Y confié en ti, me lo dijiste, me lo prometiste, salieron esas palabras de tus labios frente a mi “confía en mi” y yo tan solo fui una pobre ilusa que me lo creí.
Yo no quería que volvieras a mi vida ni de esa forma, ni de esa manera, ya rompiste algo en mi interior en mayo del año pasad.
Ya había vivido esas sensaciones, ya sentí como la vida me quemaba, como lloraba mi corazón desconsolado, como ardía la pena en mi interior.
Tras vivir un verano interminable con tu ausencia y tu recuerdo imposible de ocultar en mi imaginación… sucedió el milagro y mi mundo se paró.
Un buen día volviste y lo reparaste todo con ese súper poder que te yo te regalo. El mismo que tú no quieres y te queda tan grande como una camiseta XXL.
Yo tenía súper miedo y tú me tendiste la mano y yo fui una triste ilusa que te la cogi. Sin pensar ni una milésima de segundo en que lo pudieras volver a repetir…
Confié en ti y me equivoque, te deje curar a mi vida, alcanzar mi corazón, para nada, para después atravesarlo con una lanza y hacer más grande el dolor.
Yo no entendía nada al principio, no comía, no dormía, tan solo te perseguía de día y me perdías de noche.
Hasta que empecé a asimilar que quizás no te volvería a ver jamás.
Y todo mi mundo explotó. Mi confianza se reía de mi y tan solo me miraba con cara de reproche y diciéndome una y otra vez, te lo advertí.
Como confías en una persona que sigue teniendo miedo a vivir, a cerrar los ojos y simplemente sentir… una persona incapaz de mirarte a los ojos si vas sin gafas… una persona capaz de negarse, de prohibirse, de ocultar su mejor versión, de matarla y culparte a ti, a tu yo de hace años…
alguien incapaz de reconocer sus errores, ocultándolos, eclipsándolos en su lista de dos mil cosas por hacer…
Confía en mi… Esas palabras vuelan en mi interior “confía en mi” + un “tranquila no tengas miedo” y hoy tan solo es una mentira que se hace bola en mi interior… la confianza se perdió, el miedo jugó y ganó y la tranquilidad simplemente desapareció…