La última vez que hablamos de Batwoman literalmente dimos un salto a un futuro nada prometedor que Kate prometió cambiar. Pero me temo que no hemos terminado con los saltos temporales, porque apenas nos estábamos aclimatando al futuro distópico y oscuro cuando volvemos atrás para iniciar una nueva historia llamada Fear and Loathing que, tan solo con ver la portada del cómic ya nos dice por dónde van los tiros si son fans de los villanos de Gotham.
Nuestro cómic comienza poniéndonos al día con lo que ha pasado en la vida de Kate Kane durante este tiempo que no nos hemos visto. Y créanme, ha sido mucho. Batwoman ha andado viajando por todo el mundo detrás de los pasos de los Many Arms of Death. Tokio, Tehran y ahora toca el desierto del Sahara hasta donde se ha desplazado para buscar a otro malandro que se hace llamar «la aguja».
Las cosas no le salen nada bien porque casi que apenas llega y le tiran el avión de un misilazo. Pero la mujer escapa loca porque no será un misil lo que termine con la pelirroja. Eso sí, en lo que se le acomodan las ideas de repente nos vemos en medio de un recuerdo del pasado en el que está en la cama con Safiyah.
Las dos están bastante acarameladitas cuando se aparece Rafael a interrumpir el momento. Igual no lo culpemos a él que solo es el mensajero, el problema de fondo es que hay un jefillo llamado Maksim que está medio nerviosón porque tiene la sospecha de que su hija se lo quiere cargar para ocupar su puesto. Si es que ya decía mi abuela que cría cuervos y te sacarán los ojos.
Safiyah le dice que en nada baja, pero que le puede ir diciendo que se relaje porque ella tiene todo controlado y no hay nada de que preocuparse, pero mientras se lo dice, nosotros vemos un jardín y unos lobos con heridas misteriosas sangrando. ¡Da mal rollito todo!
Volvemos al momento actual para ver a Batwoman levantarse como puede, de momento sobrevive pero una no cae del cielo así y sale como si nada, así que unos cuantos dolores la acompañan, encima se le aparece el chamuco en forma de soldados.
Encima no son soldados cualquiera, son agentes de la colonia que no me pregunten por qué pero son medio changos peludos en plan el Planeta de los Simios. No me pregunten por qué porque yo tampoco entiendo nada, pero lo veo con mis propios ojos. Igual Kate no se va a poner a averiguarlo, así que les da con todo y en medio de la pelea anda cuando escucha a su padre intentar contactar con ese escuadrón pero obviamente los changos no le responden. Kate intenta contactar con él en medio de la trifulca y solo alcanza a escuchar un «no te acerques a la tor…» cuando una tormenta de arena engulle a Batwoman y la manda a freír espárragos.
Cambiamos de escenario otra vez para ver a Kate reencontrándose con su hermana gemela, Bette en Suiza. Kate está preocupada por ella, pero Bette le asegura que nunca ha estado mejor. Vive en paz y tranquila, incluso le permiten cuidar el jardín y es algo que le encanta. Kate le ofrece como consejo que tenga cuidado con los lobos y yo ¿ein? Esta mujer está flipando pero no, resulta que cuando vivía en Coryanna, Safiyah tenía un jardín y como le gustaban los lobos pues metió ahí unos cuantos. Todo muy bonito hasta que empezaron a cortarse con las espinas de las rosas, algo que llevó a que se les infectara la piel.
Las cosas se complicaron tanto que Safiyah tuvo que cazar y sacrificar a todos los lobos. ¡Un drama de los grandes! Y las cosas se ponen aún más raras cuando vemos a Bette con un disparo en la cabeza decirle a Kate que sabe que no la sacrificará como a los lobos. No puedo evitar pensar que todo este rollo de los lobos es una metáfora, pero mentiría si dijera que no estoy del todo confundida con lo que está pasando.
Volvemos al presente para ver a Kate caminando en el desierto. La tormenta ha terminado y no queda ningún soldado de la colmena vivo. No tiene idea de donde ir, ni manera de regresar a la nave, así que lo único que se le ocurre es utilizar el rastreador del casco de uno de los soldados para dirigirse hasta el sitio que tenía preprogramado. ¿Dónde será? Ni idea, pero seguro mejor que morir de sed en medio del desierto.
Cuatro horas después de caminar bajo un sol abrazador por en medio del desierto con un traje de cuero negro, Batwoman está a punto de morir deshidratada. Como una mujer que ha caminado por las dunas de Maspalomas a las doce y con el sol pegando a tope en el verano sé que no es una experiencia agradable. Y entonces, como salido de la nada aparece un Oasis. Y yo ya no sé si es que Kate está flipándolo por aquello de que el sol le está chamuscando el cerebro, pero parece que no porque tiene mente como para pensar que puede ser una trampa. Igual se toma el agua porque si no iba a morirse así que ya se verá luego que pasa.
Y seguro que pasa porque en cuanto se bebe el agua Kate empieza a alucinar.
Nuestra heroína se ve en medio del jardín de Coryanna, pero en lugar de ser el lugar idílico que sabemos que era, es una especie de infierno lleno de lobos muertos y monstruos listos para terminar con ella. Y mientras ella alucina nosotras vemos de fondo que «La Aguja» es en realidad el mismísimo doctro Dr. Crane mejor conocido en el mundo del hampa de Gotham como: El Espantapájaros.
Llegados a este punto ahora tengo la duda de si la mitad de las cosas que hemos visto han sido verdad o parte de los juegos mentales de Crane con Batwoman. ¡No puedo esperar a descubrirlo! Las espero el próximo número de Batwoman para analizarlo.
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A ver el día que tenga tiempo si le puedo meter mano a esta colección 🙂