A tu aire
El otoño es como sacarle una foto perpetua en color sepia a tu Corazón magenta. La época en que todas las dudas se desorientan. En otoño me siento como la única hoja que no cae del árbol con una sacudida violenta. Esa que a su rama de salvación se sustenta.
Tú eres igual que la ventisca furiosa de una tormenta. Cuando se te meten los vaivenes entre ceja y ceja, arrasas con todo lo que te encuentras para cumplir aquello que a tu Alma alimenta, sin importarte que la única hoja que te ha querido sin que se arrepienta esté dispuesta a poner su hogar en venta con tal de danzar a tu ritmo bien contenta.
Te llevo esperando desde que vine al mundo en los años ochenta, para bailar contigo porque de tu cercanía estoy sedienta. No somos iguales y eso es lo que más me renta. Yo soy una hoja que sueña en las alturas con hacer el Amor contigo sobre el césped color absenta. Tú eres un soplo en mi Corazón, incorpórea y, al mismo tiempo, corpulenta, que flotas demasiado a tu aire y me utilizas a tu antojo como si fuera una vulgar herramienta.
A veces me pregunto, sobre todo cuando te ausentas, por qué eres el aire que respiro y el que más me complementa, si con tus idas y venidas más flatulentas me dejas lamentándome envuelta en una presencia harapienta.
Haces un otoño precioso
El otoño puede ser ardiente o de lo más maloliente. Desvela su sabor crujiente si sabes cómo hincarle el diente. Abraza con su color candente cuando la soledad es tu pariente. Es un período para mirar al horizonte más ausente y descubrir todos los brillos presentes.
Sin ti, el otoño es la estación más penitente a la que hacer frente. Septiembre paciente, octubre decente, noviembre latente. Cuando ríes, mi otoño es más caliente. Para mí, tu otoño siempre será el más sobresaliente. En otoño, tu sol asiente siendo consciente, haga frío o cubra la ciudad con una capa de nubes persistentes.
Si durante el año hay discusión, el otoño es la mejor época para una buena reconciliación. En otoño es cuando se debe abrir la puerta de la prisión en que enjaulaste a tu Corazón; si no por completo, al menos tratar de indultar una porción.
Otoño es mi estación favorita. No sé si porque te conocí en septiembre y compartimos nuestro primer café en pequeñas tacitas. Porque es cuando mis letras más gritan. Porque, con el fulgor del sol, el brillo de tus cabellos crepita. O porque cuando ríes rodeada de los colores de entretiempo, abrazándome cucharita, mi Alma se excita.
Quiero el divorcio
Tú eres la persona que más he querido. También la que más daño me ha hecho. He tenido dos libros maravillosos gracias a ti, no me arrepiento de ello. Pero estoy agotada de viajar por un camino en el que yo te regalo una rosa al completo y las espinas, en vez de alejarlas, las tiras a mis pies para que apuñalen cada paso que doy.
No me gusta morir cada día; así que, aunque suene fría, ahí te quedas, tía.