Giovanna di Rossi es una ebanista que tiene un puesto en el mercado de Rialto (Venecia), en el que vende objetos de artesanía junto con su amiga Angelina. Ambas viven en la Venecia renacentista, aunque en realidad Giovanna tiene fijado su domicilio en La Giudecca (que es otra isla en la laguna de Venecia, aunque no propiamente Venecia). Pero como queda muy cerquita, podemos decir que la acción se desarrolla en su mayoría en Venecia. Giovanna vive con un perro y un caballo.
Su infancia ha sido bastante desgraciada, pero ahora las cosas le van muy bien. En realidad, a Angelina la conoció cuando ambas eran niñas y estaban recluidas en una institución religiosa opresiva y de métodos educativos dudosos y represivos. Allí también conocieron a la perversa Vittoria, una chica despótica y de mente desequilibrada.
Gio (que así llaman los amigos y conocidos a la ebanista) pronto conoce a Francesca Vitelli. Francesca acaba de llegar de Florencia siguiendo a su rica familia, que traslada su residencia a Venecia. Pero Francesca es muy desgraciada porque la van a casar a la fuerza con un mentecato llamado Lorenzo, que además es medio psicópata (o psicópata entero, porque tiene unas reacciones agresivas que se pasan de la raya: no es lo que hace quien habitualmente consideramos un simple idiota soberbio).
En cuanto se ven, Gio y Francesca se enamoran. Por su parte, Angelina tiene a su vez ocupado su corazón con otra chica, que trabaja felizmente en la trattoria más famosa y respetada de toda la ciudad.El flechazo en realidad no es tal. Se trata más bien de un acontecimiento esperable, porque Gio y Francesca están destinadas a encontrarse. Luego volveremos sobre el tema.
Su relación, como también es de esperar, resulta de lo más conflictiva. Lógicamente, en los tiempos renacentistas (o más concretamente la Edad Moderna, que según algunos historiadores comienza oficialmente en 1492 y según otros en 1453, con la toma de Bizancio), las lesbianas no estaban muy bien vistas que digamos. Por ello, habrá que sufrir.
La pareja pasa por una serie de aventuras que explicitan lo complicado de vivir el amor en tales condiciones, que además tiene igualmente en contra la diferencia social que también tiende a separarlas. No obstante, ellas están muy dispuestas a todo con tal de estar juntas. Incluso a escaparse de casa, luchar en la calle o esconderse.
Como acabamos de decir, la novela describe las aventuras amorosas de estos personajes en un marco que, en principio, resulta ideal para una historia romántica. A pesar de ello, la localización en Venecia dota de colorido al relato en pocas ocasiones, como en el capítulo donde la ciudad vive su famoso carnaval.
Podría decirse que el centro de la narración lo ocupan los personajes y las acciones que llevan a cabo. Quizás por ello, como hemos señalado, la ambientación veneciana se limita a situaciones en el mercado de Rialto y la interacción con los clientes y la vecina del puesto de venta, alusiones a la necesidad de utilizar góndolas para el transporte a La Giudecca (que en la novela se denomina “Isla de Giudecca”) y al Lido y la referencia a Venecia como “La Serenissima Republica de Venecia”. Por cierto, hay que aclarar que Italia como tal no existía en aquellos momentos; y mucho menos “la República Italiana”, como se afirma en la novela. El territorio que ocupa Italia desde su unificación era entonces un conjunto de varias ciudades-estado (como Génova, Milán, Florencia o la propia República Veneciana, por ejemplo) y reinos diferentes (entre ellos Nápoles y los Estados Pontificios).
Los diálogos protagonizan la técnica empleada y son largos. También hay un pequeño número de capítulos breves que utilizan el diario como forma de expresión y, por consiguiente, la primera persona narrativa. Se trata de páginas sueltas de los diarios de Gio y Francesca, respectivamente.
“Caleidoscopio” plantea una historia romántica situada en un contexto pseudo-histórico, del que toma principalmente una serie de situaciones conflictivas derivadas de la falta de comprensión en la época ante la posible relación amorosa entre dos chicas. De ello surge, inevitablemente, el drama.
El amor de las protagonistas tiene un componente trascendental que sirve para aligerar algo estas consecuencias dramáticas. Y es que, suceda lo que suceda, Gio y Francesca están unidas por un hilo invisible y eterno que persiste en el tiempo y traspasa las épocas históricas.
En consecuencia, siempre se acabarán encontrando y la muerte no tiene, por tanto, demasiada importancia. Aunque, lógicamente, sufren mucho por lo que acontece. Para subrayar este estado de cosas, los personajes a veces tienen algún tipo de visión que pretende conectar el presente con el futuro, etc. Esto lleva a que a Guio se le representen figuras de soldados nazis en alguna ocasión.
Resumiendo, “Caleidoscopio” es una novela con un argumento que la sitúa típicamente dentro de la órbita de las novelas de amor enmarcadas en un contexto exótico y con situaciones de drama. La trama es muy sencilla y se articula siguiendo las aventuras de los personajes y los diferentes conflictos que van surgiendo. Resulta, por tanto, una lectura que quizá podría satisfacer las expectativas de quien busque una historia simple y enfocada en el romanticismo ligero.