El resumen anterior lo dejábamos con Celia resurgiendo de sus cenizas, ha vuelto a las reuniones sufragistas y además le va a enseñar a leer y escribir a Elpidia. Parece que poco a poco la maestra va retomando su vida, eso sí, NUNCA sin olvidar a su amada Aurora.
Celia acude al encuentro de su hermana Elisa, llega tarde pero por un motivo más que justificado, ha habido un accidente en la fábrica de la familia. Visto que Diana no la dejaba ayudar, la maestra sigue con los planes que tenía previstos, es decir, acudir a una reunión de sufragistas. Se ve que la chica no quería ir sola y decide invitar a su hermana pequeña y a su amiga Sofía, para que vean que no pasa nada por acudir a este tipo de reuniones y además, así podrían ver cuáles son los “valores” que se imparten en dichos actos. La pequeña de las Silva no las tiene todas consigo, pero al final accede a acompañar a su hermana. La verdad, es que desde la muerte de Aurora, Elisa es una de las que más está ayudando a la maestra.
Después de su reunión, Celia saca un ratito para instruir en la educación a Elpidia. La verdad es que tenemos que echarnos unas risas escuchando a Elpidia leer “la gata maúlla” porque ésta última palabra parece una vaca diciéndolo jijijijijiji (es lo único cómico de la escena, para qué nos vamos a engañar). Al final deciden dejarlo, ya que la preocupación por lo ocurrido en la fábrica no las deja concentrarse.
En una momento de la conversación, están hablando de Rosalía, y Elpidia dice: “Tiene que ser horroroso ver muriéndose ahí a la persona que más quieres” Ooooouuuuucccccchhhhhhhhhh ¡¡¡Ha dado donde más nos duele!!! ¡¡Elpidia, que lo de Aurora está MUY RECIENTE!! (ya se me ha escapado la lagrimilla). Menos mal que la sirvienta se cosca de lo que ha dicho y le pide disculpas a la maestra. (aiiiinnnssss Elpidia, Elpidia) Celia propone seguir al día siguiente con las lecciones, pero Elpidia le dice que no puede, que se va a la verbena con su novio. Aquí la maestra se acuerda de su primera vez… ¡¡en la verbena!! ¡¡Malpensadas!! y sale a relucir el nombre de Petra.
No sé si sois conscientes, pero en menos de 30 segundos han nombrado a las dos mujeres de la vida de Celia; seguro que no había otro momento para acordarse de ella… La conversación deriva en que Celia le dice a la sirvienta que no tiene que hacer SIEMPRE lo que le diga su mozo, que ella es libre para hacer lo que le de la gana, por lo que nos vuelve a demostrar que vuelve a ser esa Celia luchadora que nos conquistó al principio.
Más tarde, Celia está guardando sus cosas en el maletín en el salón cuando entra Blanca y le da una terrible noticia (la pobre no gana para disgustos). Le dice que el padre de Fernandito está en la ciudad (hagamos memoria, Fernandito es hijo de Francisca y el parches, quiciiiiiiir, Luis) Esto supone que, como la Paca está de gira mundial cantando, el parches podría solicitar la custodia de su hijo, aunque por lo que hemos visto hace siglos en otros capítulos, concretamente, cuando Aurora estaba embarazada y buscaba soluciones para quedarse con su bebé, el abogado ya dijo que en caso de separación, abandono del hogar o lo que sea, el hijo se lo queda, legalmente, el padre (menos mal, que en la actualidad, esto ha cambiado) Por lo que las Silva tienen que buscar una solución para que esto no ocurra.
Al día siguiente, vemos a Celia hablar ofuscadamente por teléfono con Federico, le está avisando de que la policía se ha enterado de la manifestación de sufragistas que va a haber y le pide que por favor no acuda, por lo que le pueda pasar. La maestra no lo consiente y le deja bien clarito a su amigo, que ELLA TIENE QUE IR ¡SÍ O SÍ! Aparece Diana, Celia cuenta lo ocurrido y ésta apoya a su hermana 100%. Aparece Blanca, y ya están las 3 preparadas para buscar la solución al caso Fernandito. A todo esto, Diana no tenía ni idea y se altera por lo escuchado. La rubia, que es más lista que el hambre, se le ocurre la estupenda idea de cambiarle el nombre al niño y su historia, para que no lo puedas relacionar con Francisca. Deciden que se llamará Jorge y es hijo de una prima de Salvador que murió en el parto. Madre mía, en menudo embolao se están metiendo…. qué pasa, ¿¿¿que ya no se acuerdan de lo mal que lo pasaron cuando falsificaron el certificado de defunción de su padre??? Aiiiiinnnnnssss
Cuando Diana se iba a ir a hablar con el servicio para que no metieran la pata, cae en la cuenta de lo que le había contado Blanca, que había ido a casa de Marina, por lo que la rubia le dice a su hermana que no va a levantar el culo del sillón hasta que le cuenta cómo ha sido eso posible. Blanca les empieza contar, siendo lo egocéntrica que es ella siempre, y les dice que parece ser que a Cristóbal le puede seguir molando ella (¡pues no filas, hija!) a lo que Celia le dice que “por favor, tenga prudencia” y Diana dice “Celia Silva, aconsejando prudencia, señoras y señores” a lo que Celia sólo puede poner esta carita de: “he cambiado”; “ha madurado”; “que te peten, hermanita” jajajaja bueno, da igual el significado que tenga, simplemente es ¡MUY GRACIOSA!
De repente, irrumpe en la sala un más que cabreado Benito, (hijo de una pareja trabajadora de la fábrica que ha perdido la vida en la intoxicación) se encara con Diana, le reprocha que ella tiene la culpa de todo y le mete una guaya. Sí señorxs, ¡¡¡¡le cruza la cara!!!! ¡¡¡Qué fuertaaaaa!!!
Celia está acabando de acicalarse en el baño cuando Elpidia entra sin avisar dándole un pequeño susto (¡¡menudo pingo pega!! jijijijiji) La maestra le dice que ya ha acabado, que va a ir al cementerio a darles el pésame a los familiares de las víctimas de la fábrica y a dejarle unas flores a Aurora (¡¡¡Pero qué mona es esta chica!!!) (No me miréis mal, porque perfectamente podría hacerlo todos los días y nosotrxs no nos enteraríamos porque a los guionistas no les sale del higo mostrárnoslo) Volviendo a lo que nos toca, la sirvienta intenta evitar hablar con la señorita, pero ésta se da cuenta y cuándo le ve el moretón que tiene en la frente, literalmente, ¡flipa! Al principio le cuenta una milonga, pero pronto acaba confesando, es un golpe que le ha dado ese supuesto novio que tiene, y todo por llevar un pañuelo rojo que Celia le dijo que podría llevar si ella realmente lo quería así. La maestra en ese momento se siente mal, ya que piensa que es culpa suya también. Empiezan a hablar y…
Elpidia: … él ya me ha prometido que no va a volver a hacerlo y… y… y que se va a controlar.
Celia: Elpidia, eso lo dicen siempre, pero no es verdad. El marido de Aurora era igual, y casi la mata (aquí, señorxs guionistas, os recuerdo, que su bebé nació sin vida por la brutal paliza que le dio). Por favor Elpidia, aléjate de ese hombre.
A continuación, Rosalía está en la cocina y baja Celia. Ésta está buscando a Elpidia, la ama de llaves le dice que no está pero que no cree que tarde mucho, por lo que la maestra decide hacerle compañía. Rosalía le cuenta a Celia que todavía no está preparada para tomar una decisión, y es la de dejar casa Silva para irse a vivir tranquilamente con su marido, es decir, “jubilarse”. Celia le dice que ella qué es lo que quiere hacer, y que haga lo que haga, ellas la van a apoyar. Celia saca a relucir esa sonrisa que nos trae loquitxs a todxs!!
De repente, entra en la cocina Elpidia echa un obelisco y se encara con la señorita. Resulta que Celia había ido a cantarle las 40 al pescadero y le ha espantado la clientela, pero a ver… ¿¿¿a quién en su sano juicio se le ocurre decir que le gusta pegar a las mujeres??? Si es que…. #ModoIroníaON ¡¡¡¡¡UN APLAUSO PARA CELIA!!!! ¡¡¡plas plas plas!!! Y claro, el Luciano este pues ha dejado a Elpidia, ésta se ha rebotado y le ha dicho a la señorita que NO QUIERE NADA MÁS DE ELLA (todo esto dándole sus libros de las clases), se da media vuelta y se va por donde ha venido. Rosalía ha flipao con todo lo escuchado e intenta que vuelva, pero nada, portazo al canto y Celia le dice que no se preocupe, que es mejor que se desahogue.
Por la noche, Celia está abriendo la cama para acostarse cuando Elpidia acude súper arrepentida a pedirle disculpas (si os soy sincera, lo he tenido que ver unas cuantas veces para saber qué es lo que decían porque me he quedado embobada viendo a Celia con pelo suelto y en camisón ????) La sirvienta está acojoná porque cree que Celia la va a despedir, pero no es el caso (si es que es más buena que un cachito pan) Celia vuelve a insistir que lo mejor que puede hacer es alejarse de ese hombre, para que no ocurra nada más grave, y le promete que ya no se va a meter más en su vida privada. Cuando la sirvienta se va, Celia vuelve a dirigirse a la cama (aquí, guionistas, hubiese estado bien que Celia tuviera la foto de Aurora en la mesilla de noche y la cogiera y se abrazara a ella, más que nada, para que nos sintamos un poco queridas y veamos que Aurora ¡TODAVÍA ESTÁ PRESENTE EN EL CORAZÓN DE CELIA! Gracias)
Al día siguiente, Elisa ha sacado a pasear a su hermana Celia cual perrito para que le diera un poquito el aire. Se paran delante de una tienda y la maestra, en agradecimiento a su hermana por sacarla de casa, le dice que si quiere entrar a comprar, y la pequeña le dice que no, que mejor seguir en la calle. Celia le dice que está muy orgullosa de ella, por todo lo que ha cambiado de un tiempo a esta parte, y que se alegra de que sea para bien. Aprovechando la ocasión, Celia le propone que si la quiere acompañar a una reunión sufragista que va a ser en un par de días, pero la pequeña de las Silva ha cambiado, ¡pero no tanto! jijijijijiji Se encuentran por casualidad con Sofía, la pobre no ha pegado ojo desde que su marido se ha alistado para irse a la guerra, a lo que las Silva se quedan ojipláticas con la noticia.
Pues hasta aquí el resumen de esta semana algo más cortita. ¿¿¿Qué os está pareciendo la evolución de Celia??? ¿¿¿Creíais que iba a estar tirada en las esquinas llorando la pérdida de por vida o iba a tomar las riendas de su vida tan pronto??? Bueno, espero vuestras opiniones.