Capítulo 1:
¡Mis lésbicas! ¡Habemus nueva serie lésbica! ¿Queréis amor lésbico? ¿Queréis drama histórico? ¿Queréis historia gótica? ¿Queréis una historia de amor condenada por la toxicidad, pero que es tan tóxica que sería igual que volver con tu ex?
Bueno, quizás me he pasado un poco, pero es que Las Confesiones de Frannie Langton es el drama que te deja pensando. Terminas replanteándote tu existencia entera con esta historia de amor ambientada en el Londres del siglo XIX entre una esclava y la mujer de su nuevo amo. Así que, si quieres saber cómo termina todo esto, adéntrate conmigo al primer capítulo de la serie.
SPOILERS: Termina mal.
Y no lo digo yo, lo dice la serie que de primeras ya te cuenta el casi final de la historia cuando de primeras te muestra la noche en la que el Madame, la señora de la casa, y su marido son “asesinados”. Y es que la serie abre con una Frannie Langton que es acusada de homicidio cuando la policía acude a ella y la encuentra en la cama de Madame (la mujer de quien se enamora) y cubierta de sangre. Aunque no solo esta está muerta, su marido también. Por lo que imaginaros la situación. Londres, esclava de color y con sus “amos” muertos; a la cárcel que va la pobre.
La duda es, ¿ha sido ella o no? Porque, al parecer, parece que la cosa no está del todo clara, aunque viendo el percal, ya se sabe que culpable a ojos de todos. Si es que es entrando en la celda con las demás mujeres y ya tiene su momento de racismo. Hay madre mía, ni cinco minutos y ya estamos llorando con esta chica.
Ahora la cuestión es. ¿Salvarse o no? Porque, aunque un abogado, que solo va porque la chica es de color y es más importante estudiarla que otra cosa; Frannie no recuerda nada. Solo la fiesta que se celebró y donde, por la manera en la que se comportó, se ve que tampoco ayuda a defenderla cuando todos indican que se comportaba rara y “amenazándola”. ¿La defensa de ella? Que solo veían lo que la clase rica quería ver, claro está y que ella lo único que sentía por Madame, era amor.
(Madre mía, quien me manda a mí a ver esta serie)
En resumen, el abogado diciendo que simplemente podrían decir que estaba loca y que era por su “naturaleza salvaje”, pero Frannie es más fuerte de lo que piensan y con principios establece que no confesará algo en lo que no cree.
¿Amamos a mujeres con dos ovarios? Las amamos.
Es en este momento que por fin empezamos a ver la historia de Frannie y como hacía como un año atrás, había viajado de Jamaica, donde la tomaron como esclava-ayudante de un viejo blanco casposo; a Londres. Esta cree que es simplemente para ayudar a su amo, pero en realidad, no puede estar más equivocada la pobre porque, como vemos después, es una encerrona. Literalmente, la chica va de un viejo blanco casposo a un blanco engreído por un asunto que el viejo tenía con este, además de que “no tiene casa el viejo”. Frannie pasa de ser una esclava medianamente acomodada, a ser un despojo en la casa del tipo nuevo.
Vamos, que pasa del que la estudiaba, al que ponía el dinero para que fuera estudiada.
Asique, ya os podéis imaginar. Primera mañana y ya la ponen a comer a un lado, a obligarle a que solo utilice un cubierto para no tocar el de los demás. ¡Ah! Y sin olvidarnos del típico argumento “vienes a quitarnos el pan de la boca”. Dos siglos después y se ve que los racistas no cambian ni de argumentos.
Pero por suerte, Frannie pronto tiene su primer respiro cuando, siendo informada por otra de las doncellas de la casa, Madame entra en escena por primera vez. Que, adivinad también quien juega el papel de Madame. Nada más y nada menos que Sophie Cookson, quien ya vimos interpretar a otra sáfica en Gypsy. Estamos entonces en buenas manos, chicas.
Las dos se conocen en la escalinata de la casa y claro, Frannie con su temperamento fuerte, enseguida llama la atención de Madame. ¿Cómo despierta Madame en Frannie la atención entonces? Libros. Sí, no hay nada mejor para levantar la atención en otra sáfica que un buen libro. Aquí nos damos cuenta que tanto una como la otra… ya han quedado grabadas en las mentes de la otra. Ambas mujeres cultas y con carácter fuerte. Interesante.
Desgraciadamente, Frannie a penas toma un pequeño respiro cuando ve que los de la casa vuelven a echársele encima. La ama de llaves llamándola salvaje e inculta, cuando se muestra a una Frannie diferente; y el señor de la casa, queriendo atribuirse él, la educación que Frannie ha podido obtener. ¿Por qué? Para tapar lo que realmente hacían con los lugareños del lugar: experimentos con ellos. Ser estudiados, como vuelve a serlo de nuevo con el amo del lugar.
De vuelta en el presente, vemos a una Frannie que es adicta a lo que hoy en día sería las pastillas relajantes, la morfina. Y drogada la encontramos reuniéndose con Sally, otra mujer de color que solo quiere salvar a la pobre Frannie de morir, que confiese lo que realmente pasó esa noche, pero Frannie sigue atormentada por ello. Literalmente, es las ganas de salvar a Frannie vs el amor que Frannie sentía por Madame.
Porque sí, ya vamos viendo ese robo de miradas, esas sonrisillas, la atención de la una y de la otra siempre puesta en cada una. Vamos, que se nota que aquí a cada una está más enamorada de la otra y ya es mucho decir.
Madame pasa entonces a la acción y pillando a Frannie un día mirándola, las dos tienen una pequeña charla sobre el estar encasilladas en papeles que no desean por el simple hecho de ser mujer. En pocas palabras, estas dos son la definición de lo que debemos ser las chicas: amarnos todas y a la mierda los hombres. (Quizás me paso, pero es que esta escena es una de mis preferidas y me encanta). Al igual que a Madame le encanta Frannie, esta queda ascendida de dormir también en la alacena como Harry Potter, a dormir en uno de las habitaciones que hay más cerca a la suya.
No está nada mal, ¿verdad?
Aunque, claro está, no sin antes tener un pequeño enfrentamiento con el ama de llaves racista por Frannie y por el cuadro donde aparece un chiquillo de color también, al lado de Madame. Al parecer, algo raro pasa con él, por las miradas de Madame.
Noche, vemos que en la casa hay fiesta y mientras la clase rica disfruta de su momento, vemos la de los mayordomos, Frannie entre ellos, teniendo su respiro en la cocina, cuando son pillados por Madame. Ella no quiere estar con los de arriba, prefiere estar con los de abajo… o con Frannie en este caso porque es en esta escena que vemos como estas dos ya no pueden estar más por la otra. Bailan juntas, ríen juntas, se lo pasan de lujo juntas. Son el rayo de sol de la otra…
Por eso Frannie no quiere confesar. De una forma y otra, a lo más dramático posible que puedes decirlo, Frannie perteneció a Madame y su amor se fue con ella. La chica está de lo más traumada con todo ello. Además, ¿para qué confesar? Si siendo una esclava, de color, mujer… En fin, que solo falta que digan ya la fecha en la que será colgada. Porque sabe que será juzgada como culpable…
Y yo estaré ahí hasta el último momento porque sé que voy a sufrir, pero me va a encantar el viaje.
¿Y tú? ¿Sufrirás conmigo? Te leo.