Una de las cosas que siempre me ha hecho sentirme conectada con el cómic en general y con los cómics lésbicos en particular, es su habilidad para tocar historias que en televisión o cine aún no pueden materializarse. Laura Dean me ha vuelto a dejar es un ejemplo perfecto de esto, porque nos cuenta una historia que no solemos ver de manera habitual.
Generalmente, cuando hablamos de una historia de amor entre lesbianas, está relacionada con salir del armario o esa química previa antes de la relación. ¿Pero qué pasa cuando ya estás en medio de una y no es necesariamente lo que esperabas? Eso es precisamente lo que le pasa a Frederica «Freddy» Riley.
A Freddy se le abrió el universo cuando conoció a Laura Dean. La chica más guay de la escuela, guapísima, interesante, enigmática. Todo el mundo quiere salir con Laura Dean y sin embargo, se ha fijado en ella. Es como un sueño hecho realidad, o al menos eso podría parecer por encima. Porque cuando nos adentramos en su relación descubrimos que Freddy está constantemente triste y en gran medida es porque Laura Dean rompe con ella regularmente.
Su corazón está hecho cachitos y su autoestima también porque algo estará haciendo mal ¿no? ¿Por qué su novia la trata así de mal?
Laura Dean puede ser un sueño vista de lejos, pero como novia es una pesadilla. Le pone los cuernos a Freddy cada vez que puede, la manipula psicológicamente y la utiliza cuando le resulta conveniente. Pero el verdadero problema está en que después de dejarla hecha añicos, siempre regresa. Así que Freddy, que es una joven de 17 años, está atrapada en un círculo vicioso del que no sabe como salir.
Algo que se ve reflejado en diálogos tan interesantes como el que su mejor amiga Doodle tiene con ella para intentar hacerle ver que hay puertas que solo una puede cerrar o abrir.
Doodle:¿Sabes? El otro día leí que un señor en Ohio se quedó encerrado en su casa y utilizó un hacha para hacer un hoyo en su puerta. La policía llegó y le dijo que su puerta siempre estuvo abierta….
El problema radica en no todo es malo. Si así fuera sería fácil para Freddy deshechar lo que tiene con Laura y cambiar de aires. Pero cuando está con ella todo parece de color de rosa, el sexo es fenomenal y ¿quién no quiere ser el foco de atención de Laura Dean durante un rato?
¿Sabes esas personas que están llenas de luz pero con el tiempo te das cuenta de que siempre brillan porque asfixian a los demás? Pues este cómic va sobre madurar y descubrir qué es el amor. Sobre amistad y saber ser una buena amiga y sobre todo sobre cómo aprender a quererse a una misma.
Laura Dean me ha vuelto a dejar está escrito por Mariko Tamaki y las ilustraciones han corrido a cargo de Rosemary Valero-O’Connell. Es precisamente esta última quien quiso explicar su intención a la hora de explorar con su arte esta historia en una entrevista con The LiLy.
Siempre quise trabajar en un romance, específicamente un romance LGBTQ. Creo que hay ver dos personas enamorarse es algo que quieres ver como persona queer. El típico romance sigue este hilo: Una chica, conoce a otra chica y se enamoran. Pero pensé que sería interesante cambiar la perspectiva un poco más allá de conocer a la chica de tus sueños y enamorarte. ¿Qué pasa tres meses después cuando descubres que no es esa persona que creías o que ignoraste que fuera todo este tiempo?
Aunque es un cómic que habla sobre momentos muy duros no es necesariamente deprimente. Yo diría que es más bien melancólico. Además, me llamó mucho la atención que la historia jamás se fue por los derroteros clásicos y es refrescante ver historias diferentes. Sobre todo cuando estas están protagonizadas por mujeres lesbianas.
Les recomiendo mucho que se den la oportunidad de leer la historia. A mí me ha resultado muy refrescante y diferente. Yo compré la edición en inglés porque es más barata, pero hay una versión física en español que es un poco más cara pero que ya les digo que vale la pena.