En todos sus años de ejercicio profesional, jamás el doctor Cantú se había enfrentado a un reto como el que supone su nueva paciente. Eva de los Llanos se encuentra ingresada en el hospital, recuperándose de las lesiones sufridas en un gravísimo accidente de tráfico. Sin embargo, no son sólo heridas físicas las que la aquejan. Y parte del trabajo del doctor Mauricio Cantú es precisamente ese: ayudar a Eva con su convalecencia emocional.
El accidente ha sido muy grave desde varios puntos de vista. Por un lado, fue muy aparatoso y el precioso Jaguar que Eva conducía ha quedado hecho un acordeón. Por otra parte, el choque se produjo a gran velocidad y ocasionó otra víctima: concretamente, un chaval de quince años que fue atropellado. El accidente sucedió de una manera extraña, lo que puede inducir a creerlo producto de imprudencia homicida o de ansias de suicidio.
Por tales razones, resulta obligado realizar una evaluación psiquiátrica de la conductora ocasionante de los hechos. Y para eso está el doctor Cantú.
Al principio, Eva se muestra desconfiada, huraña y poco receptiva a las palabras del psiquiatra. No sale de un terco mutismo, que produce en el médico bastante desánimo y la certeza de que bien poco va a conseguir con sus sesiones terapéuticas. Pero poco a poco, quizás por la propia necesidad de desahogo de la paciente, Eva empieza a hablar.
Así comienza “Sólo a ella” y con esta estructura narrativa tan original, la historia se desarrolla a lo largo del “flash-back” que constituyen las confidencias de Eva. Nuestra protagonista va desgranando capítulo a capítulo, sesión tras sesión, las vivencias que finalmente la han llevado a la situación en que se encuentra.
De este modo, Eva nos irá mostrando cómo en un momento dado su personalidad independiente no se conformó con el esquema existencial que le venía impuesto por su familia y por su novio Camilo. Ella necesitaba salir temporalmente de su ciudad natal en México y airearse un poco.
Una idea se forjó rápidamente en su cabeza: quería pasar un curso en Toronto (Canadá). Ello le permitiría ampliar sus horizontes académicos y profesionales, a la par que tomar contacto con una cultura diferente. Es un proyecto que le apasiona, pero que pronto recibe las críticas y oposición de sus seres más cercanos. Especialmente de Camilo.
Camilo, su novio formal, teme que la estancia en el extranjero de Eva la aleje de él. En el fondo, necesita tenerla controlada. Pero calcula muy mal, porque la joven no es de las que se dejan dominar fácilmente. Todo lo contrario: su rebeldía natural la impulsa más bien a llevar la contraria y basta que todo el mundo se ponga en contra del viaje, para que a ella le apetezca todavía más.
Toronto resulta ser toda una aventura, una experiencia única que marcará para Eva un antes y un después en su vida. Allí conocerá gente muy diversa, completamente diferente a lo que ella está acostumbrada.
Y dentro de esas nuevas amistades, brillará una muy especial: Hope. Hope constituye un punto y aparte, que ayudará a Eva a descubrir aspectos de sí misma que ignoraba hasta el preciso instante en que la conoció y convivió con ella. En realidad, Hope será una especie de bomba que hará explotar sus cimientos desde el propio centro.
“Sólo a ella” es una novela de crecimiento personal, en la que su protagonista principal encuentra su verdadera esencia, algo desvaída por la influencia de una familia adinerada y ultra-conservadora. Sus padres y hermanas, al igual que Camilo, profesan la religión católica de un modo bastante beligerante, lo que limita bastante su amplitud de miras. Pero, como en todas las familias, por fortuna la situación no es monolítica y el hermano y, sobre todo, su abuela Margarita, ya son harina de otro costal y poseen una mente más abierta. Este consejo es de Margarita:
No permitas que nadie enjaule tu alma aventurera, hija. Tú necesitas a alguien igual de libre que tú.
Pero, con todo, parece innegable que el ambiente general que rodea a Eva no es el más propicio ni comprensivo para aceptar ciertas características de su personalidad que descubrirá durante su estancia en Toronto. Ya podéis imaginaros de qué se trata.
Esas nuevas características recién reveladas ocasionan al principio no pocos conflictos y dudas existenciales dentro de su cabeza. No en vano, Eva ha recibido una educación fuertemente impregnada de valores religiosos tradicionales.
Algunas imágenes regresaban a mi mente una y otra vez: la ternura que había encontrado en sus labios, la sensualidad de su vientre, la dulzura con la que sus dedos acariciaron mi piel. ¿Por qué nada de eso me causaba rechazo o asco? ¿Por qué lo encontraba como algo bello, si estaba consciente de que estaba mal?.
Estamos ante una novela dinámica, que se lee con agrado y que mantiene el interés vivo de principio a fin. En especial, su propia estructura (basada, como ya hemos dicho, en las confesiones de Eva a su terapeuta) le otorga un ritmo diferente y deja que el hilo argumental se desarrolle despertando la intriga por lo que va a suceder o por las razones que motivaron que los hechos ocurrieran de un modo concreto.
Por otra parte, la trama resulta interesante y variada, recorriendo diferentes escenarios y etapas en el progreso del crecimiento personal de Eva y las actuaciones del resto de los personajes. Los acontecimientos se desenvuelven con agilidad y el ritmo de lectura es fluido y cómodo. La verdad es que se pasa un rato agradable leyendo “Sólo a ella”. Que la disfrutéis, si os apetece.