La vida de Lara no resulta nada fácil. Desde que se levanta por las mañanas la inseguridad la acompaña en cada paso que da. Ni la cálida compañía de su gato Antoni (al que puso ese nombre por su admiración al arquitecto y escultor Antoni Gaudí), ni el apoyo incondicional de su gran amiga Isabella, ni el cariño de su abuela, consiguen disipar la desazón que la invade cuando emprende su higiene diaria.

Todos los días se preguntaba si en algún momento sería capaz de encontrar ese dichoso camino a la aceptación, de poder mirarse al espejo de frente y no de costado. Mirarse de verdad, con la cabeza erguida, el pecho hinchado de orgullo y la mirada segura.

A Lara le gustan las mujeres y, por tanto, es lesbiana. Aunque este pequeño detalle aún provoque en ciertas mentes obtusas algún género de problemas, esta no es la mayor dificultad a la que Lara se enfrenta día a día. Para colmo de males, tampoco puede contar con el afecto de sus padres, porque se quedó sin ellos de niña, por culpa de un accidente de tráfico. Y les echa tanto de menos, que muchas veces rompe a llorar.

Necesita su compañía, que prestaría un soporte vital adicional con el que hacer frente a las tribulaciones que sufre. Lara es intersexual.

Desempañó con una mano el espejo del baño empañado por la ducha caliente, tan solo una franja, lo necesario para ver su mentón y concentrarse en la tarea. Uno, dos, tres, cuatro, cinco. Esta vez eran cinco los vellos en el mentón.

Lara no se acepta tal como es. Pero esta actitud no es únicamente responsabilidad suya, aunque sólo ella puede arreglarla. Teme las relaciones sexuales porque ya sintió el rechazo de una chica cuando la vio desnuda y desde entonces, jamás se quita la ropa ni pasa a mayores, para evitar que una situación así vuelva a producirse. En consecuencia, la vida erótica de Lara es un desastre y la amorosa también, ya que nunca se atrevería a pasar de un encuentro breve y ocasional con nadie. Y mucho menos emprender una relación de mayor calado.

Un buen día, Lara se apunta a boxeo. Espera que ese deporte le ayude a descargar tensiones, desfogarse a base de bien y, con ello, tranquilizarse un poco. Lo que no puede ni siquiera sospechar es que tal iniciativa puede que le cambie la vida. Porque en el gimnasio conocerá a la que será su nueva profesora en el arte del pugilato: Julia.

La entrenadora anda por su cuarentena, tiene un hijo de catorce años, una hermana con bastantes problemas y da clases de boxeo simplemente por hobby. Tiene otra profesión y no necesita el dinero de las clases, es más una cuestión de afición. Julia es bisexual, circunstancia que dejó de preocuparla casi en el mismo momento en que lo descubrió, allá por sus dieciséis. Y un día cualquiera en que iba a impartir su docencia deportiva, se chocó en el gimnasio con una chica de preciosos ojos que enseguida le llamó la atención.

“De lo que antes era” es una novela que se centra en un aspecto que no es habitual encontrar en este tipo de literatura (al menos, yo es la primera vez que me lo encuentro): la intersexualidad. Y ciertamente, tampoco estaría de más que se visibilizara más esta realidad. Resulta necesario que las demás letras LGBTI conozcamos más a la I.

La intersexualidad añade un ingrediente distinto al argumento, porque obviamente las circunstancias con las que lucha Lara y los condicionantes de sus relaciones son por completo diferentes a lo que vemos habitualmente en las historias de amor entre mujeres. Y esa variedad le da un punto importante de interés.

Por otra parte, la evolución de la relación de Julia y Lara está bien construida, desarrollándose a un ritmo y bajo unos condicionantes totalmente verosímiles y que reflejan de forma coherente el crecimiento (y también los retrocesos) de la relación entre ambas. Quede dicho que uno de los más importantes hitos en ese crecimiento es el baile del tango.

Además, existen una serie de historias adyacentes que implican a Lara y a Julia con sus respectivos entornos sociales, y coadyuvando con la narración principal, dan más riqueza e interés a la trama. Tanto las interacciones con Isabella, gran amiga de Lara y dueña del bar en el que trabaja, como con los demás personajes que pueblan el gimnasio, o los graves problemas con los que Julia debe ayudar a su hermana, etc., otorgan al relato un valor añadido.

En conclusión, “De lo que antes era” no es una novela romántica al uso. Su contenido y desarrollo son interesantes y hacen que su lectura sea agradable y atractiva. Que la disfrutéis, si os apetece.

Edición citada: MAIOLI, G. De lo que antes era. Versión Kindle. 2023.

De lo que antes era
  • De lo que solía ser
  • Tipo de producto: LIBRO ABIS
  • Marca: Avant Editorial
  • Maioli, Gisela (Autor)