Siempre hay tiempo para un abrazo
Recuerdo cuando se me congelaban las emociones por tanta tontería y tú me arropabas con tu mejor mantra. Me decías siempre hay tiempo para un abrazo.
Considero que eso es válido para todo. Siempre hay tiempo para una gota de paciencia o una palabra. Para un ¿cómo fue tu día? lleno de detalles y para un insípido buenas noches, espero que te calles.
Siempre hay tiempo para disfrutar con nuevas amistades del humo de la brisa y para (es)fumar el aire de una sonrisa.
Aunque esté cansada o agobiada, libre u ocupada, siempre saco un segundo para mandarte ese cariño que, a veces, da vergüenza reconocer que se necesita. Una fracción entre el trabajo para que tu sonrisa no mire hacia abajo. Un espacio milimétrico dentro del encuentro con los amigos para desearte un suave descanso y que todos ellos sean testigos. Un momento muy leve para que no te sientas sola si por tu rostro llueve.
No me importa que, a veces, escueza dar mucho y no recibir lo esperado. Continúo sacando siempre tiempo para un abrazo a tu lado.
Lo siento
Lo siento, creo que eres estupenda tanto a oscuras como cuando brillas.
Lo siento, me fascinan tus miradas a hurtadillas.
Lo siento, tus ojos titilan insaciables sobre la Luna.
Lo siento, me hablas y soy más afortunada que ninguna.
Lo siento, cometes errores y me duele.
Lo siento, sobre todo, en las melodías nostálgicas de tu ukelele.
No te estoy pidiendo perdón. Tampoco me disculpo. Mucho menos me arrepiento de nada. Digo lo que siento con su contexto positivo. Lo siento. Lo siento bien dentro, en esa parte que todos guardamos y a la que pocos nos asomamos.
Lo siento aquí dentro.
Te siento aquí dentro.
De mayor, quiero ser feliz
Ya es bastante duro ser siervo del dinero para vivir.
Quiero ser capaz de no guiarme por la codicia del dinero, sucio dinero. Saciarme de detalles y momentos inmortales, que ese sea mi tesoro y no el dinero, macabro dinero. Alegrar mis oídos al escuchar el eco metálico de aguas manantiales, no el tintineante aullido del dinero, estruendoso dinero.
Pasar con lo justo y beber la sabiduría de la Vida sin ahogarme por la coacción apremiante del dinero, censurable dinero. Prefiero sentir la presión de hacer malabares con calderilla que construir figuras y torres de monedas y billetes, amontonando más y más dinero, absurdo dinero.
Me llena más mezclar mantequilla y harina barata que amasar sin escrúpulos tanto dinero, asqueroso dinero. Escalar una montaña modesta con mis escasos recursos que atesorar montañas de dinero, amoral dinero. Opto por alardear de contar nuestros cabellos plateados mientras nos abrazamos antes que enumerar la plata del dinero, puto dinero.
En el fondo, todos sabemos que la causa de tanta violencia es por culpa del dinero, opresor dinero. Ya es bastante duro ser siervo del dinero para vivir. Aunque me suponga ser objeto de burla, de mayor quiero ser feliz. No entra en mis planes dar prioridad al dinero, dependiente dinero.