Esta semana la verdad es que yo ya no sé si estoy viendo Seis hermanas o la doctora Quinn. Y es que Aurora parece ser que ha despertado de su letargo y se nos ha puesto de nuevo guerrera. ¡Cuánto echábamos de menos esa actitud inconformista y luchadora! No solo a nosotras se nos ha caído todo al verla así, que se le digan a la Silva que sino fuera porque han estado con señor enfermo ocupando su cama a saber que habría pasado entre las dos. Vamos a ello pues.
Empezamos con una Celia muy enfadada y si, a veces también lo hace. Resulta que su hermana Adela tuvo un accidente y nadie la avisó así que solo descolgar el teléfono se pone el abrigo para marcharse en su busca. En la despedida, como aún están en su luna de miel particular, la enfermera le dice que le parecerá una eternidad hasta que vuelva. Y la otra, al más estilo de telenovela romántica le responde de la misma manera, cuando se separan, es un sufrimiento demasiado grande para sobrellevarlo. Como está Lorenza delante son muy comedidas y no hay ningún tipo de contacto, solo palabras, pero la joven con un toque de picardía les dice que se pueden despedir con un beso, que ella ya está acostumbrada a verlas. Uy, ¡quien diría que se andan besando por los rincones! El amor, el amor…
Cuando Celia va a ver a su hermana Adela le suelta la decepción de no haber sido avisada. Cuando se relaja empiezan a hablar y parece que Adela está buscando una doncella, pero quiere a alguien joven así que a la maestra se le enciende la lamparita y piensa rápidamente en Lorenza y tras contarle su historia, Adela que es otro trozo de pan, decide que sea la contratada. Así que la próxima vez que la vemos, están en la casa del amor, dando las últimas instrucciones a la chica. En un momento que se queda a solas la pareja porque Lorenza va al baño, Celia le reconoce a su amor que no está segura de la capacidad de Lorenza para el trabajo, pero rápidamente Aurora la tranquiliza y le responde que está segura que lo hará perfecto La enfermera y su poder de convicción. Además que a ella también le ha entrado el gusanillo de trabajar, su esposa está encantada de escuchar eso.
Cuando llega a casa por la noche, su mujer perfecta está preparando la cena porque sabe que llegaría cansada. Hacen lo que todas las parejas, contarse su día. Aurora está un poco decepcionada porque no hay ningún médico en la zona para poder trabajar con él, el más próximo está a dos horas y no es nada conveniente en su estado, recordemos el guisante que lleva dentro. Pero el fantasma de Lorenza aparece de nuevo para interrumpir, parece ser que la chica se ha perdido, ya que no conocía la ciudad aunque por suerte todo queda en un susto.
Por la mañana Celia se fustiga por lo que le ha pasado a Lorenza. Por dejarla sola en una casa fuera de su barrio así sin más. Menos mal que ahí está su amor para quitarle esas cosas feas de la cabeza. Le dice además que descanse en la cama porque no ha pegado ojo en toda la noche y la chica accede, de manera picarona, Aurora le suelta que si quiere la acompaña, a lo que la Silva le responde que así no descansaría. Aishhh treinta segundos de silencio para dejar volar nuestra imaginación…
Pero nada, su hogar parece una casa de socorro porque cuando están acarameladitas, aparece una mujer llamando a la puerta desesperadamente. Se ha corrido la voz de que Aurora es enfermera y claro, la mujer llega desesperada buscando su ayuda porque su marido se encuentra fatal. Traen al enfermo a casa y la enfermera deduce que es epiléptico, pero sin medicación la pobre mujer no puede hacer nada. Celia va a buscar al médico pero no lo localizan. La mujer está muy agradecida porque sin sus primeros auxilios estaría ya muerto. Van pasando las horas y la Silva termina llamando a Cristobal, el médico de la familia pero éste tiene una operación y hasta por la mañana no podrá ir, así que les queda pasar la noche. Aurora está preocupada porque parecía epilepsia pero ya se hubiera recuperado y por el contrario, va a peor. Un dramón del quince.
Por la mañana llega Cristóbal y según el informe que le pasa Aurora, el hombre ha sufrido una apoplejía cerebral, vamos un derrame o ictus, como queráis llamarlo, el caso es el médico les dice que no se va a recuperar. La enfermera rápidamente se culpa porque piensa que no supo verlo y ahora se va a morir, Celia la anima diciéndole que se ha desvivido y Cristóbal le lleva la razón, le dice que no habría podido hacer nada por no tener los conocimientos necesarios. Aurora piensa que no pueden seguir sin un médico en Arganzuela. Pero antes de eso, llaman a la esposa para que se despida del marido. Que mal rato, sufro con este tipo de escenas y que se lo digan a la pareja que estaban llorando como magdalenas. Aishhh si esa cama hablará, ya lleva un parto y una muerte.
Cuando pasa todo, la pareja se vuelve a quedar a solas en su casa (crucemos los dedos porque a saber lo próximo que le entra por la puerta). El caso es que Aurora está muy indignada porque ahí se necesita una casa de socorro para los vecinos. A Celia se le cae todo al suelo cuando la escucha hablar así porque le recuerda a esa Aurora luchadora, valiente y sufragista que conoció. Y le suelta un: “te echaba tanto de menos mi amor”. Seguido de esto.
A Aurora está a punto de estallarle alguna vena porque encima se entera que lo han enterrado en una fosa común por no tener dinero para más. Así que las chicas dejan su casa para que las vecinas le puedan dar el pésame a la viuda y tratan de consolarla. Después Aurora quiere hablar con las mujeres ya que las tiene ahí y les dice que tienen que tener en el barrio una casa de socorro, por lo que propone que se planten en el ministerio de sanidad y no se vayan hasta que los escuchen. Pero todos creen que es una pérdida de tiempo y no se pueden permitir perder un día de jornal para nada. Vaya que no las convence porque creen que a los demás no les importan nada y solo sería crear problemas. La pobre Aurora se queda muy decepcionada.
Una vez a solas, la enfermera sigue erre que erre pero la Silva le recuerda que solo son dos y como que en el ministerio de salud no causarán mucha sensación. Aurora saca su vena más radical y le dice que ella se planta allí y sino la atienden que la saquen a rastras. Su novia le tiene que recordar que está embarazada. Me encanta Aurora en este plan porque hasta a la Silva le da miedo lo que pueda hacer, le tiene que ir frenando los pies. Celia le da otra idea, que vaya al periódico directamente. A la enfermera se le enciende la lamparita y sabe lo bien que escribe su amor, ella se puede encargar de eso. A Celia le da miedo está novia tan valiente… bah bah si está encantada.
Así que llaman a la viuda para que les cuente su historia y que se sepa en las condiciones que tiene que vivir la gente. La pareja se conmueve con la historia de la mujer, ya que no solo ha perdido a su marido sino a dos hijos también. Le va contando desgracia tras desgracia y las chicas terminan muy afectadas con el tema.
Y así termina nuestro resumen semanal, vaya percal, que injusticia por el hecho de vivir en un barrio pobre. Me ha encantado Aurora está semana, ha sacado la guerrera que lleva dentro y no solo a Celia se le ha caído todo viendo a su novia con esa actitud, sino también a nosotras. Espero que consigan lo que están buscando y que estemos para verlo. Así que sin más me despido hasta la próxima semana. ¡A ser felices!
Sigo flotando en mi nube viendo ¡Arganzuela del amor! Está todo tan hermoshooooo que sigue dando mieeedooo! pero ya mejor ni pienso eso y gozo como están recuperando el poderío de Aurorita, + el que encontró Celia en soledad ¡Una revolución van hacer estas dos en Arganzuelaaa! (ojalá no sea ese el motivo por el que terminen encontrando a Aurora… ¡¡¡¡aís!!!!)