Seguimos poniéndonos al día con el capítulo de la semana pasada de El Ministerio del Tiempo y veremos si Irene Larra tiene más minutos en pantalla y nos congratula la vista un poquito. En esencia ahora Pacino y Alonso viven juntos y Alonso tiene unos días de descanso por la mudanza, le está costando adaptarse a la vida moderna y lo típico. La misión de este episodio se sitúa en 1808 en la Guerra de la Independencia con Napoleón y todo eso. Están en el despacho del jefe y Amelia, como siempre, no deja de demostrar lo lista que es explicándole cosas a Pacino, con lo que Irene la mira en plan “ay, esta niña, que me la como”. Pero en plan bien, que ya sabemos que la ve en plan mentora. NO PENSÉIS COSAS COCHINAS.
Irene: Me encanta esta chica. Lo sabe todo
You and me both, Irene. You and me both. El caso es que tienen que salvar a tres hombres a quien los franceses tienen encerrados porque uno de ellos es antepasado de Adolfo Suárez y si muere, cambiaría la historia. Lo de siempre. Están pensando cómo hacerlo y entonces aparece Angustias y todos se ponen en plan “ahhh, ahhh, nuestra salvación”, porque quieren que se haga pasar por la abadesa del convento, que ha muerto de infarto. Siendo sinceras, es que Angustias tiene cara y nombre de monja, le viene que ni pintado.
Al final la convencen y en este episodio la patrulla está formada por Amelia, Pacino y Angustias. Angustias va cagada de miedo porque bueno, la mujer no está muy acostumbrada a hacer trabajo de campo y piensa que la van a descubrir, así que se ha chapado la Wikipedia de Napoleón de arriba abajo por si acaso. Irene está muy contenta este episodio y le da unas palabras de ánimo, los despide en la puerta y se pasea un poco con su supervestido apretado (que le sienta muy bien y esto hay que destacarlo porque tiene un tipazo la tía).
Así que entre que esta panda se va al pasado, Irene va al despacho de Salvador a recoger una documentación y él le dice que tiene reunión en presidencia del gobierno y “uy, esta Susana es una pesadilla” e Irene sonríe en plan “bueeeno, en la cama es buena de cojones, Salva”. Pssssss… Más o menos. Tampoco es 100% exacta esta conversación.
Así que cuando se queda sola, da a rellamada en el teléfono de Salvador y, ¿sabéis quién contesta al otro lado? Julián. Es decir, que el señorito sabe perfectamente dónde está ese hombre. Aquí todo el mundo tiene secretos. ¿Qué es esto? ¿El Ministerio del Tiempo o Pretty Little Liars?
En el pasado, Pacino se hace pasar por cura y hay un soldado francés que le hace ojitos. Angustias es la abadesa y tiene que cantar en la misa del gallo, y Amelia va de monja. Dejémoslos que lidien con sus cosas, mientras vamos al rollo bollo (o potencial rollo bollo).
Susana: ¿Qué pasa con Angustias?
Irene: Nada malo. Es su primera misión, pero lo va a hacer muy bien.
Susana: ¿Salvador va a enviar a una administrativa a una misión?
Irene: Buscábamos a una agente con su perfil y ella lo cumple. Nada más.
Susana: ¿Perfil? Trabajar en el Ministerio es peligroso y por eso se contratan agentes, no personas que den el pego. Lo siento. No es culpa tuya. Tú no tomas las decisiones, pero es que me preocupa que justifiques ahora a Salvador.
Irene: Sabes que hay muchas cosas que no me gustan, pero Salvador ha hecho mucho por este Ministerio.
Susana: Sí, pero su hora ha pasado.
Así que Susana se quiere cargar a Salvador, alto y claro lo ha dicho. Mientras, en el convento esto parece un capítulo de “La casa de los líos” y Angustias se ha puesto en plan monja revolucionaria con los franceses y, de repente, llega Napoleón. Como se está liando muy parda, envían a Alonso también a ayudarlos. Así que organizan un plan para liberar a los presos, entre que Angustias se hace medio-colegui de Napoleón y Pacino confiesa al mariscal francés que está preocupado porque tiene “pensamientos impuros” por él. Todo esto pasa, se ve que hoy va todo de comedia de enredos y nos falta de fondo la música de Benny Hill.
Quiero dejar claro que Pacino me parece una incorporación muy buena a la patrulla y ya me cae mejor que Julián, tiene muy buena química con sus compañeros y lo prefiero a nivel actuación. Ala, queda dicho, por mí Julián que no vuelva de Cuba (#SorryNotSorry). Y bueno, al final arreglan todo como está cantao, faltaría más.
Por último, Susana va a ver a Salvador y lo releva como jefe del Ministerio mostrándole una foto de Julián en Cuba que Irene robó de su escritorio. Es un momento muy choque de poder, aunque Salvador poco puede hacer. Y es que Susana… ay, Susana. No me fío de ella, pero es que tiene ese estilazo de mala que da gusto verla.
Así que cuando llega toda la patrulla celebrando el éxito de la misión, se encuentran a Susana en el asiento de Salvador toda pancha como quien “I’m a boss ass bitch”. Porque lo es. Y les dice que van a cambiar muchas cosas, así que agarraos. ¿Qué pensáis de Susana? ¿Confiáis en ella? Yo regular, pero no voy a decir que no a la presencia de otra mujer inteligente y poderosa en el Ministerio, más bien al contrario. Y para las shippers, ahora que está trabajando ahí tendrá mucho más contacto con Irene y… ¿quién sabe? ¡Queremos acción lesbicanaria y la queremos ya!