heterocuriosa buscando té

Como dije en un post anterior, decidí salir de la rutina solitaria de «neosoltera» (#Ta’QueTriste) y de trabajar como si tuviera doce hijos O.o, para abrirme a la posibilidad y darme el tiempo, de conocer una mujer interesante que me devuelva la aspiración al compromiso y amplíe mi capacidad de sorpresa.

Y… ¿QUÉ CREES?

(#AyMiMadre) (#Ta’QuePiñaCarajo) (#EstaWebaaYaEsKarma) me encuentro con, ¿ADIVINA QUIÉN? Nada más y nada menos que con una…

HETEROCURIOSA.

(#SálveseQuienPueda).

(#PorquéAMiDiositoPorqué).

Hace un par de semanas, fui al concierto de unos talentosos amigos en un concurrido pequeño bar de Barranco. Mientras tomaba una cerveza deseando un té de frambuesa helado y entraba más gente, apretando más el espacio, una hermosísima desconocida, amiga del grupo musical, se sentó a mi lado con amplia y tímida sonrisa (#YQueSonrisa).

Ella tenía en los ojos una calidez que adormilaba, aunque esa mirada contuviera demasiado café los siguientes días de insomnio, el pelo negro, como mis pensamientos con ella, detalladamente desordenado con sumo cuidado, y en la increíblemente apetecible boca pintada de rojo intenso, siempre, un cigarrillo Marlboro rojo.

Yo estaba de especial buen humor aquella noche y decidí entablar la conversación con algo de gracia (o desgracia) sarcástica, producto de lo polla que soy con un par de chelitas encima. Después de llenar el básico «Slam» oral y mutuamente, de aplaudir a nuestros amigos con el furor de una fan, y hacerla de cómico ambulante toda la noche, la llevé a casa, a pico de las cinco de la mañana y con una maraña de confusión de la patada en la mente, desde que me contó de un rompimiento con UN CHICO con el que llevaba cuatro años de relación hace apenas dos meses. (#AllíNomásDebíSalirEnPicada).

Llegamos, subimos la escalera de la mano, riendo y tropezando, nos besamos al cerrar la puerta, envueltas en un beso donde sientes que el suelo desaparece y pasamos a hacernos felices entre caricias que parecían de amor primero (#AháSíDeEsas).

El Whassap sonaba desde que empezaba el día, las fotos de todo lo que hacíamos nos hacía sentirnos acompañadas la una por la otra, las caritas felices por doquier le daban el toque de entusiasmo al asunto, el Skype en las horas laborables eran para derretirse (mi jefa también se estaba derritiendo, pero de cólera) y al final del día, manejábamos una carrera contra el tiempo, odiando al tráfico, con todas las ganas de las que podíamos hacer acopio, para tocarnos con desenfrenada necesidad.

Así pasaron los días de la intensa semana.

Ella decía frases como: «Nunca me había sentido así», «Creo que no sabía lo que era un orgasmo», «Me haces replantearme cosas», «Eres la única mujer que me ha gustado». Claro, yo estúpidamente me sentía halagada.

La siguiente semana las frases empezaron a cambiar por otras, como: «No estoy segura de esto, no sé que hacer», «No me imagino mi vida con una mujer», «En este momento no me siento yo, aunque me guste», «Sigo siendo heterosexual, pero me gustas tú».

Terminaron con las siguientes: «Creo que es mejor que esto no avance», «Necesito estar sola, pero deseo seguirte viendo», «La verdad es que estoy confusa», «Quiero saber más de ti, conocerte, pero sin que pase nada por ahora», «No me arrepiento, pero siento que no es lo mío».

Ahora me llama a todas horas, tratando de explicar porque no respondió el teléfono, ni mis mensajes ayer, tratando de no darle un final a esto que es inevitable si sus inculcadas dudas son más fuertes que el inicio de un sentimiento. Intentando que pasé un proceso que no me corresponde, ni pienso afrontar. Ver como vuelve con su ex, para terminarlo en dos semanas y tocarme la puerta de madrugada, aceptar el poco ético juego del «seremos amigas» pero vernos todos los días y que me cele con cuánta falda se cruce o llenarme de excusas que usaría para perdonarla, no es lo mío, ya lo pasé, no termina bien. (#AyCarajoEnQueDiablosMeMetí).

QUERIDA HETEROCURIOSA
HETEROFLEXIBLE
CHICA SPAGUETTI
(#HeteroHastaQueSeMoja)

No, no somos tu tablita de salvación, no somos lo que quisieran tus padres, ni tu mejor amiga de la universidad, ni tu profe favorito del colegio. No te tocamos con una varita mágica (o con un dedito mágico) y te haremos feliz por siempre. No por ser mujer te entendemos a la perfección (Eso está mucho, muy lejos de la realidad).

Eso de que una mujer te toca mejor porque conoce tu cuerpo tampoco es cierto, todo, siempre, es cuestión de química entre dos.

Estar con otra mujer es difícil, por la sociedad, por la lucha constante, porque somos dos periodos menstruales sincronizándose con mucho drama de por medio, porque tu postura de princesa también la tenemos nosotras, porque acabas de romperme un poquito el corazón, porque estoy a punto de bloquearte en el teléfono y no responderte nunca más, como tú lo haces cuando algo te molesta.


Una chica lesbiana del trabajo (#YeeeeeCsm) y de un humor particular me ha invitado a salir este sábado, pienso decirle que si, veremos si me saca el mal sabor del Malboro rojo.


Pintura de la talentosa: Andrea Barreda.