Estás ante una película de culto. Probablemente, la película del año. Puede que no la mejor, pero desde luego, una que va a quedarse en la memoria de quienes nos hemos acercado a verla por su estridencia, frescura y por unos tintes que a ratos recuerda a un film de los Coen y en otros, por la angustia y la paleta de colores, a Boys don’t cry. Cine con mayúsculas. En esta crítica no vas a encontrar spoilers significativos (que no veas en la sinopsis oficial) y sí una invitación clara a acercarte a los cines a verla porque spoiler: Sangre en los Labios merece mucho la pena.
Está ambientada en 1989, así que olvídate del Tinder y de los móviles y piensa en esos encuentros a la vieja usanza. Es decir, con bien de miraditas discretas y otras no tanto. Sí, esta es una película de chica conoce a chica, aunque más bien es “chica rescata a chica” de sus propias vidas en una huida en adelante que reconozco, en algún momento me hizo pensar en Thelma y Louise.
Precisamente Louise es uno de los nombres de las protagonistas, interpretada por Kirsten Stewart. Lou es una chica solitaria y a priori inexpresiva como una seta que a simple vista puede parecer que pasa de todo y que se muere del asco en un pueblo en medio de la nada en Nuevo México…pero quién no se moriría del asco desatascando WCs en un gimnasio que tiene en las paredes mensajes como “el dolor es la debilidad abandonando el cuerpo”. Dicho esto, el hastío es lo mejor que le puede pasar a Lou.
Pero Jackie entra en su vida cual Hulk para revolucionarlo todo. La analogía no es casual, como irás viendo en la película y en la propia presentación de la chica, una joven cuya única meta en la vida estar tan mazada como para ganar un concurso de culturismo en Las Vegas, por encima de todo y todos. “¿Y después?” Buena pregunta. Verás, hay gente que tiene tan poco que no piensa en el mañana.
He hablado de finales de los ochenta y de un pueblo de poca monta pero pese a ello y para tranquilidad de todas, la relación entre ambas no va a ser la causa del drama, lo que no significa que no vayamos a encontrarnos al heteropatriarcado en su esencia más cruel.
En su descargo, es que tienen una vida de mierda y conocerse ha sido un auténtico oasis que les hace imaginar una vida en la que pueden ser felices más allá de miserias, sueños rotos y familias desestructuradas porque ay, amiga: las familias, políticas o de sangre, pueden ser auténticas losas.
Y aquí es donde aparece Ed Harris siendo Ed Harris, esto es, un actor carismático como la copa de un pino, el padre de Lou y suegro de Jackie, pero también el inesperado dueño del gimnasio, de una armería de lo más turbia y en general, un caballero al que yo no le dejaría ni a un escarabajo a su cargo.
La película es verdaderamente trepidante en el sentido de que no te das cuenta de lo rápido que va todo, como les sucede a las propias protagonistas, que tienen que reaccionar ante una realidad que les explota en la cara y lo hacen ofreciendo el espectáculo que promete desde el título: sangre, sexo y desesperación.
Casi dos horas agarrada a los reposabrazos de la butaca a los que no solo no les sobra ni un minuto, sino que te quedas con ganas de más. Por cierto, si todavía hay alguien que diga que Kirsten Stewart es inexpresiva, con Love Lies Bleeding es de justicia que la actriz se libre de ese sambenito para siempre.