Celia y Petra resumen 6 de Seis Hermanas

Ya estamos aquí una vez más al pie del cañón para traeros la actualidad de Celia y Petra de la serie Seis Hermanas. Aunque tengo que decir, con tristeza en mi corazón, que esta semana ha sido más paradita (si cabe) en el tema: me-muero-por-Petra-y-ella-no-se-da-cuenta. Porque la verdad es que los capítulos de estos días se han centrado más en la aparición de la madre de Petra y en los problemas familiares que atraviesan las Silvas. Pero sea como sea, estas dos siempre encuentran un hueco para contarse sus cositas y como se sienten, para eso y por desgracia son “amigas”.

Todo comienza cuando llega a casa de la Silva una señora preguntando por ella. Al verla, parece una indigente con las ropas viejas y muy despeinada y ya todas sabemos de quien se trata, pero nuestra Celia tarda más en darse cuenta. La madre de Petra le cuenta la vida sufrida que ha llevado y como ya no se vio con fuerzas de volver a por su hija una vez que la había abandonado. A ver, esta señora es un fastidio porque va de buena pero esconde más de lo que parece. Nuestra inocente Celia le cuenta que su amiga cambió de opinión después del viaje a Cuenca y quiere seguir su vida sin conocerla, por lo que la madre le pregunta como es, ya que parece que no va a conocerla y claro, que va a decir una persona tan enamorada como ella:

Es muy guapa, pero es lo de menos. Tiene un corazón enorme, se lleva bien con todo el mundo. Sabe escuchar, es noble, es bondadosa y ayuda a cualquier persona que lo necesite. También es muy terca y tiene las cosas muy claras. Petra es muy lista, una de las mejores trabajadoras que tenemos en la fábrica y la mejor persona que conozco. Debería usted estar muy orgullosa de su hija.

Madre mía, como la vende, casi hasta yo me enamoro de ella solo por la descripción. Si es que se le cae todo al suelo cuando habla de ella. Cuando la señora se va a marchar, la Silva se apiada de ella y le dice al servicio que le dé algo de comida caliente y ropa. Después rauda y veloz se va a casa de Petra y le cuenta la noticia. En un primer momento, la Fuentes le contesta que no quiere saber nada de ella, pero poco a poco su amiga la convence de que es una oportunidad única e igual sino lo hace se arrepiente el resto de su vida.

En fin, al final van a casa de Celia y tiene lugar el feliz reencuentro entre madre e hija con un gran abrazo. Después no tiene otra idea mejor Petra que llevarla a su casa con su padre. Aquí no estoy de acuerdo, porque encima que los dejó abandonados y todo lo que ha sufrido ese hombre por la mujer que los dejó tirados y se fue con otro, va la hija y se la mete en casa. Al principio el padre no quiere pero Petra amenaza con irse de casa con ella sino le da asilo. Al hombre no le queda otra que dejar que se quede. Muy mal por parte de su hija, pero la perdono porque sé que tiene el subidón del momento con su madre, pero no creo que tarde en ver que realmente es su padre es que ha estado al lado de ella estos años y quien la quiere de verdad. Y digo esto porque la madre es un lobo con piel de cordero. Cuando está su hija delante parece una buena persona siempre intentando ayudar pero a la que la hija no está, no duda en insultar y y reírse del pobre Benjamín haciéndole la vida insoportable y dejándolo mal delante de Petra.

Mientras Celia también tiene sus propios problemas, ya que desde que les robaron el último pedido la fábrica está en quiebra. La única solución que encuentran para no quedarse en la calle es vendérsela a su tío (otra mala persona en la historia). Así que nuestra Petra va a la Villa de Paris para buscar trabajo como planchadora de vestidos calitosones de gente de la alta sociedad, rápidamente la contratan, como no podía ser de otra forma. Aunque después va Celia a casa de los Fuentes y le dice que su tío ya tiene la fábrica, a falta de papeleo y les aconseja que vayan rápido porque la va a abrir y sino están allí puede que contraten a otra gente. Y para allá que van tanto padre como hija pero las medidas cambian y las leyes en ella cambian: No habrá descanso solo para comer y las mujeres volverán a cobran menos dinero, además de que la jornada laboral será más larga. Pobre Petra lo que le espera, eso será un auténtico infierno.

Más tarde va a hablar con el nuevo jefe para que le de trabajo a su padre y al verlo ciego casi que se ríe en su cara. Como ya sabemos el genio que nos gasta Petra, su padre la tiene que frenar porque un poco más y la despide en el acto por decirle las cuatro verdades a la cara a Ricardo. Y las cosas no están mejor en casa, la madre de Petra tiene la santa cara de echar a su padre del hogar. Ella les dice a las chicas (porque llegan juntas las amiguitas) que se ha salido de casa cansado de estar allí. Como miente la mala pécora. El caso es que salen a buscarlo y quien lo encuentra es Celia y el pobre hombre se desahoga con ella contándole lo mal que lo trata la otra. La Silva le pregunta porque no se lo dice a su hija, pero él prefiere que lo vea ella por sí misma. Nuestra Celia le da un abrazo enorme al ver la situación en que se encuentra el pobre hombre.

Al día siguiente, en casa de Petra, Celia le cuenta lo que le dijo Benjamín pero su amiga se niega a creer que su madre haya sido capaz de tal cosa. La Silva también le cuenta la manera en la que cambia su madre cuando está a solas con el pobre hombre. Le advierte que tenga cuidado con su madre y que recuerde que es su padre el que estuvo a su lado y quien la quiere.

Y chicas poco más ha sucedido en estos capis, así hasta aquí nuestro resumen de hoy. El amor quedó un poco a un lado está semana con tantos temas familiares, pero bueno, Celia sigue estando al lado de su amiga. Esperemos que la semana que viene haya más pasión entre ellas, refiriéndome a pasión con algún que otro abrazo, beso en la mejilla y alguna cogidita de manos, que está semana con tan poco contacto se me ha helado un poco mi corazón. Nos leemos en un suspiro.

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