Mejor que el olvido, el reencuentro, la muerte del dolor. Mejor que el sexo lésbico, el sexo sin compromiso. Mejor que hacerle el Amor a tu Corazón después de follarte el cuerpo y zurcirnos las cicatrices a base de polvos. Mejor que comerte los pies, la boca y lo que te salga del coño. Mejor que un camino por andar con tres personas: contigo, conmigo o sin ti. Mejor así para que mi bien amada sonrisa no se me vuelva a escurrir. Mejor que el impulso de una corazonada que predomine sobre la razón. Mejor que visitar tu espalda saltando de lunar en lunar, callejeando por tu cuerpo, perdiéndonos por el mío. Mejor que asistir al funeral de mi timidez y entregar una rosa por cada lágrima que llevaba tu nombre. Mejor que recorrer más de nueve mil kilómetros hasta una tierra repleta de colores solo para apreciar el más hermoso: el de tu mirada. Mejor que el desparpajo de la persona que se arranca a bailar con los músicos del metro. Mejor que pensar en ti y desternillarme de júbilo en vez de llorar. Mejor que ir a Vista Alegre y ponerte igual a ti. Mejor que la necesidad de comunicar, de expresar algo de la nada, de ir a contracorriente sin seguir el guion, dándole a la vida más emoción. Mejor que ser uno mismo cuando quieras, no quien la sociedad te ordena.
¿La Bohemia? No se rige por leyes racionales. Solo sentimientos y corazonadas leales. Eso, sumado a todo lo anterior, para mí es lo mejor.
Ojitos Perezosos
Nunca me he parado a pensar qué quiere decir “Ojitos Perezosos” cuando me llamas así. Empezó como un cariñoso apodo y se ha convertido en nuestro pilar de reconciliación mutua. En nuestra tabla de salvación.
Tengo Ojitos Perezosos llenos de sueños que empiezan en ti. Sienten tu esfuerzo por sonreír cuando con encontramos con el agua del océano al cuello. Qué importancia tiene el ser firmes mientras echamos a andar, dejando de caminar en solitario y haciéndolo a la par. Reuniendo fuerzas para afianzar bien ese paso y que no nos veamos obligadas a recular. Para conseguirlo, debemos ser valientes y luchar. Y si nos entra la pereza, dejarla solo para mis ojitos, parar un momento, y descansar.
Negrura que no dura
Corazones negros. Pensamientos brunos. Ideas oscuras. Hollín en las aceras. Espesa niebla entre tinieblas. Sucias miradas cargadas de ironía airada. Sombríos pasillos donde luce todo menos el brillo. Tristes comentarios orgullosos sobre otro para sentirse poderoso. Sombras a las que perseguir sin dejar de sufrir. Tinieblas perpetuas donde una vez existió la luz, y ahora solo sabemos cargar con una pesada cruz. Cambiar la cama por un ataúd, enterrándonos bajo blancas sábanas como si fueran un alud. Desafortunados pasos en tu camino donde tropiezas una y otra vez con tu lado más mezquino. Alma atezada por el terror a cometer un nuevo error.
A veces, hasta la luz del sol parece tener un tinte opaco. No olvides que siempre hay alguien dispuesto a entregarte un arrumaco. Porque tú eres la única persona que robó con éxito tu Corazón en su propio atraco. Vivir envuelta en una espesa negrura puede ejecutarte la cordura; permite que te abrace por la cintura con dulzura y podrás comprobar que la negrura, en realidad, no dura.