La semana pasada lo dejábamos en que Celia le decía a sus compañeras sufragistas que todo lo que habían hecho hasta el momento no había servido para nada y que tenían que pasar a la acción. ¡¡Y tanto que han pasado a la acción!! ¡¡Se le has ido de las manos!! Pero no voy a adelantarme y veamos que ha pasado a lo largo de la semana.
Celia Silva sale de casa dispuesta a ir a dar un paseo, por decir algo, cuando, casualmente, aparece Cata y la llama a viva voz, pero la maestra pasa de ella hasta que la costurera le da alcance. Celia le pregunta que si lo que quiere es que la perdone y la otra contesta que sí, por lo que la maestra lo hace, pero además le dice que no es ella la que tiene que cambiar, sino la propia Cata y que si quiere hablar de algo más, que lo hacen por la tarde en la reunión con el resto de compañeras. La costurera le dice a la maestra que no está muy de acuerdo con lo que se comentó en la pasada reunión, no le parece bien que para ser escuchadas tengan que tirar piedras o ir rompiendo cristales… Cata insiste en que alguien podría salir herido, ¿y a que no sabéis quién fue? ¿EH? ¡Pues luego lo contamos! Jijijijijijijiji
Más tarde, Benito está rebuscando comida en la cocina de casa Silva cuando Celia lo pilla con las manos en la masa. La chica lo estaba buscando para darle una clase particular, pero el niño está pensando en otra cosa precisamente, más bien en irse de esa ciudad forever. (¿No me digáis que aunque estuviéseis planeando lo más malvado que se os ocurra, Celia pone esta carita y lo dejaríais todo por estar con ella? ¡Moooooadre mía par favar!?) Celia le dice que por muy lejos que se vaya y ponga tierra de por medio, no le va a servir de nada para solucionar sus problemas. También le dice que se lo piense bien y que no actúe por un impulso pasajero, que igual luego se arrepiente. El chaval le dice que está seguro de irse y la maestra sólo puede decirle que no la olvide y le escriba cartas. (Yo si pudiera, le mandaba una cada día diciéndole ¡¡cuánto la quiero!! eeehhhhh… ¡NO!) Luego claro, Celia va y le dice que lo mejor que puede hacer es quedarse y que ella le ayudará a estudiar y encontrar su vocación y claro, el Benito tonto no es y se queda sólo por la bella maestra (¿¿¿y quién no???) “Benito, la vida sólo tiene sentido si nos mueve una ilusión, y huir no es ilusión para nadie” toma ya la señorita Celia y para rematar la escena le dice que si todavía se quiere ir que le dice dónde esconde Elpidia el chorizo bueno, el del pueblo, pero que si se queda ¡se pasa toda la tarde con él! ¡Qué queréis que os diga, yo donde se plante una buena sesión de Celia Silva, que se quite hasta todo el oro del mundo de delante!
Después de la reunión, Cata se queda con Celia y le dice que hasta que no la convenza de que lo que van a hacer al día siguiente es bueno que no se pira a su casa… ¡¡que se cree la tipa esta que nos chupamos el dedo!! ¡Ella lo que quiere es estar bien cerquita de la maestra todo el tiempo que pueda! ¡No es tonta, no! Cata está acojoning porque parece ser que la acción que van a realizar al día siguiente es una buena movida, entonces Celia se acerca, le coge de la mano y le dice que las vías empleadas anteriormente no han servido de nada y que tienen que hacerle ver al gobierno que las mujeres también pueden ser peligrosas, cuando de repente aparece Bruna (la que faltaba para el duro) y suelta un “¡QUÉ VERGÜENZA!” (¡¡qué hostión le daba!! ?) y le dice a Celia un montón de burradas que no voy a transcribir porque es MU CANSINA Y MU PESÁ, siempre diciendo lo mismo.
Cuando Bruna se pira, Cata le dice a Celia que le tiene que pedir disculpas y Celia contesta que no tiene nada que perdonarla.
Cata: Sí. Creo que sí. Cuando he escuchado cómo esa señora hablaba de ti, por ser como eres, he sen… he sentido VERGÜENZA.
Celia: ¿Vergüenza por qué?
Cata: Porque ahora entiendo cómo te sentiste cuando… yo misma te di la espalda. Lo siento.
Celia: No te preocupes. Las palabras de Bruna me duelen, no puedo evitarlo, pero sé que vienen por la ignorancia.
Cata: Pero esa ignorancia está en todas partes.
Celia: Sí. Pero llegará un día en que… en que todos nos aceptemos tal cual somos, sin prejuicios.
Cata: ¿De verdad lo crees?
Celia: Sí, sí lo creo. También creo que la gente como Bruna necesita… TIEMPO… para entender que hay gente distinta y que no por eso pasa nada.
Cata: Eso es lo que perseguimos, ¿no?
Celia: Justamente, Cata. Esto es por lo que luchamos mañana.
Cata: Mañana empieza la rebelión.
Celia: Sí. Eso es.
Al día siguiente, Celia está ejerciendo de maestra con Benito, están con la tabla de multiplicar del 3. (Celia está irresistible con su pelo recogido de aquella manera, sus gafitas y su lápiz ?) El chaval ha hecho bien la lección y como Celia está muy contenta porque ve que está aprendiendo a buen ritmo, le dice que está pensando en presentarlo en los próximos exámenes de reválida. Celia está recogiendo sus cosas porque tiene una cita ineludible y el chico le pregunta que si es que ha quedado con su novio (¡si tú supieras, enano!)
Al rato, vemos a Celia repasando el discurso cuando llega Cata con las octavillas recién sacadas de imprenta. La maestra, se sube a un cajón que tenía preparado y empieza con el discurso mientras Cata se dedica a repartir las octavillas entre las presentes. En imágenes intercaladas con el discurso de Celia, se ven unas manos y una bomba meterse en una caja y acto seguido dejarla a un lado de donde está nuestra chica hablando. Cata se pone delante de la caja para que nadie la vea, y pienso ¿de qué coño va esta tipa? ¿No le daba miedo poder hacer daño a alguien? ¿Actúa a espaldas de Celia? ? y cuando acaba la escena ¡¡¡vemos como Celia está compinchada con el asunto!!! ¡Moooooadre del amor hermoso!
Después del discurso, Celia y Cata se acercan a unos contenedores y enciende la mecha de la bomba. Cuando se están alejando, una mujer sale de una casa justo enfrente de los cubos y Cata se acerca para que la mujer se aleje cuando… ¡¡¡BOOM!!! ??????el estallido alcanza de pleno a Cata y Celia lanza un grito desgarrador… ¡¡¡CATAAAAAAAA!!!
A la mañana siguiente, Celia se acerca al hospital para saber cuál es el estado de su amiga; Cristóbal le dice que ha pasado toda la noche inconsciente, pero que no la han operado. Al médico lo que realmente le preocupa es que la costurera pueda tener heridas internas. También le comenta a la maestra que la policía está investigando lo ocurrido y que creen que pueda ser un golpe anarquista, con lo que Celia flipa un poco, pero también es un alivio… De repente, Benito entra en la habitación y el médico se va a seguir con la ronda. El chico le pide explicaciones a la maestra, él sabe que ha sido un atentado sufragista, y ella se lo toma fatal, porque se lo toma como si la estuviera culpando a ella directamente, le hace creer que Cata está así por su culpa, pero enseguida Benito le hace ver que no, que él está allí para ayudarla (está enamorao hasta las trancas y haría lo que fuera por la maestra) Celia le dice que si de verdad le quiere ayudar, lo que tiene que hacer es irse a casa y no hablar con nadie de lo que han dicho en esa habitación.
Más tarde, cuando Celia se dirige hacia su casa, Velasco la está esperando en las escaleras para hablar con ella. Su cara es de pocos amigos. Lo que él no sabe es que Cata ha sido afectada de pleno con la explosión. Insinúa que si le ha pillado de pleno la explosión es porque igual tiene algo que ver con ello, Celia enseguida le dice que ha sido un ataque anarquista, pero el inspector no es nada tonto y sabe que esa noticia es totalmente falsa. Le pide a su amiga, que por favor, se mantenga alejada de las sufragistas, y sobre todo, de cualquier acción violenta que puedan hacer, ya tiene suficiente con tener un amigo en la cárcel y no soportaría que la maestra acabe ahí también.
Por la tarde, Celia se acerca a la Villa de París donde están la usurpadora y Antonia hablando. La maestra se ha acercado a informarles del motivo por el cual Cata no ha ido a trabajar. Úrsula le da las gracias a la maestra por haber ido a informarlas, pero sobre todo, por haber ido a la tienda.
A la mañana siguiente, Celia está desayunando mientras lee el periódico. Entran Salvador y Diana hablando sobre las niñas, que están malitas. La maestra se interesa por el estado de salud de sus sobrinas, pero la conversación toma otra dirección cuando Salvador coge el periódico y lee la noticia publicada sobre las sufragistas. Diana le pregunta a su hermana que si ella sabía de la noticia y Celia se hace la desentendida, se pone a la defensiva, ella es sufragista pero sería incapaz de realizar actos violentos para hacerse escuchar (¡Já! ¡No te lo crees ni tú, Celia!) Salvador y Diana le dicen que las bombas son muy peligrosas y que se usan para matar personas. Aquí a Celia le entran todos los remordimientos que no ha tenido a lo largo de estos días y parece ser que por fin se da cuenta de que por hacerse oír casi se queda sin amiga. Esperemos que le haga reflexionar y cambien de actitud.
Celia está visitando a Cata en el hospital cuando aparece, otra vez, el cansino de Benito. (¡¡ojú quillo, estate quietecillo en casa ya!!) Al menos el chaval no va con las manos vacías; le lleva una flor para que tenga algo bonito que ver mientras cuida de Cata y también una manzana, para que pueda alimentarse. Celia le da las gracias y le dice que no se preocupe tanto por ella y que lo haga más por sus estudios. Saca la maestra que lleva dentro y le explica que si de verdad la quiere ayudar, que se tiene que ir a casa a estudiar. El chico no se lo toma del todo bien, pero le hace caso y se pira, de repente, ¡Cata se despierta!
Celia actúa cual enfermera (como bien le enseñó SU AMOR, AURORA) y le hace una rápida evaluación, si sabe cómo se llama y qué hace en el hospital. La costurera sabe cómo se llama pero no porqué está ahí. Celia le pregunta que si se acuerda de la bomba y Cata cae en lo sucedido. Lo primero que hace es preguntar por la otra mujer, Celia le dice que está bien y Cata se queda conforme. Celia intenta hacerle ver lo positivo de lo ocurrido y es que por fin hablan de ellas en los medios, mientras que Cata está totalmente en desacuerdo, ella no ve nada positivo en lo que ha pasado, podían haber matado a una mujer inocente, ¡¡incluso ella misma ha podido morir!! En pleno auge de la conversación, ¿quién hace su aparición? Sí, lo habéis adivinado, el pesado de Benito. Celia se enfada porque no le ha hecho caso, pero se lo quita de encima rápido, le pide que vaya a buscar a Cristóbal. Antes de que el doctor haga su entrada, Celia le pide a Cata que de lo que han hablado, ¡CHITÓN! y la chica parece que le hace caso.
Al final del día, Salvador le está echando la chapa a Benito cuando de repente aparece su hada madrina, sí, correcto, CELIA. Ella le hace ver a su cuñado, que Benito es muy aplicado, pero que de vez en cuando, la gente necesita un descanso, y el chico pues, en el suyo, se fue al hospital por si podía servirle de ayuda a la maestra. Salvador y Diana le habían buscado un profesor particular a Benito, pero éste, con eso de estar junto a su “enamorada”, pues no se ha presentado a la clase, entonces Celia le dice a su cuñado que si es necesario, ella se hace cargo de la situación y ayudará a estudiar al chico y le “restregará” en los morros que va a aprobar la reválida, que los resultados hablarán por sí solos.
Celia y Cata ultrajando el banquito de #Aurelia (bueno no, en realidad no es ese banco), a lo que iba, las chicas están en un banco hablando sobre lo ocurrido días atrás. Cata no se siente a gusto y decide dejarlo hasta que el grupo de mujeres cambie su forma de actuar. La costurera quiere que sigan hablando, que lo aprovechen a su favor ahora que los periódicos tratan el tema, pero Celia no está para nada convencida. Ésta, además, le dice a su amiga que “gracias” a lo que ha pasado, ha recibido una llamada del diputado Santiago Eslava (ese hombre que las citó para hablar de sufragismo y poder llevar su causa a las Cortes pero que al final no cuajó) Celia es optimista, cree que en esta ocasión SÍ van a ser escuchadas; le pide su apoyo a Cata pero esta se niega en rotundo (lo mejor que haces, chica)
Más tarde, Celia se encuentra en casa dando clase a Benito. La maestra le pregunta al alumno que le conjugue un verbo, pero el chaval está en Babia, Celia se da cuenta y consigue que Benito vuelva a este mundo. Se nota que ninguno de los dos está en lo que tienen que estar, por lo que la maestra da la jornada por concluida, ella está un poquito nerviosa por su charla en el Congreso.
Ahora bien, los espectadores estamos tan “contentos” viendo las demás tramas cuando Diana recibe una llamada en la casa familiar y le comunican que su queridísima hermana ¡¡¡Celia ESTÁ EN LA CÁRCEL!!! ¿WHAT? ¿Cómo hemos llegado a esto? Pero sí, así es, Celia y el resto de sufragistas se encuentran encarceladas, según Celia, la policía no tiene pruebas contra ellas, pero seguro que se las inventan. En la escena está hablando con Velasco, que intenta meterla en vereda, pero no hay forma, la maestra tiene sus convicciones muy sólidas y nadie va a conseguir que cambie de opinión.
Y así acaba la cosa, Celia y sus compañeras metidas en la cárcel sin saber por qué. Espero que esta situación acabe lo antes posible, porque estamos entrando en una dinámica que no me está gustando nada. Vosotras qué creéis, ¿¿Celia está actuando bien o se está equivocando??
Creo que Celia se equivocó, debio de hacerle caso a Cata. Yo pienso que la señora que estaba cerca de la explosión la reconoció tal vez. He mirado unos episodios de la historia de Celia y a veces no avanza la historia. Gracias por el resumen.